Un billete con la imagen del Nobel colombiano de Literatura Gabriel García Márquez fue lanzado este viernes en Colombia.
“La figura principal del anverso del billete de 50.000 pesos es Gabriel García Márquez (…) rindiendo honores a un personaje que ha llevado muy lejos el nombre de Colombia desde mediados del siglo pasado”, dijo en la presentación del nuevo papel moneda José Darío Uribe, gerente general del Banco de la República.
El acto de lanzamiento fue en la caribeña ciudad de Santa Marta, ubicada en el norte de Colombia y a unos 80 kilómetros de Aracataca, el pueblo natal de García Márquez que sirvió de inspiración para el conocido Macondo, donde transcurre “Cien años de soledad”, la obra cumbre del escritor.
“Comenzaron a circular desde las 10 de la mañana (locales, 15H00 GMT) en Aracataca y, desde este momento, en cualquier parte de Colombia”, dijo también Uribe, momentos después de sacar de sus bolsillos dos de los nuevos billetes, de color violeta, y mientras los mostraba al público.
En el reverso del billete hay “figuras de los pueblos que ancestralmente han habitado en la Sierra Nevada de Santa Marta, que ha sido reconocida por la Unesco como reserva de la biósfera de la humanidad”, explicó Uribe.
El Banco Agrario de Aracataca fue el primero en recibir el billete, que al cambio de hoy equivale a 17,4 dólares, y en distribuirlo entre sus clientes.
“Es un orgullo y un honor para mí. Este momento quedará grabado en mi mente”, dijo Jadis Saker, la comerciante que se convirtió en la primera cliente del banco en obtener el nuevo billete, según una reseña del diario El Heraldo, de la también caribeña ciudad de Barranquilla.
“Soy un admirador de Gabo. Estoy seguro que en España muchos me van a envidiar”, dijo a su vez Fernando Sáenz, un coleccionista español que, según El Heraldo, fue el primer extranjero en tener en sus manos uno de estos billetes con la imagen del Nobel colombiano.
García Márquez, ganador del Nobel en 1982, murió en abril de 2014 en México, donde residía con su esposa, a los 87 años de edad.
Fuente: El Comercio