El repunte de la inflación ocurrido a partir del inicio de este año, provocado por el alza en el precio de la gasolina y la depreciación del peso frente al dólar, tocó techo y a partir de ahora iniciará una tendencia “claramente descendente”, aseguró este viernes Agustín Carstens Carstens, gobernador del Banco de México.
“Creo que no estamos muy lejanos de que veamos ya el nivel más alto de inflación y de que entremos en una tendencia clara de inflación descendente”, afirmó Carstens en declaraciones a la prensa después de participar en un encuentro con Robert Kaplan, gobernador del Banco de la Reserva Federal de Dallas. “Tocó techo”, acotó.
En junio pasado la inflación fue de 6.30 por ciento anual, el nivel más alto en ocho años y más del doble del objetivo del Banco de México para los precios.
El banco central tiene un objetivo permanente de inflación de 3 por ciento, con un intervalo de variación de un punto porcentual hacia arriba o abajo.
Para atajar el rebrote inflacionario, el banco central ha incrementado la tasa de interés de referencia -una medida que tiende a contener la dinámica de la economía al encarecer el costo del crédito para empresas y familias- a un nivel de 7 por ciento anual.
“Un aspecto muy importante que hemos reiterado es que la política monetaria -que se expresa con el movimiento de la tasa de referencia- tiene un efecto rezagado sobre la inflación”, dijo Carstens. “Es probable que el nivel de tasa que existe hoy sea congruente con la convergencia a una inflación de 3 por ciento”, añadió.
El Banco de México anticipa que la convergencia a una inflación de 3 por ciento anual continúe y se acelere sobre todo al inicio del año entrante. “No estamos lejos” de haber visto el nivel más alto de inflación, sostuvo.
“Obviamente, el Banco de México va a seguir muy vigilante de los determinantes de la inflación y actuaremos en la dirección que sea oportuna, pero tenemos, con base a la información al día de hoy, que es muy factible que no estemos muy lejos de un nivel máximo de la inflación”, planteó.
Fuente: La Jornada