Por John Ackerman
The Guardian no se ha “disculpado” con Televisa y mucho menos se “retractó” de los importantes reportajes de Jo Tuckman sobre la complicidad entre la televisora de Chapultepec y Enrique Peña Nieto. Los artículos impugnados siguen disponibles íntegramente en internet, tanto en inglés (http://ow.ly/htIFJ) como en español (http://ow.ly/htIQ1), y el periódico no ha modificado una sola coma de su contenido. El rotativo también ha colocado en línea los archivos obtenidos por su reportera que documentan los supuestos acuerdos entre Peña Nieto y Televisa.
Desde que se publicó el primer artículo polémico el pasado 7 de junio, Televisa exigió una “disculpa pública” a The Guardian y pidió que se retractara de las acusaciones respecto a la venta subrepticia de cobertura mediática a Peña Nieto. También entabló una demanda legal en contra del periódico en tribunales ingleses. Pero la televisora no tuvo éxito en su estrategia jurídica ni en sus presiones mediáticas.
En el comunicado conjunto emitido el martes 5, el rotativo inglés se mantiene firme en su postura original de que los artículos impugnados “planteaban una cuestión de interés público sobre la relación entre Televisa y algunos candidatos a puestos de elección” y que fueron publicados “de buena fe con base en el material proporcionado por su fuente confidencial”. En otras palabras, The Guardian defiende a su reportera y ratifica en todos sus términos su decisión de difundir la información.
El comunicado deja claro que no hubo ninguna violación a los códigos de ética periodísticos. Al firmarlo, Televisa está aceptando la importancia de la información contenida en los artículos y avalando el trabajo absolutamente profesional de la periodista que los redactó.
Lo único que Televisa logró tras casi un año de pataleos, presiones y gastos en costosos bufetes de abogados fue un par de frases estériles en las cuales The Guardian, diplomáticamente y de manera totalmente abstracta, “reconoce que Televisa y sus periodistas buscan mantener los más altos estándares editoriales” y “acepta que las autoridades electorales resolvieron que la cobertura de Grupo Televisa cumplió con las estrictas normas electorales mexicanas y neutralidad política”. Es importante notar que el rotativo inglés no afirma que Televisa efectivamente cumple con “altos estándares editoriales”, sino sólo que “busca” hacerlo. Asimismo, The Guardian no avala el tratamiento que el IFE dio al caso Televisa, sino que solamente “acepta” que existió el carpetazo.
La lección entonces no es que los tentáculos todopoderosos de Televisa se extienden hasta Londres para aplastar cualquier cuestionamiento a su labor, sino que periodistas valientes y profesionales como Tuckman, y Jenaro Villamil, de Proceso, lograron penetrar exitosamente la armadura del Goliath mexicano al exhibir sus múltiples negocios turbios. Ningún comunicado insulso y mal redactado podrá borrar los océanos de verdades divulgadas en los polémicos reportajes.
Ahora bien, los mexicanos no necesitamos un artículo de The Guardian para darnos cuenta de que Televisa y el Instituto Federal Electoral no son neutrales o independientes. Su favoritismo hacia Peña Nieto se comprueba una y otra vez y es revelado sistemáticamente tanto en Proceso como en otros medios independientes. México cuenta con algunos de los mejores periodistas de investigación en el mundo que nos ayudan todos los días a entender los entretelones del poder.
Otra ventaja que tenemos en México es que aquí existe mucho mayor margen que en Inglaterra respecto de las críticas permitidas hacia funcionarios públicos y medios de comunicación. Aquel país es tristemente célebre por sus estrictas leyes en materia de difamación y calumnia, las cuales limitan de manera importante la libertad de expresión. Este contexto de control extremo es lo que realmente explica por qué The Guardian finalmente aceptó emitir un comunicado con Televisa.
Pero en México existe una libertad mucho más amplia en la materia. La desventaja es que ello puede utilizarse para amedrentar desde el poder a los medios independientes, como cuando Televisa en 2010 quiso ligar a Proceso con capos del narcotráfico o cuando la revista Letras Libres intentó en 2004 vincular el periódico La Jornada con el grupo terrorista ETA. Ni Televisa ni Letras Libres fueron obligadas a emitir comunicado o disculpa alguna por sus acusaciones cobardes y de evidente mala fe.
La buena noticia es que los nuevos criterios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la materia son sumamente liberales y buscan proteger al máximo a quienes critican y exhiben a los poderosos. El reto entonces es trabajar para generar cada día más espacios de información y análisis crítico para que se difunda mejor lo que realmente está pasando en el país. Sólo así podremos evitar la información manipulada que nos recetan todos los días los principales medios de comunicación electrónica, así como derrotar una vez más la parcialidad autoritaria de Televisa.
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Twitter: @JohnMAckerman
Fuente: Proceso