Las autodefensas: divididas, cooptadas

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Apenas desaparecidas oficialmente el 10 de mayo, salieron a la calle con uniforme de defensas rurales y la violencia asomó una vez más.“Las corporaciones policiacas y militares están corrompidas, en tanto que las autodefensas están partidas”, advierten activistas

Por José Gil Olmos/ Proceso

Tras 15 meses de multiplicarse y avanzar en territorios que dominaban Los Caballeros Templarios, el sábado 10 las autodefensas michoacanas desaparecieron oficialmente y por orden del Gobierno Federal se transformaron en fuerzas rurales a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública estatal.

Así se cumplió la sentencia que el líder de uno de esos grupos y ex vocero de todos ellos, el doctor José Manuel Mireles, lanzó días antes de su destitución: que el movimiento ciudadano que ganó más simpatías en el país en los últimos años al combatir al crimen organizado, sería suprimido por considerarlo una amenaza para el gobierno de Enrique Peña Nieto.

No obstante, para el nuevo vocero de las fuerzas rurales, Estanislao Beltrán, “Papá Pitufo”, este cambio benefició al movimiento en su afán de limpiar a Michoacán del crimen organizado, porque lo depurará de la gente que buscaba su propio beneficio y le permitirá actuar libremente y con las armas en la mano para recobrar la paz en la entidad.

Beltrán confía que con la transformación de los grupos de autodefensa en defensas rurales se avance en la pacificación del estado, se evite el surgimiento de organizaciones paramilitares como las colombianas y se acabe con el crimen organizado, que fue el objetivo inicial del movimiento.

Pero apenas desaparecieron las autodefensas y salieron a la calle con uniforme de defensas rurales, la violencia asomó una vez más. El domingo 11 fueron encontrados los restos de cinco hombres asesinados en la colonia Santa Bárbara de Uruapan; entre ellos estaba Magdaleno Zarco Bruno, hermano de un integrante de las autodefensas de Uruapan.

El martes 13, en el camino viejo a Zumpimito, de la misma ciudad, Verónica Alejandra Romero Valencia, esposa del servidor público del área de urbanismo municipal Armando Gómez Mier, fue asesinada de dos disparos cuando hacía ejercicio.

Y el día siguiente, en una conferencia de prensa que ofrecieron en la Ciudad de México, comuneros indígenas de San Miguel de Aquila denunciaron que la violencia, los secuestros y la venta de protección continúan, pero ahora los llevan a cabo nuevos grupos criminales que desde octubre de 2013 se hacen pasar por autodefensas y son avalados por el comisionado federal para Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes.

El presidente del Comisariado de Bienes Comunales de Aquila, Octavio Villanueva Magaña, señaló que las acciones gubernamentales no han disminuido la inseguridad en la región, donde las supuestas autodefensas exigen cuotas mensuales de 700 mil pesos por darles seguridad.

No obstante el Gobierno Federal sigue exaltando sus avances en la pacificación del estado. Según la Comisión Nacional de Seguridad, desde el pasado 14 de enero —cuando entró en vigor el acuerdo para el apoyo federal de la seguridad en la entidad— hasta el 27 de febrero se detuvo a 675 presuntos delincuentes, se liberó a 10 víctimas de secuestro y se decomisaron 418 kilos de mariguana y 61 de droga sintética, así como 255 armas ligeras, 30 granadas y un lanzacohetes.

Al respecto el dirigente nacional de la Coordinación Nacional Plan de Ayala-Movimiento Nacional, Francisco Jiménez Pablo, advierte que el plan de seguridad impulsado por el gobierno de Peña Nieto en Michoacán, con la creación de guardias rurales, “pervierte el proyecto comunitario, porque las corporaciones policiacas y militares están corrompidas, en tanto que las autodefensas están partidas: hay unos que apoyan a Mireles y otros a Papá Pitufo. Lo que vemos es que con ese planteamiento se está dando paso, a mediano plazo, al paramilitarismo y a comunidades luchando contra comunidades”.

Las fracturas

En su primer año los grupos de autodefensa ciudadana se mantuvieron unidos y liberaron de Los Caballeros Templarios a 24 municipios, lo cual no consiguieron los gobiernos de Felipe Calderón ni de Enrique Peña Nieto, al mando de las fuerzas armadas y con sus políticas sociales.

En esos 12 meses, encabezadas por Mireles, las autodefensas tuvieron índices de popularidad y de aceptación ciudadana muy altos. La empresa encuestadora Gabinete de Comunicación Estratégica realizó tres mediciones entre enero y mayo pasados, en los que más de la mitad de los consultados, en Michoacán y en el resto del país, manifestaron una muy buena y buena opinión sobre ese movimiento.

Todavía en la encuesta telefónica del pasado martes 13 se le preguntó a la ciudadanía si creía que el objetivo de las autodefensas michoacanas era restablecer la seguridad pública y combatir al crimen organizado. Más de la mitad contestó que sí.

Sobre la posibilidad de que la violencia en el estado disminuyera con la “regularización” de las autodefensas como defensas rurales, 48% de los consultados en Michoacán dijo que sí bajaría, 28% que aumentaría y 9.8% que seguiría igual. En el resto del país las tendencias fueron casi las mismas, excepto que 36% creían que el cambio aumentaría la violencia en la entidad.

A principios de 2014 el panorama empezó a cambiar para las autodefensas. El 4 de enero Mireles sufrió un accidente aéreo que lo tuvo retirado un mes y medio. El 17 de ese mes, desde Washington, el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, admitió su preocupación por el surgimiento de las autodefensas en Michoacán.

En un encuentro preparativo a la reunión entre los presidentes de Canadá, México y Estados Unidos en Toluca, Kerry dijo que Washington “no teme pero sí está preocupado” por la situación en Michoacán y está “preparado para tratar de ser útil en lo posible”.

Desde entonces Peña Nieto abandonó la estrategia de contención que había establecido en 2013 y dispuso que una fuerza conjunta de 10 mil soldados y policías persiguiera y detuviera a los cabecillas de Los Caballeros Templarios, nombró a Alfredo Castillo comisionado federal para Michoacán y dio los primeros pasos para transformar a las autodefensas. A Mireles lo hizo a un lado aprovechando su convalecencia.

La noche del 13 de enero Joaquín López Dóriga difundió en su noticiario de Televisa un video en el cual, aún con huellas del accidente en el rostro, Mireles decía: “Aceptamos regresar a nuestras comunidades de origen y reincorporarnos a nuestras actividades cotidianas. Recuerden que sólo somos civiles, somos gente de trabajo y de bien que asumimos una responsabilidad que no nos correspondía porque por más de 12 años no hubo quién nos las resolviera”.

Horas después, ya en la madrugada, en un nuevo video que grabó en la casa de su amiga Talía Vázquez, ex diputada perredista por Michoacán, Mireles aclaró que había sido engañado para hacer esa declaración y que no estaba de acuerdo con el desarme de las autodefensas hasta que se limpiara Michoacán del crimen organizado. Sus diferencias con el gobierno de Peña Nieto se acentuaron.

El 27 de enero Castillo se puso de acuerdo con algunos representantes del Consejo General de Autodefensas, depusieron a Mireles como vocero, instalaron en su lugar a Estanislao Beltrán y pactaron el inicio del desarme. Días después, el 4 de febrero, en una entrevista con el diario español El País, Mireles rechazó el convenio: “Ninguno de nosotros vamos a ir a registrar las armas de las autodefensas. Están burlándose unos de otros. No hay algo realmente formal, todo es teatro”, dijo. Y lo reiteró en el noticiario de Carmen Aristegui en MVS Noticias.

“A partir de esas declaraciones el Cisen y la PGR me quitaron todo el apoyo, los escoltas y la camioneta blindada. Me abandonaron a mi suerte, pensé que me iban a matar”, recordó Mireles, consultado al respecto por Proceso.

Principio y fin

Antes de iniciar el movimiento, el 24 de febrero del 2013, Beltrán no tenía la barba que hoy lo identifica. “Como no tenía tiempo por andar de aquí para allá me la dejé crecer”, explicó a este reportero en febrero pasado, cuando los grupos de autodefensas devolvían a sus dueños huertas de aguacate en Tancítaro. El mote de “Papá Pitufo” se lo pusieron sus compañeros, y le agradó tanto que mandó ponerlo en la funda de su pistola.

Originario de la comunidad de Punta del Agua, municipio de Buenavista Tomatlán, cuando era un joven normalista solía leer a Carlos Marx, Federico Engels, José Stalin y al Che Guevara. Es ganadero y limonero, fue extorsionado por Los Caballeros Templarios. Conocía de años a Mireles. Cuando el doctor recuperó el conocimiento tras cuatro días de inconsciencia en un hospital de la Ciudad de México, pidió a los agentes federales que lo resguardaban que llevaran a Beltrán, porque era el único en quien confiaba. “No tengo familia”, les dijo Mireles.

“Papá Pitufo” se convirtió en un personaje clave para la estrategia del Gobierno Federal en la “regularización” de las autodefensas. Las dos veces que Mireles ha sido destituido como vocero y miembro del Consejo de Autodefensas, Beltrán lo reemplazó con el apoyo y la anuencia del Gobierno Federal.

De hecho, Castillo negoció con Beltrán y otros representantes del Consejo General de Autodefensas —entre ellos Alberto Gutiérrez, el Comandante Cinco—, la salida de Mireles de este órgano, que es la máxima autoridad del movimiento, al acusarlo de la muerte de cinco jóvenes en una barricada de Caleta de Campos, Lázaro Cárdenas, el pasado 27 de abril.

Las diferencias entre Mireles y Beltrán se ahondaron el pasado jueves 1 en una reunión de los jefes de las autodefensas con Castillo en las instalaciones de la 43 Zona Militar, en Apatzingán. “Papá Pitufo” llevó hasta allá a un grupo de familiares de los cinco jóvenes muertos para que le achacaran la responsabilidad de los asesinatos a Mireles.

Al terminar el encuentro, en el cual participaron otros líderes, Mireles se veía molesto y no quiso hablar a la prensa, pero flanqueó a Beltrán cuando éste desconoció a la autodefensa de Caleta de Campos y advirtió que se investigaría al responsable de la muerte de los jóvenes para castigarlo, “sea quien sea”.

La ruptura entre Mireles y Beltrán fue evidente el miércoles 7 cuando una fracción del Consejo de Autodefensas emitió un comunicado para destituir al primero como líder y vocero oficial del movimiento armado.

Sobre este cambio, el llamado Comandante Cinco dijo que “desafortunadamente el doctor comenzó a hacer declaraciones que no van con la realidad. Anda en (la Ciudad de) México sin permiso del consejo, que lo integran 34 coordinadores, y habla mal del movimiento”. Añadió que tiene “deficiencia mental”.

El martes 6 Mireles difundió un video en el que pedía diálogo directo con el presidente Peña Nieto y señalaba que temía por su vida. “Mi destitución es en represalia por pedir ese diálogo”, confió al reportero ese día.

Beltrán, entrevistado por teléfono el jueves 15, dice que todo tiene un principio y un fin. Se refiere a la conversión de las autodefensas en fuerzas rurales y al periodo en que Mireles dirigió el movimiento.

Fuente: Proceso

 

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