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Ya se ha condenado a Facebook por su papel en la propagación de información errónea durante la elección pasada en Estados Unidos o “noticias falsas”, antes de que el término fuera usado para cualquier noticia que no te guste. Las críticas estuvieron en lo correcto: Facebook es la red social más popular del mundo y millones de personas la revisan a diario para leer las noticias.
Sin embargo, el enfoque en Facebook ocasionó que otra red social pasara desapercibida. Hablo de Twitter, que es mi adicción diaria.
Aunque la red preferida del presidente Donald Trump es mucho más pequeña que Facebook, las personas de los medios la utilizan mucho y, por eso, ejerce una mayor influencia en el mundo de las noticias.
Eso es un problema porque Twitter está haciendo que las noticias sean más tontas. El servicio está hecho para las personas que dedican mucho tiempo a la plataforma y es como un club. Exacerba la reflexión grupal. Recompensa las ocurrencias dignas de un experto por encima del debate sustancial y tiende a elevar lo absurdo por encima de lo serio —durante varias horas de esta semana estuvo cautivado por “covfefe”; un escándalo armado por un dedazo.
Sin embargo, el mayor problema con el lugar que ocupa Twitter en las noticias es su papel en la producción y diseminación de propaganda e información falsa. Sigue impulsando teorías de conspiración y, puesto que muchas personas de los medios —sin mencionar a muchos consumidores de noticias— no entienden del todo cómo funciona, vale la pena echarle un vistazo al mecanismo.
Las entrañas del negocio de las noticias
Una manera de pensar en el ecosistema de desinformación actual es imaginarlo como una suerte de tracto gastrointestinal.
En el extremo superior —la boca, digamos— entran las materias primas de la propaganda: las ideas creadas por cualquiera que desee manipular la cobertura de los medios, ya sean campañas políticas, grupos terroristas, provocadores patrocinados por el Estado o personas que utilizan comunidades extremistas en línea.
Entonces, en lo más bajo de lo que con amabilidad llamaremos el “otro extremo”, surgen los discursos procesados destinados a la diseminación extensa.
¿Cómo es que las materias primas se convierten en teorías de conspiración y discursos que se extienden en toda una cultura? Este camino está marcado por la variedad, es flexible y a menudo se expande a través de múltiples plataformas de medios. Sin embargo, en muchas de las más grandes campañas de desinformación del año pasado, Twitter desempeñó un papel clave.
A menudo funciona como el intestino delgado de las noticias digitales. Es donde los mensajes políticos y la desinformación se digieren, se procesan y se distribuyen en masa a la televisión por cable, Facebook y el resto del mundo.
Twitter funciona como un club de noticias: es donde los periodistas recogen historias, encuentran fuentes, promueven su trabajo y critican las notas de los competidores. De manera más sutil, Twitter se ha convertido en un lugar donde muchos periodistas construyen inconscientemente una cosmovisión, donde desarrollan un sentido de lo que es importante y merece cobertura, y lo que no.
Esto hace que sea el principal blanco de los manipuladores: si puedes lograr que algo sea popular en Twitter, tienes cobertura garantizada en todas partes.
“Cuando los periodistas ven que una historia se hace grande en Twitter, consideran que es una especie de responsabilidad cubrirla, incluso si la historia es un marco alternativo o una teoría de conspiración”, dijo Alice Marwick, coautora de un reciente informe acerca de la mecánica de la manipulación de los medios de comunicación para el Data & Society Research Institute. “Eso es porque, si no lo hacen, los pueden acusar de sesgo”.
Twitter está lleno de personas falsas
Para determinados manipuladores de medios, conseguir que algo sea popular en Twitter no es tan difícil. A diferencia de Facebook, que requiere que las personas usen sus nombres reales, Twitter ofrece a los usuarios un anonimato esencialmente completo y hace que muchas de sus funciones sean accesibles a programadores externos, lo cual permite a las personas automatizar sus acciones en la red.
Como resultado, numerosas herramientas en línea, baratas y fáciles de usar, permiten la creación rápida de miles de bots de Twitter, es decir, cuentas que parecen reales pero que son controladas por un manipulador.
El diseño también promueve una devoción servil a las métricas: cada tuit viene con un contador de Me gusta y Retuits. Los usuarios llegan a interiorizar esas métricas como representaciones de popularidad en el mundo real.
Sin embargo, esas métricas pueden manipularse. Como un solo usuario puede crear muchas cuentas y darles seguimiento de manera coordinada, Twitter permite que grupos relativamente pequeños parezcan ser mucho más grandes. Si el principal peligro de Facebook es la diseminación de historias falsas, Twitter es una fábrica de personas falsas.
“Los bots permiten que los grupos sean mucho más evidentes de lo que podrían serlo en cualquier otra plataforma de redes sociales: pueden usar Twitter como un megáfono”, dijo Samuel Woolley, director de investigación del Proyecto de Propaganda Computacional de la Universidad de Oxford. “Es hacer algo que yo llamo ‘consenso de fabricación’, es decir, construir la ilusión de popularidad para un candidato o una idea en particular”.
La manera en que esto funciona en cuanto a las teorías de conspiración es relativamente sencilla. Fuera de Twitter —en foros de discusión o grupos de Facebook— un grupo decidirá impulsar un mensaje en particular. Entonces comienza el diluvio. Los bots inundan la red, tuitean y retuitean miles o cientos de miles de mensajes para apoyar esa historia, a menudo acompañados de una etiqueta.
El objetivo inicial no es convencer o persuadir, sino simplemente abrumar, saturar tanto la red que pareciera que la gente está hablando de una historia particular. El mayor premio es entrar en la lista de tendencias (trending topics) de Twitter, que a menudo se utiliza como una hoja de encargo para el resto de internet.
Es posible que arruinen la democracia
Un portavoz de Twitter dijo que la compañía se toma muy en serio a los bots; tiene un equipo de detección de spam que se dedica a encontrar manipulación basada en bots y está mejorando constantemente sus herramientas para detectarlos y eliminarlos.
Además, debido a que los medios son grandes y caóticos, a menudo no está claro qué papel desempeñan exactamente los bots en la generación del interés por una noticia. Las teorías de conspiración fueron populares mucho antes de que existiera Twitter. Sin embargo, cuanto más hablo con expertos, más convencido estoy de que los bots de propaganda podrían ser un flagelo cada vez mayor y aterrador para la democracia.
Las investigaciones sugieren que los bots son omnipresentes en Twitter. Emilio Ferrara y Alessandro Bessi, investigadores de la Universidad del Sur de California, encontraron que cerca de una quinta parte del diálogo relacionado con las elecciones en Twitter durante la campaña del año pasado en Estados Unidos fue generada por bots. La mayoría de los usuarios no los detectó; trataron a los bots de la misma manera que trataban a otros usuarios.
“Los usuarios humanos no hicieron un buen trabajo al separar a los bots de otros seres humanos”, dijo Ferrara. Debido a que operan sin ser vistos, los bots catalizan la noticia: aceleran el proceso de descubrimiento y diseminación de historias, y convierten una etiqueta desconocida en una gran noticia. Una etiqueta popular crea una trampa para los periodistas que cubren lo que se dice en internet: incluso si cubren una teoría de la conspiración solo para desacreditarla, es probable que estén haciendo lo que quieren los propagandistas.
Finalmente, de forma más perniciosa, los bots nos dan una manera fácil de dudar de todo lo que vemos en línea. De la misma manera en que el surgimiento de “noticias falsas” le da al presidente el pretexto para tachar todo de “noticias falsas”, el aumento de los bots podría permitirnos descartar cualquier entusiasmo en línea como algo impulsado por la automatización.
Cualquiera que no te guste podría ser un bot; cualquier publicación que se haya retuiteado mucho podría haber sido impulsada por bots. “Si puedes hacer que algo sea tendencia, casi puedes convertirlo en realidad”, dijo Renee DiResta, un tecnólogo que estudia bots. Y si ese es el caso, ¿por qué creeríamos que una noticia es cierta?
Fuente: NY Times