La compañía que vendió el Pegasus tiene conexiones al más alto nivel

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Balam Seguridad Privada es una de las empresas intermediarias que vendió al gobierno mexicano el polémico software Pegasus, cuyo propósito es infectar teléfonos celulares a través de mensajes de texto para tomar el control del dispositivo, incluido su micrófono y su cámara. Los estrategas de esa singular firma son el empresario mexicano Rodrigo Ruiz Treviño y el israelí Asaf Zanzuri, quienes en sociedad lograron posicionarse como proveedores de sistemas de inteligencia y seguridad en sólo dos años. Esta es su historia.

Sistemas de intervención comercializados por Balam Seguridad. Foto: Balam

Sistemas vendidos por Balam Seguridad Privada

Por Mathieu Tourliere, Raúl Olmos y Daniel Lizárraga/Proceso

Para convertir a su empresa Balam Seguridad Privada en uno de los principales proveedores del gobierno federal en sistemas de inteligencia y seguridad en menos de dos años, un par de jóvenes empresarios decidió asociarse y adoptar una exitosa estrategia comercial.

Asaf Zanzuri, oriundo de Israel, se encargó de conseguir las tecnologías con compañías de su país natal, mientras que su socio mexicano Rodrigo Ruiz Treviño abrió las puertas de las agencias nacionales del sector.

Ruiz Treviño, de 35 años, está relacionado con la élite política: es sobrino de Guillermo Ruiz de Teresa, amigo cercano del senador priista Emilio Gamboa Patrón que se desempeña como “coordinador” de Puertos y Marina de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en la administración de Enrique Peña Nieto.

Ruiz de Teresa escaló en la política siempre de la mano de Gamboa Patrón. Ambos han estado juntos incluso en momentos difíciles, como en el caso Pemexgate, pues participaron en la estructura ilegal de financiamiento a la campaña presidencial del priista Francisco Labastida en el año 2000.

Aunque en el organigrama de la SCT Ruiz de Teresa aparece como coordinador de área, tiene el rango de subsecretario, con una percepción bruta de 161 mil pesos mensuales. En la reestructuración que se proyecta para esa coordinación de Puertos se planteó la posibilidad de convertirla en subsecretaría.

Antes de fundar Balam Seguridad Privada –el 15 de mayo de 2012– y convertirse en proveedor oficial, Ruiz Treviño sólo tenía experiencia en el negocio de restaurantes y bares. En las redes sociales solía presumir su vida de mirrey. Zanzuri, por su parte, había trabajado en la industria del espionaje en Israel y Europa, según su currículum.

Balam es una de las empresas intermediarias que vendió al gobierno mexicano el polémico software Pegasus, desarrollado por la empresa israelí NSO, cuyo propósito es infectar teléfonos celulares a través de mensajes de texto para tomar el control del dispositivo, incluido su micrófono y su cámara.

En julio de 2015 Proceso reveló que Balam Seguridad Privada –y su filial Grupo Tech Bull– surtieron a diversas agencias de seguridad mexicana material de intercepción, así como un centro de mando desarrollado por Elbit, una de las principales compañías de Defensa de Israel.

Las agencias receptoras pertenecían a la Secretaría de Marina, la Procuraduría General de la República, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, la Policía Federal, así como “una gran cantidad de procuradurías, incluida la del Estado de México”.

Meses antes, el 6 de febrero de 2014, Balam Security sirvió de intermediario en la venta de dos aviones de espionaje Dominator XP –fabricados por Aeronautics Ltd– a las Fuerzas Armadas de México. El negociador del contrato fue Zanzuri.

Este semanario también reveló, en la investigación global Panama Papers, que a principios de 2015 Ruiz Treviño y Zanzuri pretendieron abrir dos fideicomisos: uno en Nueva Zelanda –The Diamond Trust y The Sapphire Trust– y otro en Holanda, para evadir sus obligaciones fiscales y mover dinero desde cuentas abiertas en Suiza.

Para ello, contrataron los servicios del despacho panameño Mossack Fonseca y del abogado mexicano Alejandre Doporto, ambos especializados en la incorporación de estructuras offshore.

En caso de que las autoridades emprendieran una investigación, sólo aparecerían como directores de los fideicomisos empleados de Mossack Fonseca en Nueva Zelanda. Tenían todo calculado; incluso dos años antes crearon la firma llamada Orion Trust, la misma oficina puesta al servicio de Juan Armando Hinojosa Cantú, el constructor de la Casa Blanca de Lomas de Chapultepec de Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto.

El enlace

A fines de 2014 un empleado de Balam Security se comunicó con la empresa italiana Hacking Team, una firma rival de NSO en el desarrollo de programas espías para gobiernos, para informarle que Balam Security representaba “una gran cantidad de empresas israelíes porque uno de los propietarios, Asaf Zanzuri, es de Israel”.

Los archivos internos de Hacking Team, que WikiLeaks publicó en julio de 2015 –incluidos miles de correos electrónicos–, muestran que Ruiz Treviño era el enlace de la empresa con agencias del gobierno mexicano.

En un correo electrónico fechado el 29 de noviembre de 2014, un intermediario israelí llamado Eric Banoun presentó a Ruiz Treviño como “uno de los mayores jugadores hoy en el campo de las soluciones de inteligencia en México”, e informó que era el principal negociador con la PGR, entonces a cargo de Jesús Murillo Karam.

En aquél entonces, Balam se encontraba en una situación difícil: había vendido –y cobrado– a la PGR por la venta de un paquete de 500 infecciones del sistema Pegasus. Sin embargo, cuando NSO se enteró que la venta se había concretado, aumentó sus precios 50%. Balam buscó una solución que permitiera sustituir Pegasus; se acercó con Hacking Team, que desarrollaba el sistema Remote Control System, capaz, como Pegasus, de tomar el control de los dispositivos móviles.

En su edición del miércoles 21, el periódico Reforma informó que, pese a una serie de problemas, Balam finalmente pudo vender Pegasus a la PGR. El presupuesto asignado para esa compra fue de 148.5 millones de pesos, pero el costo pudo ser mayor.

En septiembre de 2016, el diario The New York Times informó que el gobierno mexicano había pagado 15 millones de dólares en 2014 por el sistema de espionaje, equivalente a 202 millones de pesos, al tipo de cambio de entonces.

Según los correos de Hacking Team filtrados por WikiLeaks, Ruiz Treviño también intervino en la negociación para abastecer equipos de seguridad a por lo menos cinco estados de la República: su correo electrónico apareció en la negociación de contratos para el Estado de México, Chiapas, Baja California, Puebla y Michoacán, aunque no se precisa si las ventas se concretaron.

Bajo la sombra de Gamboa

Guillermo Ruiz de Teresa, el tío de Ruiz Treviño, tiene mucha influencia en los círculos políticos. Hace 17 años estuvo involucrado en el desvío de fondos del sindicato petrolero a la campaña presidencial del PRI. En ese escándalo de corrupción también participó Emilio Gamboa Patrón, su amigo desde hace décadas.

Ambos crearon, casi a la par, dos asociaciones civiles que sirvieron como fachada para traspasar por lo menos 500 millones de pesos del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana a la campaña del priista Francisco Labastida Ochoa el año 2000. Las asociaciones compartían el mismo objeto social, domicilio y secretario técnico: Jorge Cárdenas Elizondo, tesorero del PRI en la campaña presidencial del 2000 y principal señalado en el desvío de fondos en el Pemexgate.

En aquellos días, Ruiz de Teresa y Gamboa tenían cargo en el PRI: el primero era secretario general adjunto y secretario particular del candidato Labastida; el segundo era secretario técnico del Consejo Político Nacional y coordinador de gestión de la campaña presidencial. Pese a las pruebas y testimonios, este caso de corrupción nunca fue castigado, y dos de los principales involucrados continuaron su ascenso político.

Y aunque el PRI perdió la elección ese año, Gamboa y Ruiz de Teresa se posicionaron. El primero logró un escaño en el Senado, luego fue diputado federal y de ahí pasó a la secretaría general de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, organismo que también cobijó a Ruiz de Teresa como secretario de Comunicación, coordinador ejecutivo y secretario adjunto.

En septiembre de 2009 Gamboa ayudó a su amigo a llegar al Congreso federal, en una maniobra que se convirtió en un escándalo nacional: la renuncia colectiva de diputadas para ceder su lugar a sus suplentes. Yulma Rocha, quien venía de ocupar una diputación local en Guanajuato, cedió su posición en el Congreso federal a Ruiz de Teresa, quien pese a ser oriundo de la Ciudad de México, declaró ser residente de San Miguel de Allende, donde tiene una casa de descanso.

Ruiz de Teresa y Gamboa refrendaron su amistad en octubre de 2016, cuando viajaron al área natural protegida Arrecife Alacranes, frente a la costa de Yucatán, donde fueron de paseo con el empresario Emilio Díaz Castellanos, contratista del gobierno federal y dueño del helicóptero en el que se trasladaron.

Un grupo de lugareños tomó imágenes de los visitantes cuando descendieron de la aeronave. El video se viralizó en redes sociales en medio de protestas de grupos ambientalistas. Ruiz de Teresa se justificó. Dijo que había ido a Yucatán invitado por Díaz Castellanos, un empresario que impulsa proyectos de infraestructura portuaria en el sureste del país.

El “mirrey”

Rodrigo Ruiz Treviño, nacido en San Miguel de Allende y dedicado a un negocio marcado por el sello de la secrecía y la inteligencia militar, no mantiene el perfil discreto que podría esperarse de un empresario dedicado a esos menesteres. Todo lo contrario: presume una vida de lujos al estilo mirrey, que adoptan algunos integrantes de la clase pudiente de México.

Acostumbra aparecer en revistas de sociales –una de ellas lo retrató como “uno de los empresarios más guapos de México”– y recordó su amorío con Anahí Puente, ahora primera dama de Chiapas. El joven empresario inunda sus cuentas de redes sociales con fotografías suyas practicando sus hobbies –sobre todo golf– o alardeando su cercanía con personajes famosos.

El 26 de junio de 2012, incluso publicó una fotografía con la camisa desabrochada y la mano izquierda sobre el hombro de Enrique Peña Nieto, entonces candidato presencial. Acompañó la imagen con la leyenda: “Aquí con mi próximo Presidente de México @EPN!!! #PeñaPresidente”.

Previo a la creación de Balam Security, Ruiz Treviño administraba los negocios familiares. El 11 de octubre de 2007 su padre incorporó tres empresas en Manzanillo, Colima, en las que incluyó a su esposa e hijos –entre ellos Rodrigo– como accionistas, según las actas constitutivas de esas firmas, consultadas para la elaboración de este reportaje.

Operadora Moorea se dedicaba a la administración de bares y restaurantes y a la organización de eventos; Diversiones Moorea, se especializada en la vida nocturna, y Centros de Negocios del Club, vendía ropa y distribuía productos diversos. En las tres empresas el padre nombró a su hijo mayor, Alberto Ruiz Treviño, administrador único.

El año siguiente, el 19 de noviembre de 2008, Rodrigo Ruiz cofundó la empresa Comercializadora Integral de Querétaro, con tres amigos, uno de los cuales era Enrique Fausto Zorrilla Vázquez Mellado, un empresario de su edad que presidió entre 2010 y 2013 el Instituto Político Empresarial, una asociación civil perteneciente al PRI.

De acuerdo con el registro público de la propiedad, Ruiz Treviño y Zorrilla Vázquez Mellado son ahora los únicos dos accionistas de la empresa.

Empresa “de papel”

En la importación de equipos de Israel realizados en febrero y marzo de 2017, Balam Seguridad Privada reportó que su domicilio estaba en la calle Nebraska 157, interior 1, en la colonia Nápoles de la Ciudad de México.

Esta dirección conduce a un edificio corporativo de cuatro pisos. Ninguno de los 10 nombres que aparecen en el interfono coincide con el de la empresa. Sin embargo, al tocar el timbre correspondiente al piso 2 O2, una mujer respondió de manera afirmativa cuando se le preguntó por la empresa Balam Security.

La empleada esperaba la visita de un empleado de banco, pero al enterarse que su interlocutor era periodista y buscaba a Ruiz Treviño su tono cambió. “¿Qué empresa me dijo que buscaba?”, preguntó. Y terminó por decir: “No, no somos (de esa empresa)”. Y agregó: “Me confundí”. Nunca abrió la puerta.

Balam oculta a otra compañía asentada en un bodegón vacío en San Luis Potosí, cuya única actividad comercial visible ha sido la importación de obras de arte de una lujosa red de galerías de Estados Unidos. Cabe destacar que la esposa de Ruiz Treviño, Alejandra Gómez Sainz, es artista plástica.

En junio de 2012 los dueños de Balam decidieron registrar el nombre de la empresa como marca comercial y encargaron el trámite ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Intelectual a la compañía CITELAE del Centro, que tiene su domicilio en la calle Pedro Moreno 750, en la capital potosina.

Sin embargo, el domicilio corresponde a una bodega vacía, a una refaccionaria y a un pequeño local que vende alarmas para coches. El único rastro de la empresa es una pared con el nombre de CITELAE del Centro.

En un trámite realizado ante el IMPI, los representantes de la compañía aportaron otro domicilio: Pedro Moreno 911, también en San Luis, pero en esa dirección hay una bodega Aurrerá y una pollería, junto a una estación de gasolina.

Las plataformas Importgenious y Panjiva, especializadas en rastreo de transacciones de comercio exterior, reportan sólo una operación de esa misteriosa empresa ligada a Balam: el 25 de enero de 2013, CITELAE del Centro importó a través del aeropuerto de Toluca, piezas de arte con valor de 190 mil dólares, equivalente a 2.4 millones de pesos al tipo de cambio de entonces.

Las piezas de arte las compraron en Martin Lawrence, la exclusiva cadena de galerías de Estados Unidos que ha vendido obras de Marc Chagall, Salvador Dalí, Joan Miró, Pablo Picasso, Rembrandt, Renoir y Andy Warhol.

* Olmos y Lizárraga son integrantes de la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).

Fuente: Proceso

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