Por Jesús Cantú
En términos generales el proceso electoral 2014-2015 se desarrolla conforme a lo esperado excepto por la sorpresiva irrupción del candidato independiente al gobierno de Nuevo León, Jaime Rodríguez, El Bronco, quien encabeza las encuestas a una semana de la jornada comicial.
A estas alturas todo indica que los partidos del Trabajo, Humanista y Encuentro Social (los dos últimos, de reciente creación) no alcanzarán 3% de la votación y perderán su registro. Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano todavía luchan por conservarlo, pues la mayoría de las encuestas los colocan apenas unas décimas arriba del 3% indispensable.
Todo indica que Morena logrará colocarse como la cuarta fuerza electoral del país y tendrá un porcentaje de votación de dos dígitos; en el Distrito Federal está todavía en la pelea por ser la primera fuerza y se llevará al menos dos de las delegaciones más importantes en términos de población y presupuesto. El PRD parece que logrará sostenerse arriba del 13% que tuvo en 2009 y mantenerse como tercera fuerza. Sin embargo, disminuirá su número de diputados pues perderá alrededor de una tercera parte del porcentaje de participación electoral (19.8%) que consiguió en 2012.
Todavía está en el aire la posibilidad de que PRI y PVEM logren más de 250 diputados entre ambos. Será difícil que lo consigan pues todo indica que el tricolor no logrará mantener el 33.6% de participación electoral que tuvo en 2012; el Verde, tras los porcentajes de dos dígitos que le daban las encuestas a inicios de año, ha caído para situarse alrededor de 6%, más cercano a sus niveles históricos.
En cuanto a las nueve gubernaturas en disputa, la única definida es la de Campeche, donde el candidato priista Alejandro Moreno, tiene una considerable ventaja; en las otras ocho ningún partido o candidato puede sentirse seguro.
Todo indica que el PRI no recuperará Baja California Sur –que retendrá el PAN– y perderá Nuevo León, donde el candidato independiente parece llevar la delantera. Se ve difícil que conserve Michoacán y San Luis Potosí, entidades que había logrado recuperar; en cambio tiene buenas probabilidades de regresar en Sonora, ya que su candidata, Claudia Pavlovich, parece salir mejor librada que el panista Javier Gándara de la guerra de acusaciones que han cruzado a lo largo de la campaña.
Guerrero, actualmente gobernado por el PRD, y Colima, por el tricolor, son auténticamente una moneda al aire; el primero con una cerrada batalla entre PRI y PRD; el segundo, entre el tricolor y el blanquiazul. Querétaro, estado recuperado por el priismo hace seis años, también está muy disputado, pero las últimas encuestas le dan una ligera ventaja al tricolor.
Pese a sus conflictos internos el PAN ya tiene prácticamente asegurado el triunfo de Carlos Mendoza Davis en Baja California Sur, pero parece difícil que retenga Sonora. En contrapartida, inesperadamente Jorge Luis Preciado se metió a la pelea por la gubernatura de Colima y el blanquiazul puede hacerse de dicha entidad así como recuperar San Luis Potosí, con Sonia Mendoza.
Por parte del PRD, Beatriz Mojica disputa en Guerrero, palmo a palmo, los votos con el tricolor Héctor Astudillo; mientras Silvano Aureoles lucha por Michoacán contra el tricolor José Ascensión Orihuela y la panista Luisa María Calderón. Se ve difícil que el perredismo gane en las dos entidades y aun corre el riesgo de perder ambas, pese a que en Michoacán parezca imposible que el PRI repita tras el mal gobierno de Fausto Vallejo.
En este contexto, el mejor escenario para el PRI parece ser el de mantener las seis gubernaturas que actualmente tiene, aunque haya intercambio de las entidades que gobierna y, desde luego, la pérdida de una entidad económicamente tan importante como Nuevo León.
Por otra parte, ronda la posibilidad de perder otras dos entidades que había recuperado (Michoacán y San Luis Potosí) y también uno de sus bastiones (Colima), pero volver al poder en Guerrero y Sonora.
El PAN sólo tiene un estado prácticamente en la bolsa, pero puede ganar en otros cinco, con lo cual recuperaría dos que ya gobernó (Querétaro y San Luis Potosí), retendría Sonora y gobernaría por primera vez Colima y Michoacán para completar la doble alternancia.
Pero lo que más debe cimbrar a los tres partidos con mayores preferencias electorales es el probable triunfo de un candidato independiente.
Más allá del carisma y la buena campaña que ha realizado El Bronco, el inesperado crecimiento de sus preferencias es resultado de cinco elementos centrales: tres décadas y media de un débil crecimiento económico en Nuevo León; los crecientes e impunes escándalos de corrupción y conflicto de intereses; el mal gobierno, que se ha traducido en el deterioro de la calidad de vida de la mayoría de la población y el incremento desmesurado de la deuda pública; la mala selección de candidatos de los dos partidos dominantes en la entidad; y el creciente desapego de éstos con la sociedad.
Si los partidos tradicionales no reaccionan frente a este fenómeno, su fin puede estar próximo, pues aunque todavía no ha surgido la institución que los sustituya es un hecho que han sido rebasados por la realidad y empiezan a ser rechazados por la ciudadanía.
Fuente: Proceso