El Partido Popular ganaría la histórica repetición de las elecciones generales españolas el domingo con 136 escaños tras haberse efectuado el 92% del escrutinio, aunque sin una mayoría necesaria para desbloquear la parálisis política generada por la ausencia de mayorías en los comicios de diciembre.
Según los datos oficiales ofrecidos por el Ministerio del Interior, el PP obtendría 136 escaños, el 32,75% de los votos, lejos de los 176 necesarios para la mayoría absoluta en el Parlamento de 350 diputados. Hace seis meses, la formación conservadora obtuvo 123 escaños, el 28,7% de los votos.
El PSOE repetiría el mismo resultado que en las elecciones de diciembre, con 86 representantes y el 22,93% de los votos. La coalición Unidos Podemos – la unión del partido de extrema izquierda Podemos, y sus confluencias regionales, con Izquierda Unida y Equo, creada para esta votación – lograría 71 escaños, uno más que los obtenidos por Podemos y comunistas por separado en diciembre. Ciudadanos se mantiene como cuarta fuerza más votada con 32 escaños, un dato que supone un notable descenso frente a los 40 de hace seis meses.
El resultado deja el panorama político en el mismo punto que estaba en diciembre, con unos comicios que no arrojaron mayorías claras ni pactos de gobierno. El Partido Popular gobierna desde entonces de forma interina. Ni el PSOE, que logró un acuerdo provisional con Ciudadanos entonces, ni Unidos Podemos forjaron las alianzas necesarias para una mayoría parlamentaria que habría dado lugar al primer gobierno en coalición del país.
“Con este escrutinio estos no son los resultados que esperábamos”, dijo Íñigo Errejón, secretario de Política y Estrategia de Podemos, a periodistas. “No son un buen resultado para Podemos pero tampoco lo son para España, pues retrasa un cambio político que creemos irreversible”.
“Daremos la cara y seguiremos con nuestra mano tendida para formar un gobierno de progreso que pueda empezar a revertir las políticas injustas e ineficaces del PP”, agregó.
A media tarde, el 51,21% de los más de 34,5 millones de españoles con derecho a voto habían acudido a las urnas. El dato, el último oficial hasta el momento, es el más bajo en democracia a esa hora, y es siete puntos porcentuales menor que el 58,22% registrado a la misma hora en los primeros comicios generales el 20 de diciembre de 2015.
Al dato habría que sumar “un alto porcentaje de voto por correo, en torno al 4%, que se computa a última hora”, explicó la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro, en rueda de prensa. El voto por correo – las papeletas enviadas por los ciudadanos que no pueden votar en su circunscripción en la jornada electoral – subió un 86% con respecto a las solicitudes de diciembre.
El fuerte descontento popular con el gobierno por el alto desempleo, los recortes de servicios como la salud y la educación y los incesantes escándalos de corrupción han sido el centro del debate electoral en estas últimas dos semanas.
Además de las imágenes de electores en chanclas y traje de baño propias del primer fin de semana del verano, la jornada electoral estuvo plagada de anécdotas, recogidas por los distintos medios nacionales. Una mujer, que formaba parte del personal de una mesa electoral, entró en trabajo de parto poco después de la apertura de las urnas mientras que dos electores de avanzada edad fallecieron, uno en Madrid después de votar y otro en Girona, en Cataluña, antes de hacerlo. Por su parte, los seis vecinos de Villarroya, una pequeña aldea de La Rioja, mejoraron su record al abrir y cerrar la mesa electoral en solo un minuto. Además, dos políticos, Carme Chacón, exministra de Defensa con el PSOE, y Luis Garicano, de Ciudadanos, tuvieron que ocupar un puesto en las mesas.
Las encuestas de opinión en las últimas semanas pronosticaban unánimemente que ningún partido obtendrá votos suficientes para formar gobierno por sí solo. Entonces España se vería sometida a nuevas y prolongadas negociaciones y posiblemente incluso una nueva elección.
De acuerdo con la Constitución, el gobierno electo debe obtener un voto de confianza con más del 50% de los 350 sufragios antes de asumir. Si no lo consigue, una segunda votación 48 horas después debe darle el 50% de los votos emitidos y en este caso algunos partidos pueden abstenerse y dejar que otro asuma el poder a cambio de concesiones.
La nueva ronda de negociaciones podría verse complicada por el apoyo a la alianza de izquierdas Unidos Podemos, que incluye al Podemos de extrema izquierda con comunistas y Verdes, y según las encuestas será el segundo más votado. Con ello, el Partido Socialista, de centroizquierda, que tradicionalmente se ha alternado en el poder con el Partido Popular, quedaría desplazado al tercer lugar. El partido Ciudadanos, de tendencia derechista, quedaría cuarto.
España vota cuatro días después que un referéndum en Gran Bretaña resolvió que este país saliera de la Unión Europea, pero según Antonio Barroso, un analista en Londres con la consultora política Teneo Intelligence, era “improbable” que el Brexit afectara los comicios españoles.
Los partidos congregaron a sus seguidores en puntos estratégicos de la capital, Madrid, para seguir el recuento de los votos. Los candidatos, por su parte, esperaban los datos oficiales en las sedes de las formaciones.
En las elecciones del domingo se eligieron también a los 208 senadores que ocupan la cámara alta, con menos poder legislativo. En los comicios de diciembre el Partido Popular obtuvo una clara mayoría con 124 representantes.
Fuente: AP