Por Sanjuana Martínez
La geopolítica del crimen organizado se mueve en Nuevo León. Los próximos cambios de gobierno están moviendo el mapa de los cárteles de la droga, dueños de una de las plazas más cotizadas e importantes del país, para el trasiego y venta de droga.
La masacre a tiros de diez personas en un centro de distribución de cerveza del municipio de García, el municipio donde vive el gobernador electo Jaime Rodríguez “El Bronco” es un aviso, un mensaje mafioso de la narcopolítica que ha dominado este estado tan golpeado por la violencia.
El próximo cambio de gobierno programado para octubre representa también un cambio en la reorganización del territorio y el dominio de los capos de la droga que durante el gobierno de Rodrigo Medina se han movido a sus anchas.
Los pactos del gobierno medinista estaban bastante claros. Los Zetas y el Cartel del Golfo se repartieron Nuevo León, aunque los Beltrán Leyva siguen teniendo su hegemonía en el municipio de San Pedro Garza García, el lugar con el mayor índice per cápita de América Latina. El pacto entre este cartel y el famoso alcalde Mauricio Fernández sigue vigente hoy más que nunca. Fernández repite por tercera ocasión como presidente municipal y su administración pactista fue un plus para que los sampetrinos votaran por este candidato panista acostumbrado a “solucionar” los problemas con su particular estilo libre.
Nuevo León ha sido la joya de la corona para los carteles de la droga, una plaza que diariamente cuesta 40 millones de dólares, según expertos en seguridad.
La escalada de violencia de hace cinco, cuatro y tres años se elevo a niveles insospechados de barbarie. Cada día los nuevoleoneses se levantaban con el ejecutometro del horror, una nomenclatura con su propio lenguaje simbólico: hombres colgados y quemados vivos de los puentes, pozoleados, encajueleados, cocinados, decapitados, descuartizados, desollados, y un largo etcétera.
¿Cómo olvidar las narcomantas sobre el gobernador Rodrigo Medina?, luego del anuncio del cese del Secretario de Seguridad, el General Jaime Castañeda Bravo, y el nombramiento del General Javier del Real Magallanes como su relevo.
Las masacres aumentaban, el Casino Royale y luego la del Cereso de Apodaca, junto a los narcobloqueos que literalmente tomaban la ciudad para controlarla a su antojo ante la clara convivencia de las autoridades con los cárteles de la droga en disputa.
Las mantas, cuestionadas por su legitimidad de comunicación, no dejaban lugar a dudas del mensaje con las firmas de Heriberto Lazcano, “El Lazca”, y Miguel Treviño, “Z40″, líderes de Los Zetas, quienes aseguraban que ese cártel tenía el control del Estado por una simple y sencilla razón: el supuesto financiamiento a Rodrigo Medina durante la campaña electoral.
Los Zetas aseguraban que le habían entregado 20 millones de dólares a Medina:
“Comunicado al pueblo de México. A la opinión pública. Nuevo León es territorio de Los Zetas y el poder lo demostramos con hechos. Y aunque no les guste, Rodrigo Medina me obedece por que lo apoyamos para llegar a la Gobernatura o que pensaban que los 20 millones de dólares que entregó el lic. Manuel Quiñones (a) lic. Many cuñado o concuño de Aldo Facsi Zuazua para la campaña de Medina era gratis? O todo lo que pagamos para los gastos de Rodrigo a través de Agustín Serna de la CROC, no lo íbamos a cobrar? Por eso, hago lo que quiero en Nuevo León. Porque me pertenecen y libero a quien yo quiero de los penales y mato de igual manera a los contras del CDG. “Acéptenlo, lo único que queda al Gobierno de Calderón y al que venga es pactar con nosotros por que si no los tendremos que derrocar y tomar el poder a la fuerza como hasta ahora”.
Si el actual gobernador fue capaz de controlar un tanto la violencia, no fue solamente por su talento, está claro que evidentemente atrás de esa pax del narco ha habido elementos inconfesables, así como la corrupción durante su mandato, un cálculo de Fasci (ahora enemigo de Medina) ubica en mil millones de pesos lo que la familia Medina se embolsó. El tiempo dirá si así fue.
Las últimas ejecuciones evidentemente tienen un mensaje, aunque casi nadie se atreva a analizar semejante posibilidad: si actualmente hay un gobernador pactista con los Zetas y el que viene es públicamente declarado enemigo de ese cártel que incluso ha intentado asesinarlo en tres ocasiones, obvio que las arenas movedizas de la cloaca de la narcopolítica se mueven.
Y se mueven tanto que a menos de 24 horas de la masacre de los 10 hombres en el depósito de cerveza en García, fueron ejecutadas cuatro personas en Monterrey.
Jaime Rodríguez “El Bronco” y Fernando Elizondo han dicho en repetidas ocasiones que investigarán el gobierno de Rodrigo Medina y si hay delito que perseguir no les temblará la mano para conducirse con justicia. Y todo indica que este anuncio no ha sido del agrado de la narcopolítica instalada en los poderes actuales.
La pregunta que queda en el aire es repetida constantemente: ¿Cumplirá “El Bronco” una de sus principales promesas?
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Fuente: Sin Embargo