El secretario de Estado de EE UU, John Kerry, ha dado a conocer este viernes las pruebas que evidencian la responsabilidad del régimen de Bachar el Asad en el ataque con armas químicas contra civiles del 21 de agosto en Damasco. En su intervención, el jefe de la Diplomacia estadounidense ha sido tajante al asegurar que disponen de evidencias que demuestran que la agresión se preparó varios días antes de que tuviera lugar y una conversación telefónica entre funcionarios del Gobierno sirio que confirman que la ofensiva provino de allí.
“No les voy a pedir que crean en mis palabras, sólo quiero que ustedes mismos lean el veredicto al que han llegado nuestros servicios de inteligencia”, ha comenzado Kerry. “Sabemos que tres días antes del ataque, el personal que trabaja con las armas químicas estaba sobre la zona desde la que se dispararon los misiles haciendo preparativos. Sabemos que a los miembros del régimen se les proveyó de máscaras antigas por orden del propio Gobierno”, ha asegurado el secretario de Estado en el que ha sido el comienzo de una enumeración de hechos, que él considera constatados, y que han incluido la alusión a una llamada de un funcionario del régimen de Asad, tras el ataque, reconociendo que el Gobierno estaba detrás de la agresión y su preocupación ante una investigación por parte de los inspectores de Naciones Unidas.
Los funcionarios de inteligencia citados por los medios estadounidenses reconocen que no existe una prueba concluyente que involucre el ataque de la semana pasada con una orden directa del presidente sirio, pero tienen la absoluta certeza de que la autorización de la ofensiva provino de la cúpula de su Gobierno. Entre la información que sustenta esa teoría se encuentra una grabación telefónica entre un miembro del Ministerio de Defensa sirio y un empleado de la unidad de Defensa Química. Esa llamada es, de acuerdo con la revista Foreign Policy, la que ha llevado a la Casa Blanca a fundar su convicción de que el régimen de Asad es el responsable de la agresión.
Además de esa grabación, la documentación que se va a hacer pública incluye fotografías y análisis forenses. Sin embargo, el fantasma de Irak y las, en teoría, irrefutables pruebas facilitadas entonces por la CIA sobre la existencia de armas químicas en el país asiático, han hecho emerger la suspicacia sobre los documentos que maneja la Casa Blanca. La Administración ha tratado estos días de desvincular el caso de Siria del de hace una década en Irak. “No se puede hacer ninguna analogía”, señaló la portavoz del Departamento de Estado en rueda de prensa. “En este caso no se pone en duda que el régimen de Asad tenga armas o que las haya empleado”.
Es esa última parte del silogismo, la de que el presidente sirio esté detrás del ataque, la que se ha puesto en cuestión y la que EE UU espera probar este viernes. Hay legisladores, sin embargo, que no muestran ningún asomo de desconfianza. “¡Vamos! ¿En serio hay alguien que duda de que en el ataque del otro día no se usaron armas químicas. Les aseguro que los rebeldes no tienen acceso a ese tipo de armamento”, afirmó el senador republicano John McCain el jueves por la noche en una entrevista para la cadena CNN.
A los legisladores que esa misma tarde fueron informados sobre las pruebas de la Casa Blanca y los planes de la Administración al respecto, tampoco les quedan dudas de que El Asad es el último responsable de la matanza de civiles del 21 de agosto, ni de la necesidad de responder a ese ataque, pero sí están divididos sobre cómo y cuándo ejercer las represalias.
Fuente: El País