Por Álvaro Delgado
Es falso que el periodismo en México viva tiempos difíciles con Andrés Manuel López Obrador en el poder presidencial.
Son malos tiempos, eso sí, para los medios desde el punto de vista económico, y todo apunta a empeorar, pero el país hierve de noticias, la materia prima de los periodistas. Aunque la violencia contra medios y periodistas, incluidos los 10 asesinatos hasta ahora, sigue siendo un signo oprobioso en un país que se dice democrático, este fenómeno no es peor que en los sexenios precedentes. López Obrador se iguala a Fox, Calderón y Peña Nieto.
No porque sus antecesores hayan sido indiferentes y/o cómplices de los crímenes contra periodistas, significa que a López Obrador no se le debe exigir, pero en este contexto los periodistas deben hacer su trabajo con la información de interés público que prolifera y que él como poder, que por definición es repelente a la crítica, quisiera que no se sepa. La escasez de recursos suele comprometer la viabilidad de los proyectos mediáticos, pero el sustento de todo medio periodístico debe ser -y nunca debió ser otro- la credibilidad de sus periodistas y la calidad de sus productos informativos en prensa, radio, televisión y digital.
Sí, la caída en la publicidad oficial es brutal: De los 10 mil mdp anuales con Peña Nieto –un total de 60 mil 237 millones de pesos en el sexenio-, se pasó en 2019 a 4 mil 800 mdp.
Y para este 2020 la caída en el presupuesto de publicidad oficial fue análoga: Se fijó en 2 mil 658 mdp. ¡Una disminución de 44%! Aún así, es un presupuesto menor a los 3 mil mdp anuales de Fox y de los 7 mil mdp de Calderón.
Está pendiente todavía si, del presupuesto total, el gobierno de López Obrador incurrió en subejercicio, porque de enero a octubre había gastado sólo 450 millones 101 mil pesos con 99 centavos, según el más reciente reporte del Sistema de Comunicación Social consultado ayer lunes.
De acuerdo con la organización Fundar, con base en cifras preliminares, los medios de comunicación más beneficiados por el gobierno son La Jornada, El Universal y Milenio, en contraste con la orientación de Fox, Calderón y Peña Nieto de concentrarse en las televisoras.
Un tema que ha tensado la relación de López Obrador con los medios es la publicidad oficial, cuya regulación está pendiente. Prevalece la política del garrote y la zanahoria, pese al “acuerdo por el que se establece la Política de Comunicación Social del Gobierno Federal”, publicado en abril. “Queda prohibido para las dependencias y entidades de la administración pública federal hacer uso de propaganda gubernamental cuando tenga como fin presionar, castigar, premiar, privilegiar o coaccionar a los comunicadores o a los medios de comunicación”, ordena ese acuerdo, pero la discrecionalidad prevalece.
La publicidad oficial es un tema de interés público, uno de tantos que debe informar el gremio periodístico que está obligado a discutir todo, incluidos los premios de periodismo, el ciudadanizado y los otros. ¡Feliz 2020!
Fuente: El Heraldo de México