México restauró una serie de coloridas pinturas de 2.500 años de antigüedad en una cueva con ayuda del arqueólogo estadounidense que las registró por primera vez hace casi 50 años.
Las llamativas imágenes de color rojo, ocre y azul turquesa ahora muestran sus matices sorprendentemente brillantes luego de un esfuerzo de restauración de 12 años efectuado por la arqueóloga gubernamental Sandra Cruz.
Cruz hizo notar esta semana que recibió ayuda invaluable del doctor David Grove, profesor emérito de antropología en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign.
Grove registró formalmente por primera vez las pinturas de la cultura olmeca cerca de la aldea de Oxtotitlán, en el estado sureño de Guerrero, en 1968. Habían sido mencionadas previamente en un libro turístico poco conocido.
Para la década de 1990, el abandono, el grafiti y manchas minerales ocultaron algunas de ellas.
Cruz dijo que Grove acudió con ellos en el primer viaje que hicieron al lugar y les dijo qué había debajo de las manchas minerales. Indicó que el profesor les ayudó mucho porque la caverna es compleja y había cambiado mucho.
Grove dijo que halló por primera vez las pinturas -que los habitantes locales conocían desde hace mucho tiempo, y también las había visto un amigo de él que recolectaba piedras- y las dibujó en 1968.
En esa época los habitantes le arrojaban piedras a una de las principales imágenes de la caverna, ya que pensaban que era una representación del diablo.
De hecho, señaló Cruz, muestran a una figura humana sentada encima de un dibujo del “monstruo de la tierra”, un símbolo del inframundo. La arqueóloga interpreta la figura como una súplica por la lluvia y la fertilidad.
Grove dijo: “Inventé una historia. Les dije que era el dios de la lluvia, y si ustedes lo destruyen van a perder todo su suministro de agua, y se lo creyeron, y dejaron de arrojarle piedras a la pintura”.
Desde entonces, los habitantes están cada vez más conscientes de la importancia de las imágenes y las protegen.
“La otra cosa buena es que la gente de Oxtotitlán ahora cuida realmente las pinturas”, indicó Grove. “En lugar de arrojarles piedras, examinan cuidadosamente a los que ingresan. Como que son los guardianes de Oxtotitlán, y pueden estar legítimamente orgullosos de ello”.
Fuente: AP