Ante un entorno donde los empresarios no gozan de una buena reputación entre la población, el sector privado presentó los principios de la Dimensión Social de las Empresas, un decálogo de compromisos que busca que los beneficios que obtienen, lleguen también a los trabajadores y al medio ambiente.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) junto con más de 150 organizaciones y empresas adherentes, indicaron que ante las nuevas demandas de la sociedad, la empresa debe tener una dimensión abiertamente social, crear valor público y ganarse la confianza de sus trabajadores.
Después de un recuento sobre las cuatro transformaciones del país hecho por el historiador Javier Garcíadiego, Carlos Salazar Lomelín, presidente del organismo cúpula resaltó que México es “un país lleno de ilusiones por construir un lugar de paz y prosperidad, que aún no logramos alcanzar. Estamos como estamos porque somos lo que somos.”
El líder del CCE agregó que enmedio del entorno de dilemas está la figura del empresario, el cual, dijo, es el encargado de brindar nuevos productos y servicios, generar empleo, invertir, pagar impuestos al Estado, que a su vez se traducen en servicios de salud, protección y apoyos a los pobres.
Sin embargo, reconoció que la figura del empresario enfrenta un problema de imagen y percepción social, pues los empresarios están, junto a los políticos, en lo más bajo de la opinión de los mexicanos.
“Nada hay más lejos de la realidad que esas caricaturas en donde se dibuja al empresario mexicano como un señor gordo vestido de frac, con un gran sombrero y anillos en sus dedos. Esto ha hecho mucho daño en nuestra imagen”, apuntó antes de indicar que ser empresario es un acto heroico.
“La empresa debe tener hoy, una dimensión abiertamente social, creando valor público y ganándose la confianza de la gente todos los días. La prosperidad de los negocios depende de que la sociedad progrese”, dijo.
Sostuvo que desafíos como un crecimiento insuficiente de la economía, la persistencia de la desigualdad, la falta de oportunidades, han provocado en muchas partes del mundo, descontento colectivo que se ha canalizado en movimientos políticos.
“El mensaje es de optimismo y esperanza, pero también de exigencia. El mundo no nos va a esperar, y México tampoco, dijo Salazar Lomelín al llamar a los empresarios a actuar con entrategia a través de su decálogo.
Entre los puntos que destacó está la recuperación de la confianza y credibilidad con la sociedad a través de toda la cadena de valor que ofrece la iniciativa privada. Agregó que es necesarios garantizar mayores oportunidades de empleo formal, crecimiento y desarrollo sus empleados y sus familias. En ese sentido, dijo que se debe garantizar los mas pronto posible el salario mínimo del bienestar familiar, pero también “trabajar en una reforma integral al sistema de pensiones, que asegure a todo mexicano que después de una vida productiva pueda retirarse con júbilo, con la certeza y tranquilidad de un ingreso que le permita cubrir sus necesidades básicas.”
En tercer lugar, llamó a respectar y promover la cultura de la legalidad, a través del pago de impuestos “a fin de asegurarle recursos suficientes al Estado mexicano para proveer los servicios a los que está obligado.” Aunque también llamó al gobierno “a respetar y hacer respetar las leyes” y no cambiar las reglas del juego.
Salazar Lomelín propuso que las grandes empresas se comprometan con las micro, pequeñas y medianas, para crear de cadenas productivas, pagar en tiempo y forma a proveedores, transferir tecnología y conocimiento.
Dijo que es necesario impulsar una relación responsable y propositivos con autoridad, e insistió en pedir reglas claras y certidumbre jurídica y económica para las inversiones; y así incidir positivamente en las políticas públicas para beneficio del país.
El CCE subrayó que es importante asumir y promover la inclusión, la diversidad, y el respeto irrestricto a los derechos humanos, pero también darle más sustentabilidad a los procesos de las empresas y así cuidar al medio ambiente.
Claudia Jañez, presidenta del Consejo de Ejecutivo de Empresas Globales (CEEG) sostuvo que premisa de que el papel de las empresas estaba restringido a generar riqueza es falso y ha llevado a perder legitimidad. “Hay una percepción de que las compañías prosperamos a costa de nuestras comunidades.”
Reconoció que los beneficios del sistema económico de los últimos años no han sido parejos, y que las demandas y aspiraciones de la ciudadanía por un crecimiento más inclusivo, son totalmente legítimas. Consideró que aún hay muchas empresas entrampadas, pero otras si ponen al centro la problemática social y si bien consideró que es útopico pensar que el sector privado resolverá los problemas, indicó que tiene a su alcance formas para contribuir al cambio.
Fuente: La Jornada