Por: Sanjuana Martínez
El experimento de seguridad de Enrique Peña Nieto para Michoacán se desmorona y cae como un castillo de naipes. El fracaso del comisionado Alfredo Castillo es estrepitoso.
¿Qué espera el Ejecutivo para cambiar de estrategia? La última demostración del naufragio institucional en Michoacán es el vínculo de la Fuerza Rural creada y comandada por Castillo, con los Caballeros Templarios. Servando Gómez Martínez, “La Tuta” ha demostrado ser igual o más poderoso que el propio Castillo. Aparece como gobernador, notario, ministerio público, policía, juez e incluso como Comisionado para la Seguridad en Michoacán.
Las imágenes valen más que mil palabras. Los vídeos y las fotos son prueba fehaciente de la relación del líder de los Templarios, Servando Gómez Martinez, “La Tuta”, con los policías rurales de Castillo.
La videoteca de “La Tuta” no tiene sorpresas. Todos sus protagonistas anteriormente habían sido señalados por su relación con el líder del cártel del narcotráfico que opera en Michoacán. El doctor José Manuel Mireles, Hipólito Mora, el sacerdote Gregorio López y otros líderes de Autodefensas, lo habían denunciado.
Pero la imagen de Luis Antonio Torres González “El Americano’”, quien actualmente se desempeña dentro de la Fuerza Rural con “La Tuta”, fue un golpe seco contra el Comisionado Castillo, particularmente porque era uno de sus policías “consentidos”, el mismo que acusó de “asesinato” a Hipólito Mora.
¿Qué tanto sabe Castillo sobre los vínculos de sus policías rurales con “La Tuta”? El video no deja dudas. Se observa al “Americano” al lado de Servando Gómez “La Tuta” y Carlos Sierra Santana, líder del grupo de sicarios de Los Sierra, mejor conocidos como “Los Viagras”.
En lugar de arrestarlo, las autoridades solamente separan al susodicho “policía” de su puesto. El protagonista del enésimo video, solo fue llamado muy atentamente para presentarse a declarar, pero sin imputarle ningún delito.
La otra imagen tampoco deja lugar a dudas. Se trata de Nicolás Sierra Santana, conocido como el “Gordo”, integrante presuntamente del grupo delictivo Los Viagras, junto a Estanislao Beltrán, “Papá Pitufo”. La reunión entre ambos habría sido el 3 de mayo en La Mira, a 12 kilómetros del puerto de Lázaro Cárdenas, y en su momento la registró La Jornada. De hecho, aquella reunión fue publicada en un video por ese diario.
Lo más interesante de esta crónica anunciada sobre los vínculos de la policía de Castillo con los Templarios, es que el señor Sierra Santana fue uno de los principales firmantes del documento donde se exigía la destitución del doctor Mireles como líder de las Autodefensas.
Y basta con examinar mínimamente los curriculums de la policía rural. El señor Estanislao Beltrán, “Papa Pitufo”, era escolta del doctor Mireles. Y fue el mismo médico, ahora detenido en la prisión de máxima seguridad en Hermosillo, Sonora, quien denunció que se trató de un “arrepentido” perteneciente al crimen organizado. El jefe policiaco de máxima confianza de Castillo niega todo y dice que los dos protagonistas rurales no son quienes son y que ultimadamente todo se trata de una campaña de desprestigio contra ellos.
Pero las imágenes no mienten. Y las filtraciones abundan. La Procuraduría General de Justicia asegura en su último reporte que La Tuta tenía decenas de “policías” halcones en varios municipios de Michoacán, una red que podría extenderse incluso a los 113 municipios del estado, según publicó el periódico Reforma.
Los números tampoco mienten. Tan solo en los últimos tres meses, fueron consignados 72 policías que “trabajaban” para “La Tuta”, dos ex directores y seis mandos más.
La Tuta nos ha demostrado que es especialista en “negociar” con el poder de cualquier tipo. Tiene bien agarrados a políticos, diputados, senadores, alcaldes, gobernadores y por supuesto, policías.
Las últimas perlas del líder templario, fueron los vídeos con Rodrigo Vallejo y un video muy esclarecedor que lo exhibe como notario público, repartiendo la herencia del empresario Luis Miguel Estefan de Zitácuaro.
La autoridad controladora del “La Tuta” se erige como autoridad “moral” gracias a la permisividad de la autoridad. “La Tuta” se atreve a decir quien tiene derecho a la herencia y reparte los bienes entre cinco deudos del fallecido. De manera magnánima, saludando con sombrero ajeno, les otorga cuatro casas, un terreno, un restaurante, un hotel y efectivo. Luego, sencillamente les aplica el cobro de piso, que él llama “cuota para la empresa”, una pequeña “donación” de seis millones de pesos.
Seguramente la videoteca de “La Tuta” es grande. Los últimos episodios fílmicos nos muestran a las alcaldesas priístas de los municipios de Pátzcuaro, Salma Karrum, y de Huétamo, Dalia Santana, en amena una reunión con el líder templario.
Está claro que el Comisionado equivocó su estrategia en Michoacán. Decidió poner al frente del registro de policías rurales a una cubana conocida como “la Doctora Ilse”, psicóloga de profesión y cuyo perfil bajo le ha permitido seguir en la sombra moviendo hilos a su antojo.
¿Por qué una cubana para Michoacán? Son muchas las voces que han identificado a esta mujer por su incapacidad para realizar esa labor en un territorio que desconoce y cuya historia, idiosincrasia y características sociales desconoce. Además, el señor Castillo, ha colocado a “su gente” en puestos claves en la administración michoacana, la mayoría de ellos del Estado de México, gente que tampoco ha dado el kilo a la hora de ofrecer resultados.
Las preguntas sobre la profunda y crónica crisis institucional en Michoacán quedan en el aire: ¿Quien administra la publicación de los videos de “La Tuta”? ¿Cuántos policías rurales tiene a su servicio? ¿Hasta dónde alcanza la corrupción y podredumbre de las autoridades de todos los niveles vinculados con “La Tuta”? ¿Qué más necesita Peña Nieto para remover a Castillo de su puesto ante su rotundo fracaso?
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