Por Servando Pineda Jaimes
En el balance de las elecciones celebradas el pasado 7 de julio, al margen de quién ganó o perdió, se debe colocar a la mujer chihuahuense como una de las ganadoras de este proceso.
Merced a una lucha incansable por lograr la igualdad de género en materia política, en esta ocasión y por primera vez en la historia de Chihuahua, las mujeres ocuparán el 42.5 por ciento de la representación política en el Congreso del Estado.
La nueva Legislatura -una vez que se hagan los cómputos finales- se integrará previsiblemente con 14 mujeres; 9 por mayoría relativa y 5 por la vía de la representación proporcional o plurinominales. Es decir, quedaron prácticamente a un par de legisladoras, para lograr el anhelado 50-50 por ciento de la representación de género.
De las 33 curules que tendrá la 64 Legislatura de Chihuahua, 14 estarán ocupadas por diputadas. De ese total, tres diputadas lograron colocarse en algún distrito de los ocho que tiene Juárez, o sea, casi un tercio de los disponibles. Se trata del 5 con Laura Domínguez; el 6 con Gloria Porras; y el 7 con Mayra Guadalupe Chávez Jiménez. Todas ellas del PRI.
La cuota se completa con tres diputadas más por los distritos de Chihuahua; dos del PAN y una del PRI, y la lista sigue con mujeres ganadoras en los distritos 11 de Madera; 14 de Guerrero; y 21 de Guachochi; todas también del PRI.
Así pues, serán 14 mujeres las que llegarán al Congreso ya sea por haber obtenido triunfos por la vía de la mayoría relativa, o la representación proporcional, y 7 ellas son del PRI; 3 del PAN; y con una representación estarán en el Congreso el PVEM, el PRD, el PT y el Panal. Es decir, por primera ocasión en su historia, en el Poder Legislativo de Chihuahua habrá mujeres de casi todos los partidos políticos con registro. El único que no tendrá una representante femenina será el Movimiento Ciudadano, que no obstante, estará representado por su dirigente estatal, Fernando Reyes, quien accederá a una curul por la vía plurinominal.
El hecho de que tantas mujeres lleguen al Congreso se logró gracias a la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (“Trife”) que obligó a los partidos políticos a postular en Chihuahua a un igual número de candidaturas de mujeres y de varones. Es decir, 50 y 50 por ciento, según estableció la autoridad electoral. De otra manera, hubiera sido casi imposible que tal cantidad de mujeres hubieran llegado al Congreso, ya que es una realidad que la mayoría de los partidos políticos postula a hombres y relega constantemente a sus mujeres.
El falló ocurrió, luego de que un grupo de ciudadanas chihuahuenses encabezadas por Alma Ivette Rodríguez Chacón, Montserrat Elvira Villarreal Torres, Olivia Alicia Sáenz Estrada y Blanca Amelia Gámez Gutiérrez, promovieran ante la Sala Regional con sede en Guadalajara del Tribunal Electoral, un juicio de Protección a los Derechos Políticos Electorales de los Ciudadanos, ya que la Ley Electoral vigente en ese momento, era muy ambigua y laxa respecto al papel que debían jugar las mujeres en los procesos electorales. Finalmente, este grupo de aguerridas mujeres ganaron el juicio.
De tal magnitud fue el fallo del Trife, que prácticamente todos los partidos políticos tuvieron que modificar sus listas de candidatos para poder cumplir con esta disposición. Alguien podrá argumentar que el fallo electoral distorsiona la voluntad de los partidos políticos y sus integrantes, pero a la luz de tantos años en que la mujer ha sido segregada de la política en nuestro estado, esta decisión me parece muy acertada.
En su dictamen, el “Trife” dejó fuera de esa paridad a los organismos electorales. Sin embargo y de manera natural, la mayoría de los y las integrantes de Asambleas Municipales Electorales, fueron mujeres. De 759 integrantes, entre propietarios y suplentes, el 55.6 por ciento (422) fueron mujeres, esto es, aquí se cumplió y con creces, la cuota de género del 50-50. Más aún, el 33 por ciento de las asambleas municipales, fueron presididas por mujeres.
Como usted lo sabe amable lector, lectora, las asambleas municipales electorales tuvieron a su cargo la organización de los comicios locales del pasado 7 de julio, donde se eligieron presidentes municipales, regidores, diputados locales y síndicos.
Sin duda, en este aspecto Chihuahua ha sentado un precedente importante en todo el país en la lucha por la igualdad de género en materia política. Un paso que no debe pasar inadvertido.
No obstante, si bien se ha dado un gran salto, éste no debe quedar ahí. Ahora toca a las instancias correspondientes dar mayores responsabilidades a las mujeres que han ganado en las elecciones, ya en ejercicio de sus funciones dentro del Congreso, y que pasen a encabezar también importantes comisiones legislativas -que siempre están dominadas por hombres-, y no únicamente aquellas de menor importancia o peso político. Este paso se debe dar.
Pero si bien el avance que han obtenido las mujeres en este proceso electoral se debe ponderar, también tiene un lado oscuro, y ese es que la igualdad de género que hoy se acaba de dar, también debe ir acompañada de una circulación de las élites al interior de los propios partidos políticos, y que no sean únicamente las mismas mujeres las que accedan siempre a esos cargos públicos que hoy se han conquistado, sin dar oportunidad a otras mujeres, como ocurre actualmente con el PVEM, donde su dirigente estatal María Ávila acapara todas las posiciones políticas: por segunda ocasión será diputada local y ya antes lo había sido también federal o con el PT. Y otro ejemplo es la familia Aguilar, donde América y Hanoi se alternan la curul familiar que usufructúan también el padre, Rubén Aguilar, o el hijo, Rubén Aguilar Jr, desde hace más de 30 años. Una chulada pues, de nuestra democracia.
* Servando Pineda Jaimes. Maestro investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Forma parte del equipo de Hilo Directo.