La guerra contra el crimen organizado le cuesta a México 221 mil millones de dólares anuales, lo que lo ubica en el sexto lugar en gasto asignado a la contención de la violencia a escala mundial
Por Mathieu Tourliere/ Proceso
El “conflicto doméstico” que impacta a México en el marco de la guerra contra el narcotráfico le cuesta al país 221 mil millones de dólares anuales, que representan el sexto mayor gasto asignado a la contención de la violencia a escala mundial, detrás de Estados Unidos, China, Rusia, India y Brasil, afirma el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) en el Informe Global de la Paz 2015, que publicó hoy.
De acuerdo con el IEP, México se encuentra este año en la posición 144 de la lista de 162 países clasificados según sus niveles de violencia, y permanece en el último lugar de la región Centroamérica y el Caribe.
En términos de violencia, países como Libia, Ucrania, Rusia, Corea del Norte o los países árabes en conflicto con el Estado Islámico (EI), entre otros, tuvieron peores calificaciones que México.
“La continuación de la guerra contra las drogas en México también generó un incremento en la pérdida de riquezas debido a las muertes del conflicto y los gastos militares”, estima la IEP.
México forma parte de los 31 países con una tasa “muy elevada” de homicidios –21.6 asesinatos por cada 100 mil habitantes–, ya que es cuatro veces más elevada que el promedio mundial, que alcanza 6.37 homicidios por cada cien mil habitantes.
De acuerdo con el documento, la mayoría de los homicidios ocurren en las ciudades mayores a 50 mil personas y, pese a que las urbes “tienden a ser un factor positivo para crear sociedades pacíficas”, el IEP señala que pueden incentivar la violencia cuando “el estado de derecho es débil y las injusticias y la desigualdad de ingresos están fuertes”.
En marzo pasado, el mismo organismo dedicó un informe a México, en el que planteaba que el costo de la violencia equivale a 17.3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, o sea tres veces más que el presupuesto federal dedicado al sector salud.
Además, el IEP expresaba su preocupación ante el declive constante del índice de eficacia de la justicia entre 2006 y 2013, sobre todo en los estados de Veracruz, Oaxaca, Coahuila, Nuevo León, Durango, el Estado de México, Tamaulipas, Chihuahua, Guerrero, Sinaloa y Morelos.
Y si bien observaba una disminución de las cifras oficiales de la violencia, estimaba que esto “no significa necesariamente que las organizaciones criminales son menos poderosas; pueden haberse vuelto más cuidadosas en sus actividades”.
Paz en decaída
Mediante la medición de una serie de indicadores, el IEP observó un declive en los niveles de paz global desde 2008, debido a los conflictos internos y externos, el terrorismo o la criminalidad, entre otros.
También observó mejorías en 81 países y agravaciones en los 78 restantes, y se alarmó ante la duplicación del número de muertes perpetradas en acciones terroristas en el mundo, que sumaron 18 mil en 2013. Los atentados todavía se concentren en un número reducido de países, principalmente en Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria y Siria.
El IEP asevera que sólo 500 millones de los 7.2 mil millones de seres humanos en el planeta viven en los 20 países más pacíficos, mientras que 2.3 mil millones habitan en las 20 naciones más afectadas por la violencia.
En un mundo siempre más militarizado, los gastos asociados con la violencia ascendieron a 14 billones 300 mil millones de dólares en 2014 –equivalente a 13.4% de las riquezas internacionales–, repartidos principalmente entre los gastos militares, los costos generados por los homicidios y los crímenes violentos, así como los gastos en la policía.
En 2008, el precio de la violencia a nivel global, tomando en cuenta los factores de multiplicación de costo, era menor en 2 billones de dólares.
Tan sólo en el marco de la militarización, los países gastaron 3 billones de dólares en 2015, equivalente a 2.9% del PIB mundial. Estados Unidos gastó prácticamente la mitad de este monto, seguido por China, con 390 mil millones de dólares, aunque el verdadero gasto podría ser mucho mayor.
Estos dos países también gastaron la mayor cantidad de dinero en sus policías: 127 mil millones de dólares para Estados Unidos, 93 mil millones de dólares para China.
“Si la violencia global disminuyera en 10%, cerca de 1.43 billones de dólares se agregarían de manera efectiva a la economía mundial cada año”, plantea el informe.
En 2015 los países más militarizados –es decir, los que dedican la mayor proporción de su PIB y reclutan a la mayor parte de su población en lo militar, o los que más armas exportan o importan– fueron Israel, Corea del Norte, Rusia, Estados Unidos y Pakistán, y el IEP señala que “mientras los países se vuelven más militarizados, tienden a volverse menos pacíficos”.
Además, el IEP observó una correlación “significativa” entre la militarización y la violencia política, por lo que concluyó: “Las capacidades militares, a contrario de las fuerzas de seguridad interna, son un factor que puede llevar a la violencia del Estado contra sus ciudadanos”.
En 2014, el gobierno estadunidense de Barack Obama asignó 5.7 mil millones de dólares a la asistencia militar a otros países, a través de acuerdos de cooperación en materia de defensa.
En el Medio Oriente y la región de África del Norte, el surgimiento y la expansión belicosa del Estado Islámico, las guerras civiles en Siria, Libia y Sudán, así como el operativo militar israelí contra Gaza estancaron a la región como la más violenta del mundo; mientras que la guerra civil en el este de Ucrania desplomó el país en la clasificación.
Para Irak y Siria, la guerra representa, además de las decenas de miles de muertes, un costo equivalente a más de 30% de su PIB.
En paralelo, Europa siguió siendo la región más pacífica del globo, aunque sólo 4% de sus habitantes aseguraron ser muy optimistas en cuanto al futuro de la Unión Europea (UE).
En total 42 países sufrieron conflictos internos en 2015, y más de 50 millones de personas tenían un estatuto de refugiado, una cifra no alcanzada desde la Segunda Guerra Mundial.
Triángulo Norte
Los tres países que conforman el Triángulo Norte de Centroamérica –Honduras, El Salvador y Guatemala–, encabezaron, junto con Venezuela, la lista de los países con las mayores tasas de homicidio en el mundo el año pasado.
La contención de la violencia y de los homicidios cuesta a Honduras y El Salvador el 21 y 17% de su PIB, respectivamente.
De estos tres países sale la aplastante mayoría de los cientos de miles de migrantes que cruzan México cada año rumbo a Estados Unidos.
Si bien la región de Centroamérica y el Caribe reportó las mejores calificaciones en términos de militarización, registró la peor situación en términos de inseguridad.
Fuente: Proceso
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