La OMS declara fin de la pandemia covid-19

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Tedros Adhanom Ghebreyesus se congratuló de anunciar que la pesadilla por covid-19 ha terminado, sin embargo, remarcó que los gobiernos y la población mundial no deben bajar la guardia ni los cuidados pues el virus sigue circulando en todos los países del mundo.

Llega a su fin la emergencia de salud internacional por pandemia del virus covid-19 que ha provocado la muerte de más de 6.86 millones de personas en todo el mundo, anunció hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) luego de la reunión del Comité de Emergencia de la OMS que se reúne cada tres meses para analizar la evolución del virus en todo el planeta.

En rueda de prensa en Ginebra, el director general de la OMS Tedros Adhanom Ghebreyesus se congratuló de anunciar que la pesadilla por covid-19 ha terminado, sin embargo, remarcó que los gobiernos y la población mundial no deben bajar la guardia ni los cuidados pues el virus sigue circulando en prácticamente todos los países del mundo.

Fue el 23 de enero del 2020 cuando la OMS lanzó las alarmas a la comunidad internacional por la emergencia del brote de este nuevo e implacable virus originado en Wuhan, China desde la sede de la OMS en Ginebra, Suiza.

Hasta la fecha se desconoce el origen preciso del virus, dato primordial para entender el comportamiento del mismo, si bien la mayoría de los estudios apuntan a que surgió en el mercado de Wuhan, China y que es un virus que saltó de una especie animal, como murciélagos o mapaches, al ser humano, la OMS no ha descartado la posibilidad de que se haya originado debido a un accidente en un laboratorio ubicado a unos metros de distancia de dicho mercado.

En varias ocasiones Tedros ha pedido al gobierno de China mayor transparencia e información sobre los orígenes del virus, especialmente a raíz de la filtración de información de la comunidad científica china en marzo de este año que apuntan a que el brote inició en el mercado de Wuhan debido a mapaches contagiados.

El silencio de Pekín

El 30 de diciembre 2019, al filo de las 16:00 horas, la jefa del Departamento de Emergencias del Hospital Central de Wuhan recibió los resultados de una prueba realizada por el laboratorio de secuenciación Capital Bio Medicals en Beijing en el que se confirmaba la presencia de un virus similar al SARS. Varias personas habían sido ingresadas en hospitales de la ciudad central de Wuhan, al enfermar con fiebre alta y neumonía.

El primer caso conocido fue el de un hombre de unos 70 años que cayó enfermo el 1 de diciembre. Luego se descubrió que muchos de los casos estaban conectados a un mercado de animales vivos en el mercado mayorista de mariscos de Wuhan y los médicos comenzaron a sospechar que no se trataba del SARS sino de un nuevo virus.

El ministerio de Salud chino comunicó a la OMS que las muestras de las infecciones en los pulmones habían sido enviadas a empresas de secuenciación genética para identificar la causa de la enfermedad y los resultados preliminares habían indicado un nuevo coronavirus. En Ginebra los corresponsales fueron convocados a rueda de prensa para informar a la comunidad internacional sobre el brote del nuevo virus.

En esos momentos había un enorme vacío de información proveniente de China y según un modelo reciente de la Universidad del Noroeste de Boston entre 2 mil 300 y 4 mil personas probablemente ya estaban infectadas. Además, concluyen que el número de casos se duplicaba en pocos días. Los epidemiólogos coinciden en que en esta parte temprana de un brote, cada día e incluso cada hora es fundamental.

En esos días la editora adjunta de ProMed-mail, una organización que envía alertas sobre brotes de enfermedades en todo el mundo, recibió un correo electrónico de un contacto en Taiwán, preguntándole si sabía algo sobre lo que estaba sucediendo en China.

El 31 de diciembre la Comisión de Salud de Wuhan emitió un comunicado de prensa indicando que se habían identificado 27 casos de neumonía viral, pero que no había evidencia clara de transmisión de persona a persona. Pasaron 12 días más antes de que China compartiera las secuencias genéticas con la comunidad internacional.

Según el reglamento de salud internacional los nuevos brotes de enfermedades infecciosas de interés mundial deben de ser notificados a la Organización Mundial de la Salud en un plazo de 24 horas.

El 1 de enero de 2020, la OMS aún no había recibido notificación oficial del brote. El día anterior, los funcionarios habían visto la publicación y los informes de ProMed, por lo que se comunicaron con la Comisión Nacional de Salud de China.

Maria Van Kerkhove, epidemióloga de la OMS que se convertiría en la líder técnica de covid-19 de la agencia, participó en la primera de muchas conferencias telefónicas de emergencia en medio de la noche del 1 de enero.

Teníamos las suposiciones inicialmente de que podría ser un nuevo coronavirus. Para nosotros no se trataba de si se estaba produciendo una transmisión de persona a persona, sino en qué medida y dónde estaba sucediendo’’, recordó en una entrevista.

Pasaron dos días antes de que China respondiera a las preguntas de la OMS. Así lo demuestran las grabaciones de reuniones internas de la OMS obtenidas por la agencia de noticias Associated Press (AP), revelando la frustración que sintieron los altos funcionarios de la OMS durante la semana siguiente.

“‘No ha habido evidencia de transmisión de persona a persona’ no es lo suficientemente bueno. Necesitamos ver los datos”, se oye decir al director del programa de emergencias de salud de la OMS, Mike Ryan. A pesar de que los expertos de la OMS  sospechaban que había transmisión de persona a persona, el organismo de salud de la ONU no pudo confirmar esto hasta tres semanas más tarde.

El 2 de enero de 2020 el número de personas contagiadas comenzó a aumentar de manera exponencial. El gobierno de Pekín inició una campaña de represión contra los médicos obligándolos a guardar silencio.

Ese día la Televisión Central de China publicó un artículo sobre los médicos que difundieron la noticia de un brote cuatro días antes. Los médicos, a los que se hace referencia sólo como “traficantes de rumores” y “usuarios de Internet”, fueron interrogados por la Oficina de Seguridad Pública de Wuhan y “fueron tratados” “de acuerdo con la ley”.

Uno de esos médicos era Li Wenliang, el oculista cuya advertencia se había vuelto viral en las redes. Firmó una confesión. En febrero, murió de covid-19. Es conocido ahora como el héroe de Wuhan.

De acuerdo con informes que han salido a la luz un trabajador sanitario del hospital de Li, Wuhan Central, afirmó que “había tanta gente que tenía fiebre y el hospital estaba fuera de control. Comenzamos a entrar en pánico, pero el hospital nos dijo que no estábamos autorizados para hablar con nadie”.

Las autoridades continuarían sosteniendo durante 18 días más que no había transmisión de persona a persona.

Para el 3 de enero, el virólogo de renombre en Shanghai, el profesor Zhang Yongzhen, obtuvo una secuencia completa del virus. Sus resultados revelaron que se trataba de un nuevo virus que era similar al SARS y, por lo tanto, probablemente transmisible.

“Ese mismo día, él estaba trabajando para intentar que la información se publicara lo antes posible, para que el resto del mundo pudiera ver qué era y para que pudiéramos poner en marcha los diagnósticos”, dijo en otra entrevista el socio de investigación de Zhang, el profesor Edward Holmes, un virólogo evolucionista de la Universidad de Sydney quien afirmó que Zhang no pudo hacer públicos sus hallazgos. El 3 de enero, la Comisión Nacional de Salud había enviado un memorando secreto a los laboratorios que prohibía a los científicos no autorizados trabajar en el virus y divulgar la información al público.

El 11 de enero, Zhang autorizó a Holmes a publicar la secuencia. Como consecuencia su laboratorio fue clausurado al día siguiente por “rectificación”, pero su acción rompió el punto muerto. Al día siguiente, los científicos estatales publicaron las secuencias que habían obtenido. La comunidad científica internacional se puso en acción y el 13 de enero se puso a disposición del público un conjunto de herramientas para una prueba de diagnóstico.
A pesar de la evidencia de científicos y médicos, el gobierno de Xi Jinping no confirmó que había transmisión de persona a persona hasta el 20 de enero.

El 20 de enero de 2020 expertos, infectólogos y virólogos coinciden que es la fecha en que se traza la línea divisoria pues es el momento en que la OMS anuncia al mundo que el nuevo virus se transmitía de persona a persona. China escondió información, pero el mundo tardó mucho tiempo en escuchar el llamado de los científicos sobre esta nueva amenaza sanitaria.

El 23 de enero de 2020 después de que pasó el Año Nuevo Lunar chino y de que millones de chinos viajaron dentro de China y por varias partes del mundo con motivo de esta celebración, finalmente la OMS declaró la emergencia de salud por el nuevo virus denominado covid-19.

El 11 de marzo de 2020, el brote del virus fue declarado por la OMS como una pandemia. Lo demás ya es historia.

Fuente: Proceso

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