El enlace entre el político Manuel Velasco y la actriz Anahí, con más de 1.000 invitados, se celebra este sábado en uno de los Estados más pobres
Por Verónica Calderón
La boda del año en México se celebra este sábado en Chiapas y la protagoniza una pareja que podría haber salido del más emblemático culebrón mexicano. El novio es el gobernador más joven del país, Manuel Velasco, de 35 años, y heredero de una de las familias más renombradas del Estado. La novia, la popular actriz y cantante Anahí, de fama continental y con más de ocho millones de seguidores en Twitter. La dorada pareja de uno de los Estados más lejanos del milagro mexicano, donde buena parte de su población es indígena y donde siete de cada 10 habitantes son pobres.
Manuel Velasco es nieto de un exgobernador priista de Chiapas, pero milita en el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), una formación política con ideales muy distintos a lo que se entendería por un “verde” europeo. Ha promovido iniciativas como la imposición de la pena de muerte y ha abogado en el Congreso a favor del fracking, una técnica para la extracción del gas de esquisto, a la que ningún partido ecologista ha apoyado en el mundo. Salvo el PVEM.
Anahí, de 31 años, comenzó su carrera artística cuando solo era una niña. Cantaba en las pantallas mexicanas Te doy un besito. No había cumplido los 10 años. Su carrera despegó a raíz de su participación en la telenovela Rebelde, lo que la convirtió en una de las actrices y cantantes más conocidas de América Latina. El noviazgo entre los dos se conoció en 2012 y el compromiso se anunció en septiembre de 2014.
A la ceremonia se espera que asistan más de 1.000 miembros de la élite artística y política mexicana y se celebrará en la Catedral de San Cristóbal de las Casas, el mismo pueblo que se convirtió en un símbolo durante el movimiento zapatista. El vestido ha sido diseñado por el mexicano Benito Santos pero bordado por mujeres indígenas. La propia actriz subió a su cuenta de Instagram una imagen en la que luce, orgullosa, el trabajo de las artesanas. “Me llena de alegría que sea un trabajo mexicano”, escribió emocionada en su perfil. El diseñador completó en una entrevista que la actriz “siempre tuvo la idea de que fueran manos chiapanecas las que ayudaran en los detalles de los bordados”.
La desigualdad en Chiapas, donde solo un 6,7% de su población es considerada como “no vulnerable”, contrasta con su espectacular belleza natural y su inmenso acervo histórico. Anahí presume de su riqueza ante sus millones de seguidores. “Chiapas es un Estado colorido, alegre, con mucha naturaleza, con una historia y una cultura milenaria, con tradiciones y, sobre todo, es un estado con mucha vida.”, afirmó en una entrevista concedida en 2013 a la revistaCaras.
Velasco, por su parte, no se ha librado de continuas polémicas desde el inicio de su mandato en diciembre de 2012 (justo unos meses después de iniciar su romance con Anahí). Como una imagen en la que era llevado a volandas por un grupo de indígenas o un vídeo en que propina una bofetada a un miembro de su equipo. Sus millonarios gastos en su promoción personal, provenientes del dinero público de uno de los Estados más pobres del país, se han interpretado en México como una mal disimulada precampaña por la presidencia en 2018. La ley de transparencia de México obliga a su Gobierno a mostrar los contratos de publicidad oficial, pero Velasco y su equipo se negaron a inicios de 2014 bajo el argumento de que su difusión dañaría “el Estado de Derecho, la seguridad, el desarrollo, la cultura y en general a todo el bien común [de Chiapas]”.
No parece, en contraste, que la boda vaya a permanecer en el secreto. Las noticias rosas mexicanas que relatan sus detalles se acumulan por centenas. Una simple búsqueda en Google con las palabras “Boda Anahí” arroja más de 35.000 resultados. Que si la novia se ha dedicado a bajar de peso para estar lista, que si está enferma de conjuntivitis cuando faltan solo unos días… Todo listo para el enlace de un apuesto político y una popular actriz mexicana, similar al ocurrido en 2010 entre el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto y su esposa Angélica Rivera.
Fuente: El País