En diciembre del 2013, Uruguay fue el primer país del mundo quelegalizó completamente la producción y la venta de marihuana. Pero reglamentar los aspectos prácticos de la ley es mucho más complejo de lo que esperaba el gobierno. Tabaré Vázquez, quien asume el poder este domingo 1 de marzo, podría modificar la parte del texto que contempla la venta libre de marihuana recreativa en farmacias.
De las 22 empresas que se presentaron a la licitación, hoy quedan 11 en la puja. Algunas han decidido retirarse de la contienda porque se necesita un nivel de inversión inicial muy elevado. La prensa local habla de unos 1,5 millones de dólares. Los terrenos son del Estado, pero no tienen ninguna infraestructura, ni siquiera cuentan con agua corriente. Les autoridades no garantizan ninguna ganancia mínima a las empresas. Ante esta incertidumbre, resulta muy difícil saber si el negocio será rentable.
El gobierno decidió que el gramo de cannabis se venderá a un dólar. Un precio suficientemente alto como para no alentar al consumo, y lo suficiente bajo como para competir con el mercado negro. Al darse cuenta de que las políticas represivas han fracasado en América latina, Uruguay decidió combatir el narcotráfico ofreciendo un cannabis de buena calidad a un precio razonable.
Dudas y rechazos
La puesta en práctica de la ley se atrasó igualmente porque surgieron dudas y rechazos en el ámbito médico. “No me parece que se venda cannabis en las farmacias por el tipo de personas que pueden entrar a comprarlo. Hay gente que viene con otras intenciones, por ejemplo drogadictos o narcotraficantes”, comenta Claudia Montiel.
La Asociación de Química y Farmacia del Uruguay se ha opuesto rotundamente y oficialmente a esta ley. La farmacia tiene que ser un centro de salud, explica Virginia Olmos, presidenta de la Asociación: “Es verdad que en las farmacias uruguayas, se venden chocolates, golosinas, juguetes, joyas… Muchas cosas con las que tampoco estamos de acuerdo. Pero no son nocivas para la salud. No generan adicciones.”
Proteger la salud de los consumidores de marihuana
Julio Calzada, secretario general de la Junta Nacional de Drogas, no comparte esta opinión:“Con esta ley, pretendemos proteger la salud y reducir los riesgos para los consumidores de marihuana. Lo que nosotros hacemos con el cannabis, es lo mismo que se opera desde hace dos décadas en las farmacias de varios países europeos donde se entregan jeringas para que los usuarios de heroína intravenosa no las intercambien en las calles.”
Además, le llama la atención que los farmacéuticos y químicos vendan Viagra sin ningún problema. Como el cannabis, “el Viagra es un producto cuyo objetivo es exclusivamente la obtención de placer. No tiene ninguna recomendación medica predeterminada”, argumenta el empleado público. “¿Cuál es la diferencia entre estos dos productos? Uno, lo produce la industria farmacéutica, el otro, no.”
¿La marihuana distribuida en la policlínica?
Si al gobierno le preocupa la salud de los uruguayos, “entonces tendría que distribuir el cannabis en una policlínica donde se pudiera atender a estas personas en forma integral para que superaran esta adicción”, argumenta Virginia Olmos. “Si de última, la intención es sólo proporcionarlo, hay en Uruguay redes de cobranzas o de entregas de mercancia. No tiene por qué ser las farmacias.”
A Tabaré Vázquez, le podría interesar esta solución. El nuevo mandatario, quién es oncólogo, ya ha dicho durante la campaña electoral que no le convence esta parte de la ley y que está dispuesto a modificar los puestos de venta.
Hoy por hoy en Uruguay, si el consumidor quiere adquirir cannabis de manera legal, tiene que ser socio de un club canábico que puede cultivar hasta 99 plantas, o plantar marihuana en su casa.
El límite es de 6 plantas. En total, 2.000 personas – 1.500 auto-cultivadores y 700 miembros de clubes – ya no recurren al mercado libre, enfatiza Julio Calzada. Todas tienen más de 18 años ya que esta ley no se aplica a menores.
Fuente: Radio Francia Internacional