Por Jenaro Villamil
En vísperas de que entren en vigor los ordenamientos de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, Grupo Televisa anunció una ambiciosa operación para quedarse con el 51 por ciento de Cablecom, considerada como la tercera empresa más grande en televisión por cable, sólo después de Megacable, de la familia Yamuni, y de Cablemás, propiedad también de la compañía de Emilio Azcárraga Jean.
La operación Cablecom confirma el proyecto de concentración en la televisión restringida que inició Azcárraga Jean desde 2006, el mismo año de La Ley Televisa. La empresa que acapara el 70 por ciento de las concesiones, las audiencias y la publicidad en televisión abierta planeó desde entonces acaparar el mercado del triple play a través de su compra paulatina de las otras empresas de televisión por cable.
Desde la salida del mercado mexicano de DirecTV, Televisa tuvo prácticamente el monopolio de la televisión satelital a través de Sky, hasta que surgió Grupo Dish (sociedad de Multivisión con EchoStar y Telmex) en 2009, y planteó el único reto de competencia para la empresa de Azcárraga Jean.
Sin embargo, en el mercado de la televisión por cable, Televisa no ha tenido ningún adversario que enfrente su estrategia para acaparar a los más grandes operadores de poco más de 200 concesionarios en esta red de telecomunicaciones. Hasta marzo de 2006, Televisa tenía el control sólo de Cablevisión, donde fue socio Carlos Slim hasta la abrupta ruptura del magnate telefónico con los Cuatro Fantásticos. Con la autorización de la Comisión Federal de Competencia, Televisa adquirió el 50 por ciento de Televisión Internacional S.A. de C.V (TVI), propiedad del Grupo Multimedios, de Francisco González. Posteriormente, TVI se convierte en Cablevisión Monterrey y Televisa tiene el control prácticamente de toda la empresa.
De 2006 a 2010, Televisa también adquirió el control de Cablemás, de Alejandro Álvarez Guerrero, y se alió con Megacable, el más grande cableoperador del país, para lanzar el servicio Yoo para dar servicios de triple play, adelantándose a la posibilidad del cambio de título de concesión de Telmex.
Televisa también tomó el control de la Cámara Nacional de la Industria de Televisión por Cable (Canitec), cuyo dirigente Alejandro Puente, se reeligió de manera continua desde entonces para convertirse en el principal vocero de las batallas de Televisa contra sus únicos competidores: Grupo Dish y Telmex.
En paralelo con esta estrategia de concentración empresarial, Televisa controló la Productora y Comercializadora de Televisión por Cable (PCTV), para imponer las reglas en materia de compra y adquisición del paquete de canales y derechos para comercializar las más de 59 señales que tiene esta empresa.
A través del dominio que ejerció sobre la presidencia de Felipe Calderón, Televisa logró vetar toda posibilidad de incorporar en la legislación la obligación del must carrier y del must offer, esenciales para una competencia sana en el mercado del triple play. Ni en el Pacto por México ni en el Congreso quisieron o lograron enfrentar el enorme veto de Televisa en esta materia.
Por otro lado, ambicioso proyecto para quedarse con una participación accionaria de Megacable no se concretó. Televisa comenzó a vislumbrar en 2010 dos posibilidades: la fusión con Grupo Iusacell (de su competidor Ricardo Salinas Pliego) y la compra “hormiga” de otras empresas de televisión por cable. La primera opción se concretó en junio de 2012, un año antes de las elecciones presidenciales, creando el germen de un monopolio de la opinión pública (al crear los incentivos para que ambas televisoras abiertas se pongan de acuerdo) y acaparar el mercado de contenidos en el cuádruple play (video, internet, audio y telefonía móvil).
En mayo de 2013, en plena negociación de la reforma constitucional de telecomunicaciones el financiero regiomontano David Martínez, propietario de Fintech, y considerado uno de los personajes más enigmáticos de Wall Street, adquirió el 100 por ciento del control de Cablecom. Este estrategia planteó un verdadero desafío para Televisa.
Martínez no sólo es conocido por sus habilidades para comprar y reestructurar deudas de empresas y de gobiernos. Fue también uno de los cerebros detrás del litigio de Paula Cussi, la última esposa de Emilio Azcárraga Milmo, contra Emilio Azcárraga Jean por la sexta parte del legado de El Tigre. Cussi acabó encarcelada y tuvo que desistir de su demanda tras la firma de un acuerdo confidencial con Televisa, pero Martínez siguió expandiéndose en el mercado de telecomunicaciones en Argentina y México.
En apariencia, la jugada de Televisa es astuta, pero muy cara. Anunció ante la Bolsa Mexicana de Valores una inversión de 7 mil millones de pesos (545 millones de dólares) para adquirir el control de Cablecom, vía la compra de deuda convertible que le permitirá hacerse del control del 95 por ciento de Tenedora Ares, poseedora del 51 por ciento de Cablecom.
“Como parte de esta transacción, Televisa también invirtió aproximadamente 2,500 millones de pesos en un instrumento de deuda emitido por Ares”, precisó la compañía.
Cablecom tiene presencia en 16 entidades del país, posee 1.2 millones de unidades generadoras de ingresos, de las cuales 70 por ciento son suscriptores de los servicios de triple play.
La operación aún debe ser aprobada por la Comisión Federal de Competencia, cuya integración aún está por definirse. Apenas el próximo 3 de agosto serán evaluados los aspirantes a dirigir este organismo regulador y el nuevo Instituto Federal de Telecomunicaciones.
La jugada de Televisa pretende afianzar su control en la televisión restringida, a pesar de las múltiples promesas de acabar con los monopolios de telecomunicaciones, porque esta estrategia es clave para el dominio del triple play, al tiempo que eliminaría a un posible competidor como David Martínez, quien ha resultado uno de los jugadores más enigmáticos en esta recomposición de los grupos financieros y de poder en las telecomunicaciones en México.
Fuente: www.homozapping.com.mx