Merkel con uniforme nazi y recordando a Hitler es una estampa recurrente de la crisis. Grecia, España o Chipre, los más beligerantes contra la canciller alemana
Las duras condiciones impuestas por Berlín para el rescate a Chipre han espoleado en el sur de Europa las críticas al Gobierno de Angela Merkel, a la que desde el estallido de la crisis se compara abiertamente con Adolf Hitler. En Alemania hablan de un brote de ‘germanofobia’ que unos ven con estupor, otros con pena y la mayoría con preocupación.
“Va en contra de lo que se pretendía con la integración europea”, critica una estudiante
Las imágenes de la canciller alemana vestida con uniforme nazi son ya una estampa recurrente del ‘crash’ europeo, aunque las críticas comienzan a aflorar más allá de las calles de Nicosia, Madrid o Atenas. “Merkel, como Hitler, ha declarado la guerra al resto de Europa, ahora para garantizarse espacio vital económico”, decía el economista español Juan Torres en un artículo publicado en la web del diario ‘El País’ y luego retirado ante las críticas.
Los ataques que buscan resucitar el episodio más oscuro de la primera potencia europea no han pasado inadvertidos en Alemania. “Chipre está salvado, Alemania se impuso. Pero, ¿A qué precio?”, se ha preguntado ‘Der Spiegel’. El semanario cita la “ola de germanofobia” europea diagnosticada por el historiador británico Brendan Simms y advierte sobre las “profundas heridas en la eurozona”, abiertas por la negociación del rescate.
Envidia hacia el alumno aventajado
El gobierno de Merkel ha intentado exhibir serenidad ante las críticas y el ministro de Finanzas Wolgang Schäuble, que antes del acuerdo para un rescate por 10.000 millones de euros a Chipre se jactó de no dejarse “extorsionar por nada ni por nadie”, ensayó una interpretación psicológica para la indignación con Alemania.
“Es como en la escuela. Cuando uno saca mejores notas, los que están atravesando dificultades tienen un poco de envidia”, ha dicho en la cadena pública ZDF. Más afectado se mostró su par de Exteriores, Guido Westerwelle, que en declaraciones a ‘Der Spiegel’ ha lamentado “un tono excesivo, a veces injusto e hiriente” en las críticas.
La población se divide al ver las imágenes de las protestas en los países en crisis y el modo en que los manifestantes comparan a Merkel, que goza de niveles récord de popularidad en su país y es la gran favorita para ganar las elecciones generales de septiembre, con el dictador responsable de la mayor vergüenza histórica de Alemania.
Muchos comprenden el dolor y la rabia de la población en los países más golpeados por la crisis, pero la mayoría asume las críticas como el precio a pagar por el poder alemán y todos rechazan de forma unánime las alusiones al nazismo.
Integración europea
“Uno puede discutir y criticar la política del Gobierno alemán, no hay duda. Muchos alemanes lo hacen. Y es comprensible que los países afectados se enfaden. Pero llevarlo al extremo de comparar a Merkel y los alemanes con los nazis es absolutamente inadmisible”, resume Anna, alumna de un máster de Estudios Europeos.
“Además es muy peligroso y va justo en contra de lo que se pretendía con la integración europea: implicar a Alemania en Europa para evitar guerras. Lo que ocurre ahora hace que el país pierda entusiasmo en Europa, y eso sólo puede tener efectos negativos. Y no hay que olvidar que, sin Alemania, las cosas no marchan”.
Hay quien afirma que las alusiones al nazismo esconden “cierta dosis de misoginia”
Christoph, abogado de una de las grandes empresas de transporte alemanas, ve también “el riesgo de que el debate actual destruya una parte considerable de la confianza y de la fe en la Europa unida”. “Los políticos alemanes tienen que comportarse ahora de una manera muy diplomática”.
La asesora de comunicación Sabine cuestiona la política de Merkel o incluso la legitimidad de rescatar bancos: “¿A costa del bien común? ¿Del pequeño ahorrador? ¿Y hay que rescatar a todos los bancos a cualquier precio?”. Pero al mismo tiempo descalifica de plano las alusiones al nazismo y se pregunta si, en el caso de Merkel, no esconden también “cierta dosis de misoginia”.
“Creo que Alemania, como potencia europea, no puede dejar de opinar sobre la crisis. Incluso aunque quisiera. Por otro lado, ¿por qué debería? Desde mi punto de vista, nuestra historia no puede ser una razón para agitar de inmediato el fantasma nazi en cuanto Alemania expone su postura y otros países no están de acuerdo”.
Según una encuesta reciente de la cadena ARD, el 59% de los alemanes cree que Merkel actuó de forma acertada en la crisis. El 39% considera que la Unión Cristianodemócrata (CDU) es capaz de manejar la situación. Sólo un 16% opina lo mismo de la oposición socialdemócrata.
Fuente: DPA