Responsable editorial del semanario Desde la fe, el órgano informativo de la arquidiócesis de México, Hugo Valdemar sostiene en entrevista que las críticas dirigidas al presidente Enrique Peña Nieto desde las páginas de ese órgano en los últimos meses están sustentadas, pues él traicionó a la Iglesia con su iniciativa para legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo. Y puntualiza: desde tiempos de Plutarco Elías Calles no había habido un encontronazo tan fuerte entre el gobierno y la Iglesia católica.
Por Rodrigo Vera/ Proceso
El sacerdote Hugo Valdemar, director de Desde la Fe, el polémico semanario de la arquidiócesis de México que últimamente arreció sus críticas contra el gobierno de Enrique Peña Nieto, asegura categórico:
“Al lanzar su iniciativa para legalizar los matrimonios entre personas del mismo sexo, el presidente Peña Nieto traicionó a la Iglesia, pues había prometido que la agenda del Papa Francisco sería la suya. Por eso su iniciativa ha sido tomada por nosotros como una terrible puñalada por la espalda.”
Y recuerda los días en que Peña Nieto se valió de la jerarquía católica para presentarle a su entonces prometida Angélica Rivera al Papa Benedicto XVI; luego para concretar su boda religiosa en la catedral de Toluca, y más tarde para traer al Papa Francisco a México.
Ahora, dice, “Peña Nieto provocó el enfriamiento de su relación con el episcopado, que está muy molesto con su iniciativa. No había habido un encontronazo tan fuerte entre el Gobierno y la Iglesia desde que se promulgaron las leyes anticlericales de Plutarco Elías Calles y desde que el general Lázaro Cárdenas introdujo la educación socialista”.
—En las últimas semanas, los editoriales de Desde la fe han criticado mucho esta iniciativa presidencial, ¿reflejan la molestia de la arquidiócesis con Peña Nieto?
—Sí, por supuesto. Hay cosas que no podemos ocultar, ni tampoco sería sano ocultarlas. La arquidiócesis asume una actitud de firme rechazo a esa iniciativa, y sobre todo a las intenciones de Peña Nieto de introducir la ideología de género en los libros de texto; decirle a los niños que pueden cambiarse de sexo sin permiso de sus padres es algo totalmente aberrante, es imponer una ideología totalitaria y quitarles la patria potestad a los padres de familia.
“Por supuesto que Desde la Fe está reflejando esta oposición, que no es sólo de la arquidiócesis, sino de todos los obispos del país. Nadie esperaba un golpe así por parte de Peña Nieto, porque no figuraba en su plataforma política ni en sus prioridades. Fue un duro revés que nos tomó por sorpresa”.
“Pero además, en estos momentos en que el país tiene problemas tan graves por resolver, estas propuestas de Peña resultan totalmente inoportunas y fuera de lugar. Con ellas se echó encima a la Iglesia, que no es ni actúa como un partido político”.
—En sus editoriales, Desde la Fe ha venido cuestionando fuertemente no sólo al Poder Ejecutivo, sino también al Legislativo, a los ministros de la Corte, a los partidos políticos y a otras instancias. ¿En este sentido no tienen ninguna restricción periodística?
—No, ninguna. No tenemos por qué dejar de ejercer la misma libertad de expresión a que tienen derecho los demás medios. La Iglesia tiene una función que generalmente se olvida; su misión profética, esto es, denunciar lo que está mal y destruye a una sociedad, como son las injusticias cometidas desde el poder. Esa labor profética le realizamos precisamente en nuestro semanario.
CRÍTICA SOCIAL
Entrevistado en su domicilio —la antigua residencia jesuita habitada por el padre Miguel Agustín Pro durante la Guerra Cristera—, Hugo Valdemar agrega:
“Muchos quisieran que la actividad de la Iglesia se redujera a la sacristía, a cuestiones de culto y de devoción personal. ¡No! ¡De ninguna manera! ¡La Iglesia no está hecha de ángeles! Sus fieles viven en una sociedad, dentro de una historia y de una estructura política. Debemos entonces abordar sus problemas y vivencias cotidianas, realizar crítica social a través de la prensa católica”.
–Da la impresión de que Desde la Fe, últimamente, arreció sus críticas.
–Siempre hemos sido un medio crítico. Y nuestras críticas son más o menos fuertes, dependiendo de los contextos. Actualmente, nuestros editoriales son muy fuertes, efectivamente, pero es porque el país está hecho un desastre. Ese es el motivo.
—Los medios nacionales se convirtieron en caja de resonancia de sus editoriales. Cada semana los reproducen y los comentan ampliamente. ¿A qué atribuye este fenómeno?
—A los medios les parece insólito que la Iglesia, silenciada por muchos años, ahora se atreva a cuestionar duramente al gobierno y a abordar temas candentes de actualidad. Esa es la causa principal por la que nuestros editoriales pegan. Algunas veces se llevan las primeras planas en los periódicos de circulación nacional, o bien abren la programación en los noticiarios estelares de radio y televisión. También se replican muchísimo en los medios de provincia.
En sus recientes ediciones, Desde la Fe pone el dedo en la llaga en temas espinosos: Por ejemplo, en su editorial del pasado 15 de mayo —en vísperas del proceso electoral del 5 de junio— señaló que “parece ser que el narco nuevamente ha tomado las riendas en algunos estados, patrocinando candidatos de elección popular… Si así fuera, esto no sería nuevo”.
Agregó que “en las entidades donde se juegan gubernaturas, los electores viven de rodillas, sometidos a los dictados de la delincuencia… Mientras gobernadores salientes son juzgados de incompetentes, corruptos y cínicos”.
‘IRRESPONSABLE E INMORAL’
Y en su editorial del 5 de junio calificó de “irresponsable” y “profundamente inmoral” la iniciativa de Peña Nieto encaminada a reformar la Constitución y el Código Civil Federal para que se reconozca el matrimonio entre personas del mismo sexo y su derecho a adoptar hijos.
Titulado “El derecho de los niños”, ese editorial añadió:
“No es una reforma justa ni equitativa, ni mira por el bien superior de los niños. Es, por el contrario, una norma profundamente inmoral e injusta que hace de los niños objetos, lo que los convierte en víctimas inocentes”.
Por ello pidió a los legisladores “el inmediato retiro de la iniciativa para ser devuelta a su promotor, el ejecutivo Federal”.
Al domingo siguiente, el 12 de junio, el semanario aseguró en su editorial que el “voto de castigo” contra el PRI se debió a “la corrupción, la ineficiencia y la impunidad, así como a la imparable violencia e inseguridad”. Pero también —agregó— se debió al rechazo social contra la mencionada iniciativa presidencial, a la que calificó como una “imposición destructiva e inmoral”.
Con el título Merecido voto de castigo, el editorial agregó:
“El voto de castigo fue una muestra del hartazgo de una sociedad que se cansó de ser pasiva y espectadora, ante un gobierno federal, y gobiernos estatales, caracterizados por su ineficiencia, indolencia, desvergüenza y una indecente corrupción”.
Agregó que “ahora quienes han salido favorecidos con el voto ciudadano deben tener cuidado de no caer en optimismos ramplones, pues la población, más que elegirlos a ellos, votó en contra de los peores, de los corruptos, de los cínicos, de los vividores, de quienes chupan los recursos de los pobres sin el menor asomo de culpa”.
Fuente: Proceso