La Corte Suprema de Estados Unidos falló este lunes a favor del gigante de la agroquímica Monsanto, y en contra de un agricultor de Indiana, que fue acusado de haber violado las patentes de la compañía para producir semillas.
La instancia judicial compuesta por nueve magistrados, tomó esta decisión por unanimidad, al considerar que la protección de la propiedad intelectual impide al “agricultor que reproduzca semillas ya patentadas para plantarlas y cosecharlas sin permiso”.
El máximo tribunal decidió tres meses después de la última audiencia del caso darle la razón a Monsanto.
Esta resolución era previsible y mantiene el statu quo general en otras disputas por la propiedad intelectual en campos como la medicina, la informática o la biotecnología.
El punto central de la disputa versaba sobre cual es el límite de una patente, si sólo se aplica al bien vendido, en este caso la semilla adquirida por el agricultor, y si el empresario tiene el derecho de utilizar o vender copias.
Según la sentencia de 10 páginas de la Corte Suprema, la patente prohíbe que se produzca, se utilice y se vendan copias.
“Si el comprador de este producto puede fabricar y vender un número ilimitado de copias, entonces la patente no protegería el invento de una forma eficaz más de una vez”, dijo la Corte Suprema.
Vernon Hugh Bowman, un agricultor de 75 años y residente en el estado de Indiana, fue demandado en 2007 por Monsanto por haber replantado, cultivado y comercializado granos de soja derivados de unas semillas compradas en origen al grupo agroquímico.
“Yo no hice nada malo”, declaró en la última audiencia, el 19 de febrero, el productor. “No es ilegal y (…) ninguna amenaza para Monsanto”.
Estas semillas genéticamente modificadas de Monsanto hacen que la soja resista a los herbicidas y aumentan su rendimiento agrícola.
Monsanto pidió 85 mil dólares al agricultor y defendió que esos granos están protegidos por patentes y no deben ser replantados sin pagar por los derechos de propiedad intelectual en cada ciclo de plantación.
La decisión de la Corte “asegura a todos los inventores de los sectores público y privado que pueden y deben continuar invirtiendo en la innovación”, estimó el videpresidente de Monsanto, David Snively.
Monsanto era apoyado por el gobierno americano
El agricultor ya había perdido en primera y segunda instancia, sin embargo, presentó un recurso a la Corte Suprema de Estados Unidos que se entendió del caso en octubre de 2012.
En su defensa, Bowman afirma que siempre respetó su contrato con Monsanto, comprando nuevas semillas de organismos genéticamente modificados (OGM) cada año para su cultivo primario.
No obstante, a partir de 1999, con el objetivo de ahorrar en gastos, reconoce haber comprado otras semillas a un productor local y haberlas plantado para una cosecha diferente.
Tras darse cuenta de que estas semillas tenían resistencia a los herbicidas, Bowman repitió la operación desde 2000 a 2007 y “a diferencia de su cultivo primario, conservó las semillas obtenidas durante su cultivo secundario para replantarlas”.
“Si el simple hecho de copiar fuera autorizado, entonces una patente perdería todo su valor desde la primera venta”, añadió la Corte. “El monopolio de la patente sería válido no por 20 años (como lo permite la ley) sino para una sola transacción. Y eso resultaría en una baja de la incitación a innovar”, concluyó.
Para el experto en patentes Michael Ward, “eso abre la posibilidad de que este caso se aplique a otras tecnologías que pueden copiarse”.
“Cuando la reproducción no se comete por omisión, o no es que sea indispensable sino solo imprevista, entonces esta decisión podría aplicarse”, explicó.
La sentencia no logró que las acciones de Monsanto pasaran al verde, y abrieron este lunes con pérdidas de casi 1%, pero tras la decisión acortaron las pérdidas a 0.5% hacia el mediodía, a 107.59 dólares.
Fuente: AFP