Nueva York. La izquierda y la ultraderecha están alarmando a las cúpulas de los dos partidos nacionales al arrancar el año electoral en Estados Unidos, provocando incertidumbre inusual en un proceso que inicia definido por un “socialista democrático” y un multimillonario con tintes fascistas.
La precandidatura del senador independiente Bernie Sanders, durante meses calificada como algo importante pero finalmente marginal e inconsecuente, ahora está haciendo temblar a la reina del Partido Demócrata Hillary Clinton y no pocos de la cúpula de ese partido. Los niveles de entusiasmo que Sanders ha despertado, sobre todo entre jóvenes, nutren su escalada dramática en las encuestas a dos semanas de las primeras elecciones primarias que se realizarán en los 50 estados.
De hecho, según las encuestas, Sanders ha logrado empatar a Clinton en Iowa –donde se realizará el primer ejercicio intra-partidario para seleccionar candidatos- y está incrementando su ventaja en New Hampshire, el segundo concurso. Más aún, aunque Clinton sigue con su ventaja durante meses en las encuestas nacionales, el margen entre ambos está disminuyendo rápidamente: según una encuesta reciente de CBS News/New York Times Clinton tiene el 48 por ciento del apoyo de filas demócratas en el país contra un 41 por ciento para Sanders –pero hace sólo un mes ella gozaba de una ventaja de 20 puntos.
Por cierto, vale subrayar que el apoyo numérico de Sanders es superior al que goza Donald Trump entre sus bases [ver: http://www.jornada.unam.mx/2016/01/08/mundo/021n1mun].
Su mensaje por una “revolución política” para rescatar la democracia de este país de manos de la clase multimillonaria y propuestas para beneficiar al 99 por ciento e imponer mayores impuestos y controles sobre el 1 por ciento siguen resonando entre un creciente ejército de voluntarios y más donaciones individuales a su campaña que para la de Clinton.
Por el otro lado, la campaña de Trump –la cual al inicio también fue descartada por las cúpulas como algo que no duraría– está amenazando con fracturar el Partido Republicano. Trump está aumentando su ventaja de la que ha gozado durante meses en las encuestas nacionales entre las bases republicanas; hoy alcanzó su nivel más alto de apoyo entre las filas republicanas con un 33 por ciento, según la encuesta nacional de NBC/Wall Street Journal. Su competencia principal proviene de dos cubanoestadunidenses, los senadores Ted Cruz (con 20 por ciento en las encuestas más recientes) y Marco Rubio (13 por ciento) –el primero tratando de arrebatarle la bandera del más ultraconservador a Trump.
Una nueva complicación para Cruz es que se está cuestionando si cumple con los requisitos para ser presidente ya que según algunas interpretaciones de la ley, un aspirante tiene que haber nacido en Estados Unidos –Cruz nació en Canadá de madre estadunidense y padre cubano.
Se pronostica que Trump ganará en New Hamsphire y aunque Cruz o Rubio podrían hacerlo tropezar en Iowa, todo indica que el multimillonario continuará batallando hasta la convención de su partido, y que ello podría provocar una crisis interna entre el “establishment” republicano y este “insurgente”.
Por ahora, tres demócratas se disputan entre sí la candidatura presidencial de su partido y, paralelamente, una docena de republicanos hace lo mismo por su lado.
El calendario
El primero de febrero se realizará el primer concurso estatal en Iowa, con lo cual arranca la carrera entre los precandidatos (en lugar de elecciones primarias, Iowa realiza una serie de llamados “caucuses”, que son reuniones donde participantes debaten y votan por su favorito). El 9 de febrero se celebran las elecciones primarias en New Hampshire. Vale señalar que ambos estados están entre los menos representativos del país –más rurales que urbanos, más blancos que los grandes estados, y entre los menos importantes numéricamente en la elección general– pero aun así por ser los primeros tienen un impacto desproporcionado sobre el concurso.
El 20 de febrero se realizan los siguientes concursos, con los republicanos compitiendo en Carolina del Sur, y los demócratas en Nevada.
Esto es seguido el primero de marzo por el llamado “súper martes” cuando unos 13 estados realizan sus primarias, incluyendo seis en el sur del país. El 15 de marzo, estados claves como Florida y Ohio tienen primarias, y varios más siguen días y semanas después. Las últimas primarias se llevarán a cabo el 7 de junio (con estados importantes como California y Nueva Jersey, entre otros).
De ahí, el proceso de cada partido culmina con sus convenciones nacionales. La del Partido Republicano se realizará en Cleveland, Ohio, del 18 al 21 de julio, la del Partido Demócrata está programada del 25 al 28 de julio en Filadelfia.
Casi siempre éstas se vuelven en espectáculos coreografiados donde es más fiesta que conclave político para tomar decisiones importantes y donde el único suspenso es la revelación de quién será revelado como el candidato a la vicepresidencia. Sin embargo, este año, sobre todo del lado republicano, no se descarta un poco de caos si no hay un precandidato con la requerida mayoría de delegados (otorgados en cada concurso estatal) para declararlo el candidato del partido.
Inmediatamente después de las convenciones arrancan las campañas para la elección general, la cual culminará el 8 de noviembre con la elección del próximo presidente y estará en juego también toda la cámara baja y un tercio del Senado.
Apuestas
Por ahora, según sondeos y expertos, el concurso se está determinando por la ira y repudio a las cúpulas de ambos partidos, y a la sensación de que el gobierno está subordinado a los intereses de los más ricos e “intereses especiales”. De hecho, algunos señalan que esto es lo que está impulsando las campañas “insurgentes” tanto de izquierda como de derecha, explicando los fenómenos de Sanders como también Trump.
Algunos aún apuestan que, al final, el llamado “establishment” logrará imponerse y establecer el “orden”. Pero hasta la fecha, han perdido esta apuesta.
Fuente: La Jornada