En una tablilla de arcilla escrita en el 1750 a. C. en la que fuera ciudad sumeria de Ur (hoy, en territorio de Irak), una mujer llamada Nanni se queja por el grado incorrecto del mineral de cobre que encargó que, además, recibió tarde y ligeramente dañado, informa The Daily Mail.
En esa tablilla, que mide 11 centímetros de alto, 5 de ancho y 2,6 de grosor, está escrito lo siguiente: ‘Dile a Ea-Nasir: Nanni envía el siguiente mensaje: Cuando vino, me dijo lo siguiente: ‘Le daré a Gimil-Sin (cuando venga) lingotes de cobre de alta calidad’. Usted se marchó, pero no hizo lo que había prometido’, informa el sitio RT.
El texto continúa de la siguiente manera: ‘Mostró lingotes que no eran buenos a mi mensajero (Sit-Sin) y dijo: ‘Si los quiere, lléveselos; si no los quiere, ¡márchese!’. ¿Por quién me toma? ¿Por qué me trata con tan poco respeto?’.
Nanni concluye su queja diciendo que no aceptará más cobre que no sea de buena calidad: ‘Debo (de ahora en adelante) seleccionar y tomar los lingotes de forma individual en mi propio patio y ejerceré mi derecho a rechazarlo porque me ha tratado con desprecio’, indica la traducción que ha publicado el historiador Leo Oppenheim en su libro ‘Las cartas de Mesopotamia’.
Los antiguos babilonios fueron metalúrgicos cualificados y producían bronce mediante la mezcla de cobre y estaño.