La tumbó el Estado, no los maestros

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Por Pedro Echeverría V.

Repudio que el Estado haya derrocado a Gordillo; alegría si lo hubiesen hecho los maestros

1. Si las movilizaciones encabezadas por la CNTE desde hace 33 años hubiesen echado de la dirección sindical a Esther Gordillo y a sus seguidores, en este momento estaría aplaudiendo de alegría y luchando porque se cambien los estatutos del Sindicato (SNTE) para que se aprueben dirigencias horizontales y rotativas que sean totalmente democráticas e independientes. Pero sucedió lo repudiable: que el gobierno y su Estado intervengan en la vida de los sindicatos y determine sobre la vida de los trabajadores demostrando una vez más que los considera manipulables, tontos y cobardes. Pero no me extraña porque así ha sucedido siempre: la clase dominante puede robar, saquear, hacerse millonaria sin que la toquen “ni con el pétalo de una rosa”; por el contrario los trabajadores, dado que “son menores de edad”, hay que tratarlos como imbéciles.

2. A pesar de toda su protección, la clase gobernante muere de miedo sólo en pensar que un día surja eso que llaman “el México bronco” que barra o acabe para siempre con quienes los han saqueado en su trabajo y en sus derechos como seres humanos. Veo en la ciudad de México y en algunos otros estados como andan los lujosos automóviles blindados de empresarios y altos gobernantes rodeados de protección policiaca o militar; observo en sectores residenciales la enorme vigilancia policiaca que cierran las manzanas de casas para evitar que alguien se cuele en ellas; lo mismo sucede en playas y casas campo. ¿A quien le tienen miedo si gastan miles de millones de pesos en su seguridad y la de su familia? ¿Para qué seguir acumulando gigantescas riquezas si ellas descansan en la miseria y el hambre de la mayoría de la población?

3. Pareciera que la Gordillo, contra quien he combatido desde que en 1989 se hizo cacique del SNTE, se ha convertido en la víctima (o la heroína) del cuento. Todo el gobierno, legisladores, partidos, empresarios, medios de información –que antes eran sus aliados y amigos- están haciendo leña de ella. Y, el colmo, el enorme Sindicato de un millón 700 afiliados que dirigió durante 23 años y cuyos delegados en Congreso hasta hace unos días le juraban fidelidad, hoy ninguno se atreve a protestar, a salir a la calle en su defensa o a programar una semana de paros. Han escuchado el llamado de Peña Nieto, las amenazas de Chuayffet de la SEP y los consejos de sus asesores de “olvidar lo sucedido y aprobar la reforma educativa tal como se les presenta. Así que la Gordillo, aunque vieja y enferma, puede morir en prisión si el mismo gobierno no la libera.

4. Como miembro de la Coordinadora en vez de alegrarme me indigna que el gobierno haya hecho lo que los maestros debimos hacer. Pero mucho más por que es una demostración del poder del Estado que puede intervenir donde sea, como sea, y el día que quiera para aplastar a cualquier organismo sindical. Me recuerda cuando Ruiz Cortines movió un dedo en 1956 se clausuró el POLI; cuando López Mateos dio la orden en 1958 y se encarcelaron a miles de ferrocarrileros; cuando Díaz Ordaz abrió la boca y se persiguieron a médicos en 1965 y se asesinaron a cientos de estudiantes en 1968; cuando Echeverría decidió en 1973 perseguir a guerrilleros y se abrió la Guerra sucia; cuando Fox decidió en 2006 invadir Oaxaca y encarcelar a profesores y cuando Calderón decidió despedir a 44 mil electricistas en 2010, y las respuestas fueron débiles.

5. Esos golpes de Estado a los trabajadores y las luchas sociales son muy graves porque demuestran que estamos a merced del Estado, sus ejércitos, policías y medios de información que pueden tergiversar todo en beneficio del poder. No he sabido si el sistema presidencialista dominante en México –que le da un gigantesco poder al presidente (porque no tiene frente a él otro poder equiparable- se repita en otros países. Pero si es realmente preocupante que cualquier organización social fuerte –no dispuesta a venderse- que se atreva a ser una oposición presentando una alternativa seria, sea desbaratada por el Estado. Parece que en México somos muy libres de pensar en lo que queramos, incluso a ser una oposición controlable o insignificante; pero cuando se tiene fuerza –de acuerdo con lo que enseña la historia, te compran o te destruyen.

6. Con estos golpes de Estado disfrazados y estas permanentes amenazas del poder no pueden resolverse los problemas educativos, ni de salud, ni de nada. No puede haber participación de los trabajadores en los análisis y las discusiones de los problemas si el autoritarismo y el despotismo del gobierno están presentes. Puede obligarse a los profesores, trabajadores, empleados, a dar su opinión, incluso a tomarse la fotografía en actos masivos, pero lo realidad es que sigue el Estado determinando todo de acuerdo a su conveniencia. La bronca personal contra la Gordillo y los miles de millones que dicen que se llevó no es importante. Lo trascendente es el comportamiento del Estado interventor en la vida sindical u organizativa de los trabajadores y que éstos durante muchas décadas no hayan podido liberarse de estos golpes.

pedroe@cablered.net.mx

Fuente: http://pedroecheverriav.wordpress.cm

 

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