La Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) mantiene su postura de no indemnizar a quienes decidan renunciar a la Policía Federal, sólo pagará finiquitos y mantendrá su ofrecimiento para que los agentes que así lo deseen ingresen a otra institución.
El diálogo con los policías federales inconformes con su transferencia a la Guardia Nacional concluyó este día sin acuerdos y reiniciará el lunes, aunque los representantes de quienes han participado en las movilizaciones y protestas desde el miércoles pasado reconocieron que “la Policía Federal ya se murió. Ya no hay vuelta”.
La división entre los agentes se profundizó este sábado, luego de que una parte de sus representantes participaron en la mesa de diálogo con el único planteamiento de que las autoridades les paguen una liquidación y los indemnicen, mientras que otro grupo consideró como logros que la transferencia de los elementos a la Guardia Nacional sea voluntaria, que se les dé un trato digno a quienes ya aceptaron integrarse, y que para quienes no acepten formar parte de ella, se les garantice la contratación en alguna dependencia.
Para quienes lograron que se unieran en la exigencia de pago de liquidación e indemnizaciones los más de 600 agentes que hoy acudieron a la movilización que se realiza en el Centro de Mando de la Policía Federal, en Iztapalapa, recibieron, según su versión, como respuesta oficial que solamente les pagarán finiquitos, porque nadie los está o los va a despedir.
Las autoridades no respondieron al llamado de que el diálogo se hiciera ante los agentes que desearan escuchar las negociaciones y que los medios de comunicación estuvieran presentes.
Una vez que conocieron la posición de las autoridades y se les informó que desde hoy se les daría a conocer individualmente a cuánto ascendería su finiquito en caso de ya no continuar en la Policía Federal, muchos de los inconformes se retiraron.
El próximo lunes se instalarán mesas de información en los que distintas dependencias les informarán qué posibilidades de empleo les ofrecerán.
Fuente: La Jornada