El PAN celebra las siete gubernaturas que ganó en los pasados comicios. Se desgañita presumiendo la alternancia y también la integridad de sus candidatos. Pero un análisis detallado revela que seis de los siete gobernadores electos bajo las siglas panistas se forjaron y militaron en el PRI, están implicados en escándalos de corrupción, son parte de dinastías caciquiles o alfiles del peñanietismo. Ellos demuestran, en resumen, el gatopardismo del sistema político mexicano.
Por Arturo Rodríguez García/ Proceso
Su origen está en el PRI, pero mediante el PAN –en alianza con el PRD y otros partidos– integran cacicazgos familiares que controlan diferentes fuerzas políticas en sus entidades. Algunos están marcados por escándalos de corrupción, y si bien el PAN se enorgullece de ellos por haber ganado gubernaturas en los comicios del domingo 5, casi todos los que fueron legisladores trabajaron activamente en favor de las reformas impulsadas por el presidente Enrique Peña Nieto.
Más allá del festejo panista por arrebatar las gubernaturas en Aguascalientes, Chihuahua, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Veracruz, así como por la retención de Puebla, cuatro de sus candidatos –hoy gobernadores electos– son ex priistas.
El caso más notable, por reciente, es el del quintanarroense Carlos Joaquín González, candidato de la alianza PAN-PRD, que hace apenas unos meses militaba en el PRI y era subsecretario de Turismo. Formaba parte del gabinete de Peña Nieto.
La carrera de Joaquín González –medio hermano del ex dirigente nacional del PRI y actual secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell– abarca tres lustros, durante los cuales consiguió la alcaldía de Solidaridad, municipio conocido por su zona turística Playa del Carmen.
Al concluir su gestión en 2008, pasó de manera efímera por la Secretaría de Turismo estatal durante la administración del priista Félix González Canto. Y al año siguiente fue electo diputado federal, encargo que concluyó en 2012, cuando fue nombrado subsecretario de Turismo. Ahí se mantuvo hasta febrero pasado: renunció al puesto y al PRI después de que el gobernador actual, Roberto Borge, impulsara como su sucesor a Mauricio Góngora, finalmente derrotado el pasado domingo.
EX PRIÍSTAS
Otro caso reciente es el de José Antonio Gali Fayad, quien aún militaba en el PRI el pasado 9 marzo, cuando el PAN lo hizo candidato a gobernador de Puebla. El portal informativo de Proceso dio a conocer ese día que, tras una consulta en los padrones del PAN y del PRI, Gali aparecía como miembro activo de este último, con militancia ratificada en 2014, cuando ya era alcalde “panista” de Puebla, merced al impulso recibido por el gobernador Rafael Moreno Valle, también ex priista.
Un caso más: Miguel Ángel Yunes Linares, gobernador electo en Veracruz, es un político de larga trayectoria, que en 2003 renunció al PRI en medio de la sangría priista que produjo el desencuentro entre Elba Esther Gordillo y Roberto Madrazo.
Con una carrera política que se remonta a los setenta, escaló posiciones hasta que, en los noventa, inició su despegue: en una década fue diputado local, diputado federal, secretario de Gobierno con Patricio Chirinos; dos veces presidente del PRI en Veracruz, y director del Sistema Penitenciario Federal, al finalizar el gobierno de Ernesto Zedillo.
Ya fuera del PRI, en 2005 devino subsecretario de Gobernación y, al año siguiente, secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en las postrimerías del sexenio de Vicente Fox. Luego, al iniciar la administración de Felipe Calderón, director general del ISSSTE, donde se mantuvo hasta 2010, cuando como abanderado de la alianza PAN-PRD buscó y perdió la gubernatura de Veracruz.
Y finalmente está el caso de José Rosas Aispuro Torres, postulado por el PAN y el PRD en Durango. En 2010, el hoy gobernador electo aspiró infructuosamente a la candidatura del PRI, partido que encabezó en la entidad y donde desarrolló gran parte de su carrera política. Entre los puestos que ocupó están la presidencia del Congreso local, una diputación federal y una alcaldía de la capital.
HOMBRES DEL PACTO
“Si el Pacto por México se cumple, seremos una de las más grandes potencias del mundo y podremos resolver los graves problemas de desempleo, rezago social e inseguridad que afectan a nuestra patria”, dijo el entonces diputado Miguel Ángel Yunes Linares, en Tierra Blanca, el 3 de mayo de 2013, al iniciar una gira de promoción de las reformas por Veracruz.
Más allá del sentido de su voto, los gobernadores electos por el PAN, que en los años anteriores eran diputados o senadores, fueron activos promotores del Pacto por México, el paquete de reformas estructurales que Peña Nieto presume como el gran logro de su gobierno.
Francisco Javier García Cabeza de Vaca –quien sólo ha militado en el PAN– era miembro de la comisión de Energía en el Senado cuando se aprobó la reforma en esa materia, y se convirtió en uno de sus asiduos promotores, tanto en México como en el extranjero.
El también panista Martín Orozco Sandoval, gobernador electo de Aguascalientes, dijo el 5 de agosto de 2014: “Hoy, gracias a la innovación tecnológica de exploración, sabemos que México tiene la oportunidad de nuevo de crecer energéticamente; para aprovechar esos recursos se requiere tecnología de punta, conocimientos especializados, pero sobre todo se necesitan reglas claras para que tanto las empresas productivas del Estado como el sector privado aprovechen con su máxima capacidad las fuentes de desarrollo que tenemos en este país”.
El activismo también provino del ex priista José Rosas Aispuro. Cuando el Pacto por México peligraba por la salida del PRD de las negociaciones, a finales de 2013, él lo invitó a regresar:
“Es importante que el PRD vuelva a la mesa, si no del Pacto, sí del diálogo, para poder sacar las reformas”, declaró el hoy gobernador electo duranguense.
El único que se opuso y mantuvo una actitud crítica a las reformas pactistas fue el hoy mandatario electo de Chihuahua, Javier Corral.
LA MARCA DE LA CORRUPCIÓN
Durante sus campañas, los siete gobernadores electos el pasado domingo 5 que compitieron por el PAN hablaron sobre combatir la corrupción. Inclusive el miércoles 8, el dirigente nacional de ese partido, Ricardo Anaya, llamó a sus ganadores a llevar a la cárcel a ex funcionarios y ex mandatarios corruptos.
Paradójicamente, los destinatarios del mensaje de Anaya Cortés acumulan señalamientos e inclusive procesos por corrupción. El caso más notable es el de Miguel Ángel Yunes.
El reportero de Proceso Álvaro Delgado informó el pasado 15 de abril que Yunes Linares está bajo investigación de la Procuraduría General de la República (PGR) acusado de enriquecimiento ilícito por la adquisición de propiedades que no pudo haber comprado con su salario de servidor público.
La investigación de Delgado se realizó a partir de información obtenida en el proyecto periodístico internacional #PanamaPapers –del cual este semanario formó parte–. Además de revelar que Yunes Linares creó una empresa offshore en un paraíso fiscal, dio pormenores sobre otras imputaciones.
El mismo Álvaro Delgado documentó, desde 2013, otro boom en la fortuna de José Antonio Gali, que mientras era secretario de Infraestructura en el gobierno de Moreno Valle pasó de 23 a 77 millones de pesos. Además, el funcionario se hizo de departamentos de lujo en Acapulco y Miami.
Finalmente queda el caso de Martín Orozco Sandoval, ganador por el PAN de la gubernatura de Aguascalientes. Desde 2010 enfrenta un proceso penal por ejercicio indebido del servicio público y tráfico de influencias.
Fuente: Proceso