Pese al progreso empresarial, algo se siente “triste” alrededor de la economía mexicana y esto sólo se puede definir con una palabra: la pobreza, dice el diario estadounidense The New York Times en un despacho publicado ayer por la noche.
Casi como una afirmación, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dijo este día al presentar los resultados del Sistema de Indicadores Cíclicos que el estado general de la economía mexicana continúa a la baja y previó una disminución de la misma al no encontrar señales de recuperación. Y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó el 23 de julio que el número absoluto de mexicanos en pobreza aumentó de los 53.3 millones que había en 2012 a 55.3 millones a 2014.
Al respecto, el diario neoyorquino expone que el pesimismo económico es un fenómeno generalizado en gran parte del país, justo ahora que el Presidente Enrique Peña Nieto se prepara para reiniciar su presidencia a medio camino dentro de su mandato de seis años.
Todavía el año pasado el Presidente mexicano podía “vender” su paquete de cambios económicos como el “momento de México” y prometía que vendrían mejores tiempos, que estos estaban “a la vuelta de la esquina”.
Pero la historia no es igual a la realidad, señala el NYT, ya que la credibilidad del gobierno priista ha caído de cara a los escándalos de corrupción y por el escepticismo sobre su manejo de la guerra contra el narco.
En estos días previos a su tercer informe de gobierno, Peña Nieto ha lanzado spots transmitidos en los medios de comunicación que ensalzan los “cambios”: reglas para controlar a poderosas empresas privadas de telecomunicaciones y un fin al control estatal de la industria energética, enfatiza el diario extranjero.
“La campaña repite la promesa de que la inversión y el empleo están llegando al país”, afirma el rotativo neoyorquino en la nota firmada por Elisabeth Malkinsept.
El diario narra la historia del empresario mexicano Jesús Rascón, quien vive una “historia de éxito” que se suponía iba a ser el epítome “momento de México”. Pero no lo fue.
Rascón fundó una empresa de plásticos hace 13 años, misma que ahora emplea a 350 personas en dos fábricas. Él vende piezas a empresas globales como Volkswagen y Jacuzzi.
“Incluso la caída en el valor del peso mexicano de este año trabaja en su favor, ya que hace sus productos más baratos en el extranjero”, dice el medio estadounidense.
Pero aún con su historia de éxito, la economía mexicana se siente “triste”, y esta situación sólo se puede definir con una palabra: la pobreza, asegura el NYT.
“Desafortunadamente el problema en México es el salario, que es sólo lo suficiente para sobrevivir”, dijo Rascón, de 48 años de edad. A menos que la gente tenga dinero para gastar, agregó, las empresas que venden sus productos nunca serán capaces de ampliar sus ingresos.
Los salarios están estancados, dice el diario citando estudios recientes, los cuales demuestran que la desigualdad y la pobreza han aumentado en los últimos años.
El NYT recuerda que bajo la presidencia de Peña Nieto el crecimiento ha sido más lento que el promedio anual de 2.3 por ciento en las dos décadas previas de que asumiera el cargo.
En el último par de semanas, tanto el Banco de México (Banxico) como la Secretaría de Hacienda han reducido sus previsiones, lo que sugiere que el crecimiento en 2015 no podrá alcanzar esa cifra tampoco.
“Ahora, justo cuando México podría haber empezado a ver los primeros beneficios concretos de las revisiones económicas, la economía está siendo golpeada por fuerzas más allá del control del gobierno, como los montajes globales de incertidumbre económica”.
El “pico de la ola” de cambios constitucionales de Peña Nieto, logrados a través de maniobras con un Congreso dividido en sus dos primeros años, abrió la industria del petróleo, el gas y la electricidad a la inversión privada, así como la inversión de la nacionalización de la industria petrolera del país realizada hace 75 años.
“El momento no podría haber sido peor. El colapso de los precios del petróleo detuvo la carrera prevista por las compañías petroleras internacionales en México y obligará al gobierno, que se basa en los ingresos del petróleo para financiar al menos un tercio de su gasto, hacer importantes recortes en los programas sociales y de infraestructura el próximo año”, dice el New York Times.
“Las reformas de energía se van a dar en algún momento en el futuro”, dijo Gabriel Casillas, economista en jefe del Grupo Financiero Banorte. “Va a tomar más tiempo, 15 años, no en 2017 o 2018, que era lo que pensábamos”.
La caída del peso y la elevación del precio de las importaciones procedentes de Estados Unidos alrededor del 30 por ciento dan un vuelco en los planes de inversión de negocios y hacen que los consumidores se pongan nerviosos por grandes compras, dice el rotativo.
Los analistas consultados por el medio extranjero coinciden en que algunas políticas implementadas han entregado la estabilidad, pero no han generado crecimiento.
Dentro de toda esta negatividad va a ser difícil recuperar y aumentar la confianza de los inversores y consumidores, porque para ello se requiere un liderazgo político y no sólo habilidades para aprobar un conjunto de leyes, le dijo al diario estadounidense, Joydeep Mukherji, director gerente de Standard & Poor’s.
Además está el factor del crimen que acota un porcentaje total del crecimiento de México, porque no existe contundencia en las reformas judiciales (combatir la corrupción entre ello), igual que la hubo en las reformas económicas.
Aunado a esto, los líderes empresariales consultados por elNYT argumentaron que predicar con paciencia ya no es suficiente, y que la economía necesita ahora los incentivos para la inversión y la creación de empleo.
“Las reformas fueron sobrevendidas”, dijo Gerardo Esquivel, economista del Colegio de México y autor de un reciente estudio de Oxfam que encontró que la vasta desigualdad del país estaba creciendo.
El gobierno cree “que el tema de la energía fue la solución a los problemas del país”, dijo. “Todos los sectores se necesitan para crecer. No va a arrastrar el resto de la economía”.
El problema principal es que una buena parte de los mexicanos no cuentan con poder adquisitivo debido a los bajos salarios que perciben, que además se han deprimido. El 60 por ciento de la población todavía trabaja en el sector informal y la mayoría de ellos apenas sobreviven.
Casi el 42 por ciento de los trabajadores no puede permitirse el lujo de satisfacer sus necesidades básicas sólo con su salario, de acuerdo con el think tank, México Cómo Vamos, una cifra casi igual que cuando Peña Nieto asumió el cargo.
“Es ingenuo sentarse aquí con los brazos cruzados esperando a que las reformas lanzen resultados”, dijo. “Es como decirle a alguien que está enfermo que espere cinco años para que aparezca la cura”.
En síntesis, para el New York Times, los miles de millones de dólares en inversiones que el gobierno prometió tras las reformas económicas y energéticas parecen aún muy lejanos.
Fuente: Sin Embargo