Crónica sobre el Congreso Internacional Contra la Represión celebrado en Madrid
Por Ramón Pedregal Casanova
Se ha celebrado en el Ateneo de Madrid los días 6 y 7 de diciembre, con un éxito que asombraba a los mismos convocantes y asistentes, el Congreso Internacional Contra la Represión. Antes de que la reacción fascista apruebe en el Parlamento sus leyes represivas y en un paréntesis entre las persecuciones a los movimientos sociales y las detenciones y encarcelamiento de miembros de la izquierda, las organizaciones que se encargaron de llevar adelante éste Congreso viven tan en su propia piel lo que sucede a la clase trabajadora que su llamada a la reflexión y al intercambio de conocimientos entre colectivos sociales no ha podido ser más acertada. Los ponentes y el público asistente mostraron una vez y otra su agradecimiento a quienes habían sabido unir los aspectos parciales para elevarnos a lo común, y así, como se dice en el cuadernillo explicativo del Congreso, permanecer “Juntos. Unidos y, sobre todo, con la cabeza bien alta.”
El Congreso lo organizaba Igualdad Animal (IgualdadAnimal.org); colaboraba Unidos Contra la Represión (UnidosContraLaRepresion.org); y patrocinaba LCA. Last Chance for Animals (LCAnimal.org).
Tras la presentación de la periodista Ruth Toledano, se aludió a las movilizaciones y acciones pacíficas que, como la huelga de hambre, pretenden ser un clamor contra las injusticias. La primera ponencia corrió a cargo de Pablo Iglesias, Profesor de Ciencias Políticas de la UCM y director de la tertulia televisada La Tuerka. Comenzó con una reflexión sobre Maquiavelo y el momento actual, para aclarar que a eso que se denomina acción pacífica, la huelga de hambre, es en si misma un arma política con una violencia de primera magnitud en tanto en cuanto se arriesga la vida, para continuar advirtiendo que su conferencia iba a tener un proceso poco habitual en él, expondría la investigación que realizó estando en Génova (Italia) y que serviría para su tesis doctoral; en 2001, 20 de junio, en Génova celebraban los jefes de la globalización una de las reuniones del G 8.
El gobierno italiano llenó la ciudad de policías y cerró diversas partes de la ciudad. Se convocaron dos manifestaciones. Pablo Iglesias alterna explicaciones sobre los acontecimientos con la grabación de la manifestación de Cobas, sindicalistas desobedientes, la de Bloque Negro, y la policía, carabinieri y otros cuerpos del Estado, a la grabación se añade un mapa de la ciudad para ver desde lo alto cómo se mueven los tres grupos.
Mientras Bloque Negro, un grupo de rasgos anarquistas, entre 200 y 300 personas, arranca adoquines de la calzada, luego quema contenedores, ataca bancos, establecimientos diversos, una comisaría y hasta la cárcel de la ciudad, la policía y los carabinieri se retiran una y otra vez cuando se les aproxima el Bloque, o simplemente no aparece aun encontrándose sus cuarteles en calles aledañas, a no más de 400 metros de los manifestantes.
¿A qué es debido ese comportamiento, más cuando el Bloque se mueve errando por la ciudad, sin organización ni formación ni intención precisa? La policía deja hacer. Pero comenzada la manifestación sindicalista, entre 8000 y 10.000, que llevan además su propio servicio de orden cubriendo con escudos a la multitud, la policía, los carabinieri, ahí si hacen acto de presencia, primero impidiendo que lleguen hasta el punto autorizado, después, retrocediendo los manifestantes para impedir el enfrentamiento, hacia la mitad de la manifestación les salen de diferentes calles fuerzas policiales que dividen la formación sindical, y así los van empujando hasta hacerlos entrar en una plaza donde se produce una carga sin que haya razones para ello, ¿por qué?: los manifestantes se separan y corren por las calles angostas mientras el ataque policial se desarrolla con toda su crudeza.
En las callejuelas se habían apostado furgones de policía y no pueden ni avanzar ni retroceder, ¿qué finalidad tiene colocar esos furgones cargados ahí? Entre tanto el jefe superior de policía ha informado por radio, cuando los manifestantes del Bloque Negro atacaban bancos y demás, que se había producido una tragedia; lo que había hecho era adelantarse parece ser que a las previsiones en los enfrentamientos con la manifestación de los desobedientes sindicales, que habían tratado de evitar por todos sus medios el choque teniendo la convocatoria además autorizada.
Entonces, la policía, ¿para qué dejaba hacer al Bloque? Dejaron correr el rumor entre la policía de que había varios policías muertos.
Volvamos al punto en que habíamos dejado a los manifestantes de Cobas: la gente se dispersó por las callejuelas, produciéndose el enfrentamiento con los policías que estaban en los furgones. En medio de la refriega éstos abandonan, salen corriendo de los coches, pero de uno de ellos un policía pistola en mano abre la puerta y dispara a la cabeza de Carlos Giuliani. Un muerto, un asesinado. Desde las altas instancias del poder la estrategia elaborada buscaba un muerto, no les importaba si era entre la policía o los manifestantes; a los suyos los metieron en una encerrona entre calles sin salida cuando los manifestantes eran atacados por los policías que les venían acosando a lo largo de la manifestación, sus jefes habían dado las órdenes contrarias a la Ley para crear una situación explosiva, y en el enfrentamiento provocado asesinaron a Carlos Giulani.
La represión y desarticulación del movimiento social vino a continuación. Se puede utilizar a la policía para hacer política. El 25 S, la actuación de la policía se aproximó a aquella actuación.
La exposición de Pablo Iglesias, la película y el mapa empleados plantearon la necesidad de pensar sobre los acontecimientos últimos. Gracias, Pablo.
Fuente: Rebelión.org