Por Luis Hernández Navarro
Los estudiantes de la Universidad Iberoamericana de la ciudad de México han inaugurado un nuevo recorrido turístico dentro de las instalaciones de su escuela: el Peñatour. Quien efectúa el trayecto se traslada por cada uno de los rincones en los que estuvo Enrique Peña Nieto, el pasado 11 de mayo, incluido el baño en el que tuvo que guarecerse ante los airados reclamos de cientos de indignados jóvenes.
Los estudiantes mexicanos de posgrado que viven en Berlín, Alemania, no han inaugurado aún un recorrido similar, pero tienen muy presentes los dos días de protestas que muchos de ellos protagonizaron contra la presencia del presidente electo en ese país. Entre el 11 y 12 de octubre efectuaron seis manifestaciones, la más grande de 250 personas, frente a la embajada de México, el hotel donde el político se hospedó y lugares históricos, como la Puerta de Brandeburgo.
En sus demostraciones no se cansaron de gritar que con Peña Nieto no hay democracia en México y denunciaron las violaciones a los derechos humanos cometidas en San Salvador Atenco. Sus acciones obligaron a modificar la gira del presidente electo. Acciones similares se realizaron en ciudades como Munich, Santiago de Chile y Buenos Aires, Argentina.
Cada joven que se identifica con el movimiento #YoSoy132 tiene historias similares que contar. Sus relatos son muy parecidos a los que narran quienes participaron en el movimiento estudiantil-popular de 1968 o al de los rescatistas durante los sismos de 1985 en la ciudad de México. Cada una de sus narraciones está marcada por la convicción de haber vivido un momento excepcional de nuestra historia, y de haber hecho lo que tenían que hacer. Como asegura un aspirante a doctor en Munich: estar lejos no nos exime de nuestra responsabilidad por cambiar nuestro país.
Con 97 testimonios similares, 73 de ellos de jóvenes estudiantes, el equipo de Desinformémonos, coordinado por Gloria Muñoz, elaboró el libro#YoSoy132: voces del movimiento. Sus palabras nos llevan a dar una apasionante vuelta al mundo de la revuelta juvenil en 165 días. Las entrevistas se efectuaron en agosto, septiembre y octubre de este año.
El libro es un producto colectivo. Además de la coordinadora editorial trabajaron en su realización seis reporteros y editores y colaboraron otras seis personas más, todos jóvenes. A pesar de la diversidad de voces que se recogen y de manos que intervinieron en las labores de corte y confección, el volumen conserva ritmo y cohesión interna. Rematan la obra tres espléndidos artículos de Adolfo Gilly. Fue publicado por Ediciones Bola de Cristal.
#YoSoy132: voces del movimiento es un ejercicio de periodismo de intervención, ajeno a cualquier pretensión de neutralidad profesional. Sus autores están comprometidos con el movimiento y no esconden su opción. Varios participaron activamente en sus marchas y protestas.
La obra ofrece una visión panorámica de la primavera mexicana, desde la visita de Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana hasta su expansión fuera de las fronteras de nuestro país, en una red no vista desde la construcción de las redes de solidaridad con el zapatismo. Dibuja un panorama de conjunto de uno de los acontecimientos político-sociales capitales del último año, de manera apasionada y apasionante.
Cada uno de sus testimonios está lleno de perlas informativas, relativamente poco conocidas, pero que proporcionan una imagen del movimiento y sus circunstancias novedoso.
Por ejemplo, Anna Roló, estudiante de licenciatura de la Ibero que participó en las jornadas del 11 de mayo, cuenta lo sucedido ese día: “Luego estuvo la bonita pregunta de un chico que le dice: ‘¿qué va a hacer usted con las anomias?’ Peña Nieto le contesta: ‘perdón, ¿te puedes regresar?’ El chico se aleja cinco pasos del micrófono y Peña dice: ‘¿qué son las anomias?’ En el streaming se escuchó hasta afuera ¡Uuuuh!, con el grito de, ¡que le expliquen; pásenle un diccionario!”
Rodrigo Serrano completa la narración de Anna. Peña Nieto –cuenta– terminó su respuesta diciendo: bueno, en el estado de México invertimos en carreteras, en el estado de México durante mi gobierno…, otra cosa, una cifra que no tenía nada que ver.
Quienes hablan en el libro lo hacen a título individual, dejando claro que su posición no representa un acuerdo de asamblea. Desde la acera de al lado, dan su punto de vista sobre el movimiento dirigentes sociales como Trinidad Ramírez, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra; Salvador Campanur, de la comunidad de Cherán; Santos de la Cruz, comisario de Bancos de San Hipólito, pueblo wixárika; Miguel Cruz, de Radio Plantón de la APPO, y José Humberto Montes de Oca, del Sindicato Mexicano de Electricistas.
Los testimonios responden a preguntas claves sobre el movimiento y la coyuntura. Los relatos no esconden nada. Las cartas están puestas sobre la mesa. Las distintas voces dan su punto de vista sobre las fortalezas y las debilidades del movimiento, su apartidismo, su concepción de la política, su visión sobre los medios de comunicación y las redes sociales.
#YoSoy132: voces del movimiento es un retrato hablado de una nueva generación que ha irrumpido en la arena pública con beligerancia, y que sobre la marcha está elaborando una nueva forma de hacer política. Sus integrantes desbordan frescura, inteligencia e imaginación. Quieren cambiar el país y tienen prisa por hacerlo.
El periódico El País entrevistó al escritor Juan Villoro sobre lo mejor y lo peor de la campaña electoral mexicana. “Lo mejor –respondió– ha sido el movimiento #YoSoy132. Eso trajo renovación e impulso crítico a una contienda deslucida y subrayó el papel negativo que la televisión comercial juega en la manipulación del consenso. Lo peor ha sido todo lo demás.” Con este libro, el lector tiene en sus manos un relato de conjunto sobre lo mejor que ha sucedido en la sociedad mexicana en los últimos meses, una ventana privilegiada para asomarse a un acontecimiento que obligó a modificar el guión que desde el poder se había escrito sobre los pasados comicios.
Fuente: La Jornada