La lucha de Joe Biden para seguir siendo el candidato demócrata está impulsada por una autoconciencia moldeada por sus cinco décadas en Washington, una época en la que se le contó repetidamente en su búsqueda para llegar a la Casa Blanca. Para muchos estadounidenses, la insistencia de Biden en postularse de nuevo a los 81 años desafía la lógica.
Un esfuerzo furioso por demostrar que tiene la resistencia para cumplir otro mandato ha hecho poco para revertir las percepciones de que es demasiado viejo. Seguramente, dicen sus escépticos, los demócratas estarían mejor atendidos con un líder más joven y enérgico en la parte superior de la lista.
Pero las ansiedades de los legisladores, donantes y activistas demócratas después de la calamitosa actuación del debate de Biden solo parecen endurecer su convicción de que es el mejor candidato para vencer a Donald Trump. “Soy la persona más calificada para postularse a la presidencia.
Lo gané una vez, y lo venceré de nuevo”, dijo Biden en una conferencia de prensa el jueves. Biden nunca ha sido uno de los que han sido instras. Ha mantenido un pequeño círculo de asesores que en su mayoría se ha mantenido igual durante décadas.
Se han tomado decisiones trascendentales durante las conversaciones familiares, con su esposa, Jill, desempeñando un papel importante. Su único hijo vivo, Hunter, que ha luchado contra la adicción y fue condenado por cargos federales de armas de fuego, se ha unido recientemente a las reuniones de la Casa Blanca, según NBC News.
Hay pocos indicios de que los más cercanos a Biden lo hayan empujado a reconsiderar la carrera. Esa es una conversación difícil de tener, que equivaldría a pedir a un hombre que se esforcó por la presidencia a lo largo de varias temporadas electorales que entregue el cargo y se jubile por la edad forzada.
Los demócratas que abogan por un nuevo candidato han dicho que el envejecimiento solo se mueve en una dirección y que el tipo de desempeño vacilante que Biden puso en el debate solo se volverá más común en un segundo mandato que terminaría cuando tenga 86 años. Sin embargo, el presidente ha dejado de lado esa noción. Cuando el representante de California Mike Levin le desafió a abandonar el viernes durante una llamada privada, Biden reconoció que la edad es una “preocupación legítima para la gente”, pero dijo que podía asegurar a la gente apareciendo más en público. “Tengo que salir y mostrarle a la gente todo, desde lo bien que me muevo hasta lo mucho que sé, y que todavía estoy a cargo”, dijo Biden, según personas familiarizadas con el intercambio.
Las dudas sobre la capacidad de Biden para vencer a Trump siguen extendiéndose a través del Partido Demócrata. Pero con eventos como el que organizó el viernes en Detroit, que presentaba a una multitud estridente cantando “no te renuncies”, se hizo aún más difícil imaginar la posibilidad de que Biden se retirara.
