Los ataques entre carteles de drogas interfieren en la tradicional carrera de la sierra de Chihuahua
Por Soniar Corona
La carrera de los indígenas tarahumaras ha sufrido un tropiezo. La ultramaratón que se celebra en las Barrancas del Cobre fue cancelada el fin de semana por sus organizadores ante la alerta de violencia entre cárteles de las drogas en las cercanías del municipio de Urique, donde la competición reúne a cientos de corredores cada año. La prueba es conocida porque la mitad de sus participantes son de la etnia tarahumara. Su historia como súper atletas ha sido contada en el libro Nacidos para correr (Random House Mondadori, 2010), del periodista estadounidense Christopher McDougall. Los tarahumaras también protagonizaron en 2013 una campaña de Nike para promocionar sus zapatillas más ligeras.
Los organizadores de la ultramaratón Caballo Blanco —llamada así en honor a su fundador— tenían previsto que la competición se celebrase el pasado 1 de marzo. Sin embargo, el secuestro y asesinato de dos agentes de policía de la región, durante la semana previa a la carrera, dispararon la alarmas. Josue Stephens, uno de los organizadores, ha explicado a EL PAÍS que durante el fin de semana tuvieron noticias del doble homicidio y que la noche del viernes hubo tiroteos en la cercanías de Urique. Ante la denuncia de Stephens, el Gobierno local pidió al Ejército mexicano resguardar algunos puntos de la ruta de 80 kilómetros que los participantes recorren.
En medio de la incertidumbre por la intensa actividad de los cárteles de la droga, el comité organizador decidió, en menos de 24 horas, cancelar la famosa carrera. “Sabíamos que la situación era más peligrosa de lo normal. No podíamos dejar que los corredores salieran y quizá resultaran heridos. Salir a correr no habría sido una decisión responsable”, explica Stephens. De los 700 corredores inscritos en la competición, unos 300 dejaron las Barrancas del Cobre en las siguientes horas.
Aunque en un primer momento las autoridades de Chihuahua estuvieron de acuerdo en cancelar la carrera, el Gobierno local decidió de última hora celebrarla con los habitantes de la región. “Dijeron que ellos iban a seguir con la carrera porque los militares mantenían seguro el sitio”, argumenta Stephens, “fue un movimiento político para conservar al turismo en la zona”. El Gobierno de Chihuahua anunció horas más tarde que 485 corredores, la mayoría tarahumara, participaron en la competición y que el ganador Ranulfo Sánchez hizo el recorrido en cinco horas y 46 minutos. El vencedor del año pasado corrió los 80 kilómetros en seis horas y 39 minutos, casi una hora más.
El Gobierno de Chihuahua ha negado a este periódico que los tiroteos y asesinatos que los corredores han descrito ocurriesen en las cercanías a Urique. La prensa local también ha contado algunos de estos hechos, pero las autoridades no los confirman. Además, han señalado al vecino Estado de Sinaloa como el sitio donde los cárteles se enfrentan. Chihuahua es el segundo estado del país, en términos absolutos, con más homicidios, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). La cifra se ha cuadriplicado entre 2007 y 2013.
La ultramaratón Caballo Blanco fue fundada en 2003 por el atleta estadounidense Micah True quien, después de vivir varios años en comunidades tarahumaras de Chihuahua, organizó la competición para mostrar la cultura de esta etnia indígena. Los tarahumaras son conocidos por su capacidad para correr largas distancias en las sinuosas Barrancas del Cobre, nutridos únicamente con pinole (maíz) y agua, y equipados con sandalias fabricadas con hule de neumáticos. Los corredores tarahumaras que ganan la ultramaratón Caballo Blanco suelen recibir como premio cargamentos de maíz y frijol para sus comunidades.
Las Barrancas del Cobre son un sistema montañoso con un profundo cañón de 2.400 metros de altura (más que el Cañón del Colorado, de 1.800 metros). La región es un sinuoso bosque donde los pocos caminos son de tierra y la población es reducida. “En ese tipo de carreras hay un momento en el que estás absolutamente solo y no queríamos correr el riesgo de que nos pasara algo. Es muy sabido que en esa zona se mueve el narco”, describe Juan Enrique Granados, un atleta mexicano que tenía previsto participar en la prueba.
Los organizadores no saben si en 2016 convocarán la ultramaratón. Stephens ha pedido a las autoridades mexicanas que garanticen la seguridad, no solo de los visitantes sino también de los habitantes de la región tarahumara, para organizar la carrera del próximo año. Esta es la tercera competición deportiva que se cancela en México en 2015, después de que en febrero se anunciara que el Mundial de Natación y la Vuelta Ciclista de México no se realizarían en el país.
Fuente: El País