La cuentas atrás

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Sabido es por todos: una cosa es querer hacer y otra es saberlo hacer

 

Por Antonio Navalón

 

Mientras el Secretario de Hacienda y Crédito Público y algo más, mucho más de este gobierno, Luis Videgaray, explicaba en Davos en todas las televisiones, foros, en circuito amplio o restringido cómo va a ser la reforma energética, algo dentro del pozole de Pemex comenzaba a arder.

Es muy impresionante que justo en el momento en el que por una parte se ven los actores y las consecuencias de la corrupción en Pemex, en el mismo momento en el cual el gobierno calentaba motores para despegar hacia lo que es el buque insignia del sexenio que es la reforma energética – la tributaria de golpe alguien sin saber de dónde, ni cómo, -como ya pasó hace una serie de años- donde no habia gas, ni calderas, ni nada que explique por qué pasó lo que pasó, pasó.

El mundo se incendió, tembló y Pemex sufrió un incendio que destruyó los contratos, las pruebas, todo aquello que podía servir para saber cómo, cuándo y dónde se hizo la corrupción de Pemex, no solamente del priismo sino también de los últimos doce años del panismo.

No solamente fueron ilustres nombres priistas los que ardieron esa noche junto con 36 mexicanos o fueron heridos otros muchos sino que también los panistas, ilustres o no, ligados con la familia presidencial o no, cuñados o no, también vieron como sus nombres, sus contratos y sus pruebas ardían a las 3:40 de la tarde.

Yo aprendí en Argentina, al final de la dictadura militar, cuando viví un año entre el final del gobierno de los militares y las primeras elecciones libres, que el fuego todo lo purificaba. Recuerdo que la primera vez que en una comida con quien sería el candidato peronista me dijo: “hoy toca que arda trabajo”. Yo le contesté: “¿perdón?

Y sí, los milicos -como se les llama a los militares en el poder en Argentina- antes de irse quemaron todas las pruebas a través de incendios que destruyeron los libros de aquella administración. Ardieron todas las pruebas que se habían creado en ese ministerio acerca de la corrupción de la dictadura militar.

No sé que dios o qué mano humana incendió Pemex, pero sé que empezó la cuenta atrás de este gobierno. Es decir, no sé si Peña Nieto sepa ya cuántos enemigos interiores tiene pero más vale que comience a saber que en política las casualidades no existen.

El incendio de Pemex significa muchas cosas pero sobre todo es la cuenta atrás porque sin que ni siquiera pasen los tradicionales 100 días de gracia al poder, en plena luna de miel, el mundo de Twitter es tan despiadado que no da ningún tiempo para disfrutar del poder.

Ahora el poder tiene que enfrentarse a los siguientes casos: uno, el número de muertos que desencadenó Calderón sigue siendo muy alto, aplaudo que el gobierno no haga de eso su principal insigna y que el presidente no hable de eso aunque con eso no desaparecerán todas las víctimas; dos, este gobierno pasará a la historia o no en función de la reforma tributaria y la energética; tres, no sé quién sea el genio dentro del gobierno que entendió que lo que había que hacer ahora era unir al PRD con López Obrador, otra vez a través de la función del IFE y hacer que se formara un bloque que ya no existía.

Empezó la cuenta atrás, no es el final del sueño, pero algo más difícil en política es saber llevar a buen puerto las buenas intenciones que uno tiene de las travesías marinas de las reformas estructurales.

¿Fue un accidente? Tal vez. ¿Podremos convencer al mundo que ese accidente no tiene que ver con la destrucción de pruebas o la corrupción en Pemex? Tal vez. ¿Cuánto limita eso la reforma energética que nadie conoce pero que ya vendimos en Davos y en todas partes? Eso no se sabe.

Allí es donde el presidente Peña Nieto debe de verdad diferenciar entre lo que son las inteligencias teóricas de las prácticas políticas. Porque al final del día Manlio Fabio Beltrones fue el único que quiso disputarle a Peña la presidencia y perdió, pero sinceramente además de quien ocupa los Pinos, la única maquinaría política que funciona en México al 100 por ciento con una eficacia envidiable es la que representa Beltrones.

Por lo tanto, cualquier reforma estructural que se quiera hacer en este país pasa por manos de Manlio Fabio. Por eso, mientras Pemex arde a la hora de la sobremesa uno debe preguntarse quién apagará el fuego, quién sabrá concretar las reformas y quién sobre todas las cosas, arrojó el coctel molotov sobre una historia de indominio, corrupción, que repito, no es en la corrupción priista donde sólo hay que buscar el inicio del incendio si se llega a saber que no fue una voluntad divina lo que lo ocasionó.

P.D. El Gobierno sabe que nadie cree nada por eso el desfile de los Secretarios y del Procurador por los restos del Pemexgate, es al menos edificante en el sentido de que saben que se tienen que ocupar.

Aún así nadie nos creemos que llegaremos a saber la verdad algún día. Por lo menos vemos que, se mire como se mire, dedicación y atención por parte de los funcionarios, incluido el Presidente, sí le están poniendo a esta desgracia.

 

Fuente: La Silla Rota

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