Por Álvaro Cuadra*
Es posible imaginar lo que hoy llamamos, de modo equivoco, América Latina, desde la paradoja del día anterior a los procesos de independencia que culminaron con el establecimiento de numerosos países y…fronteras. Un vasto territorio que compartió la lengua y la religión del conquistador, una misma arquitectura que fue sedimentando un paisaje cultural que se ha desarrollado en lo uno y lo diverso.
Pensar nuestra América, desde la integración y la unidad no es una mera utopía sino una realidad histórica que se enraíza en nuestros orígenes. Por ello, quizás, muchos de nuestros próceres abrigaron ese sueño como una posibilidad cierta. En tiempos de la llamada globalización y, como nunca antes, esta región del planeta necesita ser pensada y concebida como una zona integrada en lo económico, político y cultural.
Pensar América Latina desde su profunda unidad, es pensar, al mismo tiempo, el mundo como una complejidad a la cual debemos atender. Cuando los espejismos de la llamada Guerra Fría comienzan a disiparse como la bruma, surgen viejas y antiguas cicatrices que no pueden ser postergadas. La pobreza y marginación de millones de latinoamericanos, sistemas educacionales arcaicos e inadecuados, modelos excluyentes en lo económico y social; instituciones políticas escasamente democráticas y, muchas veces, corruptas conforman un paisaje inquietante.
En los albores del siglo presente, se hace indispensable pensar nuestra región desde las coordenadas de la paz y la integración, no solo de gobiernos y cancillerías, sino de pueblos que se desplazan entre países, compartiendo un pasado común. El concepto de “Patria Grande” excede con mucho el matiz populista con que se le utiliza a veces, para devenir una posibilidad económica, cultural y política en las décadas venideras. Una posibilidad que, por contraste, pone de manifiesto el anacronismo de las voces que insisten en delimitar, con bizantina obstinación, fronteras entre los estados nacionales.
Pensar América Latina, desde México a la Patagonia, como una realidad abigarrada y variopinta, capaz de construir un porvenir prospero, digno y en democracia para nuestros pueblos mestizos Indo-Afro-Hispanoamericanos, tal es el camino que señala nuestra época, tal la estatura de nuestro horizonte histórico. Apenas hemos comenzado este recorrido y no son pocos los obstáculos, sin embargo, saber hacia dónde debemos encaminarnos es ya un buen comienzo.
– Álvaro Cuadra es Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS
Fuente: Alainet.org