Por Fernando Dworak
Una revuelta de legisladores de Acción Nacional, incitada por Cocoa Calderón, echó de la coordinación parlamentaria nada menos que a Diego Fernández de Cevallos, en 2004.
La senadora Calderón, también conocida como “Cocoa”, tiene un historial exitoso de pleitos con correligionarios en público. Incluso llegó a remover a su coordinador de grupo parlamentario, nada menos que el propio Diego Fernández de Cevallos, en 2004
En la medida que persigue un objetivo coyuntural, se espera que cualquier declaración de un político tenga una intención. Algunas veces puede ser clara y en otras se tendrá que leer entre líneas, pero por lo general no es sensato tomar algo a pie juntillas.
De la misma manera es recomendable no tomar las inconsistencias de nuestros políticos como una falla “moral” (sea lo que signifique), sino entender esos actos en su contexto. Hacer esto puede decir mucho sobre su fuerza, capacidades de negociación o estrategias de supervivencia.
Por ejemplo, el pasado 23 de mayo la Senadora Luisa María Calderón Hinojosa declaró, a raíz del cambio de coordinador de grupo parlamentario y sus posibles repercusiones en las elecciones de julio, que “la gente no vota por el que pelea”.
Sin embargo, la propia Senadora Calderón, también conocida como “Cocoa”, tiene un historial exitoso de pleitos con correligionarios en público. Incluso llegó a remover a su coordinador de grupo parlamentario, nada menos que el propio Diego Fernández de Cevallos, en 2004. Revisemos el contexto.
A partir de agosto de 2003, justo después de la elección federal intermedia, un grupo de senadores encabezados por Calderón y Carlos Medina Plasencia comenzaron a mostrar su inconformidad por la gestión del “Jefe Diego”.
El coordinador tenía flancos débiles, como su labor como abogado litigante y durante el siguiente año se juntaron otros elementos como su involucramiento en el escándalo de Carlos Ahumada contra Andrés Manuel López Obrador y la compra de hoy conocido como “Edificio Azul” frente al Senado de la República, donde se encuentran las oficinas del grupo parlamentario del PAN.
Por lo general, en otros partidos los miembros de un grupo parlamentario cierran filas con su coordinador en público, aunque se enfrenten a puerta cerrada. Normalmente el Comité Ejecutivo Nacional interviene con el fin de restablecer equilibrios y posiciones al interior de la bancada, o incluso remover al líder de ser necesario. En todo caso un pleito público afecta las capacidades de negociación del partido. Esto era más apremiante para un instituto político que detenta el poder ejecutivo.
Al contrario de lo que pudiera dictar la lógica parlamentaria, “Cocoa” encabezó la rebelión de un cada vez mayor grupo de senadores contra el “Jefe Diego”. Como parte de su postura se negó incluso a abandonar su oficina en la torre “El Caballito” para ir a Reforma. Y presentó una iniciativa de reforma al artículo 62 constitucional para prohibir que un legislador se dedique durante su mandato a su profesión, con dedicatoria casi explícita a su coordinador.
¿Obedecía la Senadora a su víscera? ¿A los ideales de su partido? En realidad para esos momentos se estaba gestando un conflicto al interior del PAN por la candidatura a la presidencia de la República. Y la crisis estalló abiertamente el primero de junio de 2004, cuando su hermano Felipe Calderón salió del gabinete de Vicente Fox para buscar suceder al guanajuatense.
Hacia mediados de agosto la rebelión era insostenible. A la búsqueda de una solución Diego Fernández ofreció dejar hasta su escaño si fuera necesario. En entrevista con La Jornada el día 15 de ese mes, la Senadora Calderón declaró al respecto: “si me dice que su renuncia está a disposición, yo la aceptaría. Hay 45 senadores con más capacidad para enfrentar esa responsabilidad”. Cabe recordar que en ese momento había 46 legisladores azules en la Cámara Alta.
El 17 de agosto, en una reunión con 29 de los 46 senadores panista, el entonces presidente del partido, Luis Felipe Bravo Mena, negoció que el “Jefe Diego” renunciaría a la coordinación del grupo parlamentario, aunque podría ser presidente de la Mesa Directiva a partir del 1 de septiembre. Jorge Zermeño se quedaría al frente de la bancada. A partir de ese momento y a lo largo del siguiente año se eclipsaría la carrera de uno de los pocos políticos pragmáticos que ha tenido el PAN.
Con esa posición la lucha por la candidatura entró en su clímax. El Consejo Político Nacional del PAN definió que se elegiría por voto de miembros adherentes y activos, lo cual obró a favor de Calderón, aún cuando en 2005 quedó el entonces foxista Manuel Espino, quien le ganó al calderonista Medina Plasencia.
Bajo este contexto la rebelión de “Cocoa” fue útil para que los calderonistas conquistaran primero la candidatura a la presidencia y después el poder en 2006. Fue un gesto de inteligencia política de Felipe Calderón enviar a su hermana al extranjero para estudiar durante los siguientes años.
Entonces, ¿por qué la Senadora por Michoacán afirma hoy que nadie vota por quien se pelea? Porque hoy día está en una posición que podría terminar siendo desventajosa. Haríamos mal si deslindásemos las declaraciones de los contextos.
Fuente: Sin Embargo