La 4T, concentrar el poder para cambiar un régimen: Lorenzo Meyer

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En México un cambio de régimen político sólo puede llevarlo a cabo un presidente que concentre el poder y centralice las decisiones clave. Tal es la tesis que sostiene el historiador y analista Lorenzo Meyer en referencia a la “restauración del presidencialismo” que lleva a cabo Andrés Manuel López Obrador. En entrevista con Proceso, reconoce la existencia de un “populismo de izquierda”, pero lo considera positivo para “enfrentar con apoyo popular y desde el gobierno a una élite corrupta y excluyente” que obstaculiza el desarrollo del país.

Por José Gil Olmos/ Proceso

Si el presidente Andrés Manuel López Obrador pretende un cambio de régimen político, es necesario que concentre el poder y centralice las decisiones clave, pues detonar una transformación social sustantiva y desmontar un sistema de privilegios para una élite corrupta sólo puede realizarse desde la restauración de un presidencialismo fuerte, sostiene el historiador y analista Lorenzo Meyer.

Ahora bien, aclara: “Hay de presidencialismos a presidencialismos. No es lo mismo uno autoritario en un sistema concentrador de privilegios –como el de Miguel Alemán o el de Carlos Salinas de Gortari–, que el actual, afincado en una base electoral amplia y real, a la que se movilizó hacia las urnas en pos de un proyecto colectivo que implicaría rupturas con el pasado”.

En el contexto del segundo año de gobierno de López Obrador, Meyer, doctor en historia y relaciones internacionales y profesor emérito de El Colegio de México, contestó por escrito un cuestionario que le envió Proceso.

En sus respuestas aborda, entre otros temas, la concentración del poder del actual mandatario, su estilo sui géneris de gobernar, su “estrecha relación” con las Fuerzas Armadas y el “logro” diplomático de haber evitado un choque frontal con el presidente estadunidense, Donald Trump.

–Después de dos años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, ¿México vive un cambio de régimen o un cambio de gobierno con un Ejecutivo que tiene mayoría en el Congreso?

–Eso no se puede responder cabalmente ahora. México vive una coyuntura crítica en materia política, pero aún es imposible predecir si efectivamente el ­desenlace será o no un cambio de régimen que, en todo caso, es uno de los procesos políticos más difíciles de llevar a cabo en cualquier época y circunstancia.

–¿Cómo se entiende ese cambio con la centralización del Ejecutivo en la toma de decisiones?

–Históricamente todo cambio de régimen político –y eso es efectivamente lo que pretende llevar a cabo el gobierno de Andrés Manuel López Obrador– implica un mayor grado de concentración del poder y centralización de las decisiones políticas clave.

–¿Existe la tendencia a la restauración de un presidencialismo fuerte?

–Sí, pero hay de presidencialismo a presidencialismos. No se pretende, hasta donde entiendo, restaurar presidencialismos fuertes al estilo de Miguel Alemán, Gustavo Díaz Ordaz o Carlos Salinas. Un presidencialismo autoritario en un sistema concentrador de privilegios en una élite del poder.

“El presidencialismo actual tiene una base electoral amplia y real, a la que se movilizó hacia las urnas anunciándole que el propósito final era detonar un cambio social sustantivo, un proyecto colectivo que implicaría rupturas con el pasado. Y ese tipo de ruptura no lo puede llevar a cabo una presidencia débil.”

Fragmento de la entrevista publicada en la edición 2300 del semanario Proceso, cuya versión digital puedes adquirir aquí.

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