Lamenta el papa Francisco opresión del pueblo mexicano

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Algo más relajado después de su maratónico viaje de siete días en Cuba y México, el Papa Francisco habló este domingo sobre su estadía en el país, y lamentó que el pueblo mexicano haya sido tan oprimido, despreciado y violado en su dignidad.

“El viaje apostólico que he realizado en los pasados días ha sido una experiencia de transfiguración. ¿Por qué? Porque en México el Señor ha mostrado la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia y su pueblo santo que vive en aquella tierra”.

“Un cuerpo tantas veces herido, un pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad”, dijo Francisco antes del Ángelus dominical desde la ventana del Palacio Apostólico.

Como durante su viaje mexicano, en su breve intervención, el Pontífice insistió en subrayar todas las mayores plagas que afectan a México, entre ellas los feminicidios, la inseguridad y los altos índices de homicidios que se registran.

Dijo que, cuando rezó en la Basílica de la Virgen de Guadalupe, pensó en todas esas formas de violencia.

“He contemplado y me he dejado mirar por aquella que lleva impresos en sus ojos la mirada de todos sus hijos, y recoge los dolores por las violencias, los robos, los asesinatos y los abusos que hacen daño a tanta gente pobre, a tantas mujeres”, afirmó el Papa.

De esta manera, manifestó, debe entenderse su peregrinaje hasta ese santuario, ocurrido el pasado 13 de febrero, al comienzo de sus actividades en México.

“El ‘baricentro’ espiritual de mi peregrinación fue el Santuario de la Virgen de Guadalupe, el más visitado del mundo. Permanecer en silencio ante la imagen de la Madre era mi principal objetivo, y doy gracias a Dios por habérmelo concedido”, explicó.

En estos tonos, agradeció a los mexicanos por su acogida, en particular las familias, los jóvenes, los consagrados, los trabajadores y los detenidos.

“Un ejemplo de luz han sido las familias mexicanas, que me acogieron con alegría como mensajero de Dios, pastor de la Iglesia y, al mismo tiempo, me regalaron sus testimonios transparentes y fuertes de fe vivida, que transforma la vida”, argumentó.

“Esto es edificante para todas las familias cristianas. Y lo mismo se puede decir de los jóvenes, de los consagrados, de los sacerdotes, de los trabajadores y de los presos”.

Recordó que, como él, también el difunto Juan Pablo II y el emérito Benedicto XVI fueron a México.

“También yo fui a confirmar la fe del pueblo mexicano, pero al mismo tiempo a ser confirmado. He recogido a manos plenas este don para que vaya en beneficio de la Iglesia universal.

“Por ello, doy gracias al Señor y a la Virgen de Guadalupe, por el don de esta peregrinación”, afirmó.

Por último, dio las gracias también al Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, así como al clero mexicano, por haber colaborado para que el viaje se realizara.

Fuente: Reforma

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