Por Lucía I. Zamora Rivera
No podemos negarnos a los cambios. En esta era, el uso de herramientas tecnológicas es casi obligatorio, pero ningún cambio implica el uso incorrecto del lenguaje.
¿Me confirmas la reunión por whats? Mándame un inbox. Arobame cuando twittees. Estoy bloggeando. Éstos (y muchos otros términos) son algunos ejemplos del nuevo lenguaje en un mundo conectado por internet.
La lengua se ha visto tergiversada en la era digital, producto de nuevas herramientas tecnológicas y medios de comunicación. Sería atrevido decir que la comunicación instantánea por medios sociales –mensajes, redes o blogs– rebasa la comunicación verbal. Sin embargo, en cualquiera de sus formas, el universo tecnológico también la ha impactado e incluso rebasado. La malformación del lenguaje es una realidad.
Antes de profundizar en el tema, revisemos algunos conceptos. La lengua es un sistema específico del lenguaje, que se compone de un sistema de signos propios de un grupo delimitado geopolíticamente. Aplica a varios idiomas (cuando ésta se vuelve oficial en algún país). El lenguaje es cualquier sistema para comunicarnos: semáforo, código binario o la lengua.
La moda o lo correcto
Dicen que la ortografía no es una moda que cambie según las tendencias; escribir bien es sinónimo de cultura y educación. Agregaría que también es una actitud que refleja respeto por el interlocutor y habla de nosotros mismos.
La lengua española está perdiendo su esencia entre nuevas expresiones y “palabras” que se han añadido a nuestro lenguaje en la era digital. Las reglas ortográficas, dictadas por la RAE (Real Academia Española), se están perdiendo o confundiendo. Cada vez hay más dudas de cuándo usar mayúscula, cuándo se trata de un nombre propio, cuándo es un anglicismo, cuándo usar cursivas, o tan simple como saber si existe o no una palabra. Hay que dejar claro que cuando una palabra es utilizada por un cierto tiempo y de manera convencional, la RAE evalúa su aplicación y adopción. Mientras esto no ocurra seguirá siendo un anglicismo o término de moda. Igualmente, esta institución es la que dicta cómo usar y escribir la palabra para añadirla al Diccionario de la lengua española. (Su última edición es la 23.ª, publicada en octubre de 2014, que aún no se encuentra en internet.)
¿Habría que crear la RAI?
Para hacer uso correcto de los nuevos términos que trae consigo la red de información más grande del mundo, no estaría de más crear la RAI (Real Academia de Internet). Podría establecer los parámetros para saber cómo decir las cosas o entender las nuevas formas de expresión, más allá de si están o no aceptadas; al menos habría una forma de comunicación establecida. Twitter, por ejemplo, hizo un foro para debatir cómo hispanizar los términos usados en esa red, de modo que estableció conclusiones sobre términos relacionados con su empresa y la red social. Pese a ello, la RAE determinó otros usos.
Si eres un millennial, te invito a colaborar en este intento de diccionario digital; si eres de la generación X, puede que conozcas algunos términos, los uses y lo entiendas; pero si eres de otra generación, seguro entenderás poco y esto te sirva para comprender a tus hijos o nietos.
Facebookear. Interactuar en la red social Facebook.
Inbox. Mensaje privado enviado por Facebook.
Likear. Proviene de “Like”, que significa “me gusta”. Es una herramienta de Facebook para indicar el gusto por una publicación. El término se refiere a un exceso de este ejercicio.
Whats. Mensaje instantáneo enviado por la aplicación WhatsApp.
Tweet. Mensaje publicado en la red social Twitter (sustantivo).
Tweetear. Acción de publicar uno o varios mensajes en la red (verbo).
Tuit. Término hispanizado adoptado por la RAE que se refiere a publicaciones en Twitter.
Arobar. Proviene del signo @ usado en internet con varios fines. En Twitter antecede al nombre o avatar de los usuarios de la red. Se usa para mencionar a una o varias personas.
Avatar. Representación gráfica asociada a un usuario de la red.
Bloggear. Escribir en un blog.
Troll. Persona que navega constantemente en las redes sociales con un afán enfermizo de opinar o corregir sobre cualquier tema en la red.
Stalker. Persona que acosa a través de las redes sociales.
Selfie. Autofotografiarse con un dispositivo móvil.
Belfie. Proviene del término selfie, con la variación de ser una autofotografía pero tomada de la espalda para abajo.
Meme. Imagen gráfica chusca que se viraliza en las redes sociales sobre un evento en particular; muchas veces se mimetiza con la forma de pensar de los seres humanos y se vuelve una convención.
Viralizar. Extender al máximo alcance una imagen, un video o una frase en los medios sociales alcanzando millones de visitas, likes o seguidores.
Hashtag. Proviene del signo # usado para etiquetar frases o palabras para identificarlas fácilmente en la red.
Googlear. Quizá la más popular pero no menos importante; se refiere a buscar datos o información en uno de los buscadores más importantes pertenecientes a la empresa Google.
No podemos negarnos a los cambios. El uso de ciertas herramientas tecnológicas es casi obligatorio para estar conectado con el mundo. Sin embargo, ningún cambio implica el uso incorrecto del lenguaje. Para hablar o escribir bien en la era digital es necesario conocer las reglas de la RAE e informarnos sobre la nueva terminología digital. Esto no quiere decir que toda nuestra lengua sufra cambios; sólo se modifica y se adapta. Como ya es mi costumbre en este espacio, apelo al sentido común para usar las herramientas tecnológicas con la razón, expresarnos correctamente, no abusar de términos inexistentes, conocer las reglas y mantener un equilibrio.
Fuente: Forbes