Las maestras, alma de la resistencia

0

Por Sanjuana Martínez

Representan 61 por ciento del magisterio nacional, con un millón 60 mil maestras, y en la lucha de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) contra la reforma educativa constituyen la fuerza motriz que organiza, propone, decide, moviliza los cuadros intermedios y encabeza la resistencia.

Las maestras de Oaxaca de la sección 22 de la CNTE –unas 8 mil frente a los 6 mil maestros– abandonan sus casas para reivindicar sus derechos laborales en el Distrito Federal; dejan a sus hijos, comunidades y hogares. Llevan a cuestas 30 años de lucha magisterial, sin resignarse ni rendirse. Están decididas a seguir combatiendo la injusticia que las mantiene en la marginación.

La mayoría gana apenas 4 mil pesos quincenales. Son ellas las que conviven con las carencias cotidianas de las familias, el hambre de sus alumnos y padecen las condiciones de miseria de los planteles educativos que no tienen ni siquiera lo más elemental, como aulas, agua o luz.

Somos mayoría

Hace unos años su papel se reducía a cocinar para los compañeros y participar en las marchas; ahora se han convertido en auténticas guerreras que encabezan las marchas, forman parte de la toma de decisiones, movilizan las asambleas delegacionales y estatales, organizan a las bases y dan continuidad al movimiento: Somos mayoría. Nuestra participación es determinante. Antes sólo cocinábamos, ahora estamos en todas las diferentes fases de esta movilización. Es una lucha permanente para que se escuchen nuestras voces, agarramos el micrófono para canalizar nuestro enojo e impotencia. A veces vivimos el menosprecio a nuestro papel por el hecho de ser mujeres dentro del movimiento magisterial.

La que habla es Beatriz Picasso Pérez, de 43 años, miembro del comité ejecutivo seccional de la CNTE, que participó en el plantón rumbo al aeropuerto y lleva más de 20 días de movilización y advierte que no se irán porque su movimiento está más vivo que nunca a pesar del linchamiento mediático:

La mayoría de los medios de comunicación se han encargado de denostar nuestro movimiento porque forman parte de una política de Estado para acabar con nosotros. Pero lo hemos contrarrestado a través de diferentes medios, boletines y de nuestras voces en los taxis, restaurantes y en la calle. Así como hay gente que no está de acuerdo con nuestro movimiento, hay gente de otros sectores populares que creen en nuestra lucha y se solidarizan con nosotros con víveres, se acercan a los campamentos y se unen a las marchas.

Tiene dos hijos y es maestra desde hace 21 años. Actualmente imparte clases en una escuela de Villa Xaachila, una comunidad rural: Por un lado está nuestro deber de madres; sin embargo, yo he sensibilizado a mis hijos para hacerles ver que ellos son parte de esta lucha.

Lo más difícil, confiesa, es soportar las condiciones de vida durante las últimas semanas: Estar sobreviviendo con las lluvias, con las enfermedades; vivir a la intemperie, dormir en el piso, comiendo lo que medianamente cocinamos sin condiciones de higiene, soportar las necesidades económicas porque no nos están pagando… es sobrevivir día a día.

Lucha de las mujeres

Durante el conflicto magisterial de 2006 en Oaxaca fueron las mujeres quienes tomaron los medios de comunicación, entre ellos el Canal 9, porque manipulaban la información sobre su movimiento: Nosotros íbamos adelante para tratar de parar las tanquetas… cuando hay un desaparecido somos las mujeres las que salimos a la calle, cuando hay un esposo encarcelado somos las mujeres las que salimos a dar la cara y las que damos seguimiento en esta lucha, a pesar de toda la represión. Nosotras estamos aquí y, aunque nos dé miedo, lo tenemos que vencer, dice la maestra Yolanda, con 33 años de lucha magisterial.

Volvió a Oaxaca para ver a sus dos hijos un fin de semana y regresar a los campamentos de protesta en la capital de la República: Cuando nosotras nos vamos a la lucha, dejamos familia, hijos, casa, todo; incluidos nuestros alumnos que carecen de lo más elemental, desde material didáctico, hasta desayunos, porque hay niños que llegan a la escuela sin nada en el estómago.

Como maestras, madres y mujeres, dice que su gran reto es fortalecer su lucha y visibilizar sus voces: “Nos tachan de flojas, pero nosotras no tenemos un horario para trabajar. Nos afecta cuando nos gritan: ‘¡Pinches maestros, nomás nos están afectando!’… Nos tachan de revoltosos, vándalos, no miran la esencia de nuestra lucha, que es pugnar por un futuro mejor para todos los niños mexicanos; peleamos por que la educación sea pública y estamos contra la reforma porque los padres tendrán que pagar más dinero y la educación será de menor calidad”.

Explica que padecen el machismo dentro de la sección 22 porque tienen un comité seccional con 14 hombres y sólo dos mujeres: Las mujeres somos las organizativas, las que damos continuidad al movimiento.

Trabajo de género

Mireya Smith llevaba 17 días participando en las protestas magisteriales en el Distrito Federal. Ha llegado a Oaxaca para ver a sus tres hijos y sus nietos durante 24 horas. Tiene que regresar inmediatamente al campamento para continuar la lucha:Las mujeres siempre hemos estado participando como activistas, pero hemos tenido pocas oportunidades para obtener puestos de dirigencia. Hay mucho machismo, pero somos claves participando en las asambleas seccionales, lo que pasa es que no hay trabajo de género.

Asegura que la lucha de las mujeres le da fuerza a las acciones de resistencia civil: Los hombres a los lados y las mujeres al centro y nosotras hacemos tres filas. Somos más que ellos. Aportamos ideas, perspectivas para tomar pasos a seguir. Somos puras mujeres en mi delegación.

Están en una reunión y critican que en la comisión negociadora de Oaxaca no exista ninguna mujer: Nos afecta esa situación. No queremos desviar la lucha. Vamos a seguir más inteligentemente para mostrar nuestra fuerza en las bases y en los cuadros intermedios. Nosotros los movilizamos.

Es maestra de prescolar en la colonia popular Santa María y es directora del jardín de niños: En ese entorno hay violencia. La mayoría de la gente alquila porque viene de diferentes comunidades de Oaxaca. Los maestros tenemos un lugar clave en la formación de los niños. Hemos sido agredidos verbalmente en el Distrito Federal nos dicen: indios, nacos, apestosos, váyanse a su pueblo; nos dicen huevones e incluso no nos quieren alquilar habitaciones en los hoteles. Hemos sufrido mucha discriminación.

Silvia Juárez, de 49 años, con 29 años de lucha magisterial, llevaba 10 días en el DF y vino a ver a sus dos hijos durante el fin de semana: Las mujeres somos mayoría. Aportamos todo, pero los diputados y senadores han demostrado su corrupción e ignorancia. Esto nos deja un gran aprendizaje. Tenemos la fuerza de la razón y la verdad. Vamos a seguir. Nos sostiene el espíritu de lucha. Queremos progresar.

Fuente: La Jornada

Comments are closed.