Después de una odisea de 36 años viajando por el espacio, la nave Voyager 1ha logrado cruzar la frontera de nuestro Sistema Solar. Al menos ese es el consenso que han alcanzado los científicos de la NASA que dirigen la misión después de analizar las señales que todavía llegan desde la nave, aunque de forma muy débil debido al fallo de algunos sensores y al agotamiento de sus baterías.
“La llegada de la sonda Voyager 1 al espacio interestelar es un paso histórico comparable a la primera circunnavegación de la Tierra o a las primeras pisadas del hombre en la Luna”, ha declarado Ed Stone, responsable científico de la misión.
Los nuevos datos recién publicados en la revista Science, el Voyager 1, lanzada en 1977 y a una distancia ahora de más de 18.000 millones de kilómetros de la Tierra y alejándose, todo indica que la nave espacial ha abandonado el confort cálido de la heliósfera, una burbuja inflada por las partículas cargadas procedentes del viento solar y que delimita el fin del Sistema Solar.
Según han podido constatar ahora los investigadores, la nave -que se encuentra a una distancia de la Tierra seis veces mayor que la que nos separa de Neptuno, el planeta más alejado sin contar a Plutón-entró el pasado día 25 de agosto de 2012 en el abismo frío e inexplorado del espacio interestelar al que se asoma el Sistema Solar.
El retraso que ha habido desde que la nave cruzó las fronteras de lo conocido y la publicación de los resultados se debe a la dificultad que tienen los investigadores para recibir y analizar los datos provenientes de la nave, según asegura la propia NASA. La señal inequívoca de que la nave se encontraba fuera del sistema solar la tendría que dar la densidad de electrones que la nave registraba alrededor de su propia estructura gracias a un sinfín de sofisticados -para los años 70 en los que se envió la misión- sensores.
Un salto histórico
Los modelos actuales predicen que el espacio interestelar que hay más allá de nuestro Sistema Solar debe tener una densidad de entre 0,05 y 0,22 electrones por centímetro cúbico. Y todas las mediciones de los datos registrados por la nave hasta abril de 2013 daban valores superiores a ese intervalo. Pero el desfase entre las mediciones y la recepción de los datos hizo que fuese en la primavera de 2013 cuando se pudo analizar la situación de la nave en agosto de 2012.
Según las conclusiones de Don Gurnett, investigador principal del instrumento científico de ondas de plasma de la misión Voyager en la Universidad de Iowa (EEUU), la densidad de electrones bajó hasta 0,08 precisamente el 25 de agosto de 2012, fecha que pasará a la historia de la exploración espacial como el primer momento en el que un objeto proveniente de la Tierra cruzó los confines de nuestro Sistema Solar y llegó donde nada creado por el hombre había llegado nunca.
“Ahora que tenemos nuevos datos clave, creemos que este es un salto histórico de la humanidad hacia el espacio interestelar”, ha asegurado Ed Stone, uno de los padres científicos del proyecto Voyager con base en el California Institute of Technology (EEUU). “El equipo de Voyager necesitó tiempo para analizar la pregunta que todos nos hemos estado haciendo: ¿Ya llegamos? Sí, ya llegamos”, sentencia Stone.
Fuente: El Mundo