De las selvas entre Colombia y Panamá hasta el Río Suchiate, que separa a México de Guatemala. Por las costas del océano Pacífico y las rutas aéreas sobre el Atlántico; con sicarios propios o a través de pandillas aliadas.
Así es el control que los carteles mexicanos de narcotráfico ejercen actualmente en Centroamérica.
Desde 2010 las organizaciones han consolidado su presencia en la región.
En algunos países se han convertido en el principal desafío de seguridad, según informes oficiales y funcionarios gubernamentales consultados por BBC Mundo.
En otros desplazaron a grupos locales o llevaron a sus territorios la guerra que libran en México.
Así, los índices de violencia aumentaron especialmente en países como Costa Rica o Panamá. La disputa es por un mercado importante:
Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, por Centroamérica pasa el 80% de la cocaína que anualmente ingresa a ese país.
Hasta hace unos años las estimaciones eran de unas 300 toneladas por año, pero el ministro de Seguridad Pública y de Gobernación de Costa Rica, Luis Gustavo Mata, le dice a BBC Mundo que la cantidad puede ser mayor.
“Hemos notado, con mayor preocupación, que el año pasado se estimaba que por la región iban a pasar entre 1.300 y 1.400 toneladas de cocaína”, asegura.
“El 85 % de esa totalidad va aparentemente a los Estados Unidos, el resto va hacia los países europeos”.
Desplazaron a colombianos
La invasión de carteles mexicanos es tal, que prácticamente han desplazado a las organizaciones de Colombia señala el ministro Mata.
“Eran los encargados de manipular todo el trasiego de droga, principalmente cocaína, a Estados Unidos”, explica.
“Se encargaban de traerla, embodegarla y luego subirla a los demás países” hasta su destino final.
Pero el escenario cambió a partir de 2008, cuando se hizo evidente la presencia de carteles mexicanos.
“Empezaron a bajar por los países vecinos hasta llegar a Colombia, donde se apoderaron del mercado”.
“Ellos sustituyeron a los carteles colombianos y empezaron el trasiego, el almacenaje y la distribución en toda esta región”.
Las organizaciones mexicanas contratan a grupos locales para custodiar y trasladar la droga hacia el norte.
La mayor parte de la mercancía se mueve por mar, especialmente en el Océano Pacífico por donde transita el 80% de la cocaína enviada a Estados Unidos, dice el funcionario.
El resto se traslada por tierra en contenedores especiales dentro de camiones de carga o autobuses de pasajeros. También utilizan autos particulares.
Miedo a Los Templarios
En Costa Rica las autoridades detectaron a emisarios del cartel de Los Caballeros Templarios, originarios de Michoacán en el occidente de México.
“Teníamos mucho temor, era un grupo muy violento que sabíamos estaba muy bien organizado”, dice Mata.
El grupo operaba especialmente en San José, la capital del país, y también en algunas provincias fronterizas a Panamá o las regiones costeras.
Pero no es la única organización mexicana en activo.
Las autoridades costarricenses, así como de Guatemala y Panamá han detectado, en distintos momentos de los años recientes, la presencia de grupos como el Cartel del Golfo y lo que queda de Los Zetas.
Pero en la nueva geografía del narcotráfico destaca el Cartel de Sinaloa, que mantiene presencia en prácticamente toda la región centroamericana.
Dominio de Sinaloa
El crecimiento de la organización ocurrió incluso después de las dos capturas de uno de sus fundadores, Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”.
De hecho el encarcelamiento del capo no cambió la expansión del Cartel, le dice a BBC Mundo el ministro de Gobernación de Guatemala, Francisco Rivas.
Para establecer su dominio en el país, la organización de Sinaloa aprovechó la persecución que desde hace varios años sostienen autoridades contra grupos locales.
Un factor importante fue la extradición de algunos líderes del narcotráfico hacia Estados Unidos, como ocurrió con algunos fundadores del cartel de la Familia Lorenzana.
Esta organización es una de las más antiguas en el negocio del tráfico de drogas en Guatemala. Sus inicios se han documentado en los años 60, y actualmente el gobierno de ese país lo considera virtualmente desarticulado.
Los Lorenzana, señalan informes de Insight Crime, han sido aliados tradicionales del Cartel de Sinaloa.
Ahora esta organización se convirtió en la más fuerte en el mercado de tráfico de drogas en Guatemala, reconoce el ministro Rivas
“Con toda seguridad yo le puedo afirmar que así es, es el que ha generado una mayor operatividad”, explica.
“Se ha quedado con los enlaces más importantes aquí en Guatemala y es el que menos ha sido golpeado en todo el territorio nacional”.
La organización desplazó incluso a Los Zetas, que hasta hace tres años eran la principal amenaza para la seguridad nacional del país.
El nuevo mapa
En Guatemala el Cartel de Sinaloa controla las zonas norte y del Pacífico, así como en los departamentos de Escuintla, Suchitepéquez, Izabal, Zacapa y Petén, en la frontera con México.
En Costa Rica realiza operaciones en la frontera con Nicaragua y Panamá.
Las autoridades de Honduras detectaron representantes de la organización en el balneario Islas de la Bahía, en el Mar Caribe, así como en San Pedro Sula.
Pero desde hace varios años se han destruido cientos de pistas clandestinas, sobre todo en las zonas fronterizas con Nicaragua.
En 2015, por ejemplo, la Secretaría de la Defensa y la Policía Nacional desmantelaron 105 de estas “narcopistas”, como las llaman medios locales.
BBC Mundo solicitó información a la Secretaría sobre la actividad de carteles mexicanos en ese país, pero no obtuvo respuesta.
Lo mismo sucedió con el Ministerio de Seguridad de Panamá, donde también existe una presencia creciente de carteles originarios de México.
Según reportes de inteligencia, citados por medios locales, en ese país hay presencia de los grupos de Sinaloa, Juárez, de los hermanos Beltrán Leyva y Los Zetas.
La violenta consecuencia
Más allá del control territorial, la presencia de grupos mexicanos aumentó la violencia en las calles de Centroamérica.
Por ejemplo en Costa Rica donde son responsables del 70% de los homicidios que se cometen anualmente, dice el ministro Gustavo Mata.
Es un escenario nunca visto en el país. “Los actos son muy violentos, ejecuciones en plena vía pública o gente que aparece muerta con varios impactos de bala”.
Muchas de las víctimas son personas con antecedentes criminales, lo que hace suponer a las autoridades la existencia de una disputa por le mercado de drogas.
Una situación similar se vive en Guatemala, dice el ministro Rivas. “La presencia de carteles ha variado las condiciones en que se comete el crimen”.
“El país es víctima de la secuela de muertes que el narcotráfico nos deja. En toda la ruta del trasiego es donde más homicidios o muertes violentas se generan”.
La situación puede empeorar, añade el secretario de Seguridad de Costa Rica.
“En Colombia se producía cocaína una vez al año, pero ahora pueden tener hasta tres cultivos por hectárea”, advierte.
“Esto significa una mayor cantidad de cocaína que va a salir de los sudamericanos y que va a pasar por Centroamérica a Estados Unidos y Europa”.
En este escenario las alternativas son pocas, y una de ellas es una alianza de todos los países afectados en contra de los carteles mexicanos, insiste el funcionario costarricense.
“Crear un músculo, una muralla que nos dé la oportunidad de luchar contra el crimen organizado”.
Fuente: BBC Mundo