Jorge Ramos, el periodista mexicano que aprovechó el foro de una cena de la revista Time para increpar al gobierno de Enrique Peña Nieto, acusarlo de corrupto y censor y demandar su renuncia, habló con Proceso para puntualizar sus argumentos. Si bien considera que la mayoría de la prensa nacional está alineada con el poder, acota que aún hay medios independientes que siguen dando la batalla, y expresa sus esperanzas en mujeres periodistas, entre ellas Carmen Aristegui. Revela que el acceso a Los Pinos, el acceso al presidente Peña Nieto, está vedado para Univisión.
Por J. Jesús Esquivel/ Proceso
Jorge Ramos, el conductor estelar del principal noticiario en español en Estados Unidos de la cadena de televisión Univision, no se anda por las ramas al hacer una evaluación sobre la prensa independiente en México y la que está al servicio del gobierno de Enrique Peña Nieto.
El periodista mexicano afirma que no le queda la menor duda de que hay prensa que sigue y cumple la línea que le dicta el gobierno de Peña Nieto, y refiere que afortunadamente aún hay medios independientes que “no se dejan y no se van a callar”.
En entrevista con Proceso, Ramos habla de su derecho a opinar, a criticar al gobierno y a exigirle a Peña Nieto su renuncia por el simple hecho de que él, el periodista, es mexicano.
La semana pasada, al participar en la cena-gala de la revista estadounidense Time —la cual lo ubicó en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo—, el conductor de Univision condenó la censura a la prensa mexicana y criticó al semanario que lo agasajó por publicar su portada de “Saving México” con la fotografía de Peña Nieto.
“El presidente de México, Enrique Peña Nieto, su esposa, Angélica Rivera, y al menos uno de sus secretarios compraron casas a contratistas del gobierno y después de eso, esos contratistas obtuvieron millones de dólares del gobierno”, dijo Ramos a los asistentes del festejo de Time.
“En cualquier país con un poco de estado de derecho, el presidente hubiera sido forzado a renunciar. ¿Adivinen qué pasó?”, preguntó a los asistentes para enseguida contestar: “El Presidente de México no renunció y los periodistas que denunciaron la corrupción fueron despedidos. Eso no es estar salvando a México”.
Proceso buscó a los directivos de Time para preguntarles si están arrepentidos de su portada de Peña Nieto con el título de “Saving México”. “No vamos a hacer ningún comentario”, fue la respuesta oficial enviada por correo electrónico.
EL DINOSAURIO, AÚN AHÍ
—¿Qué opina de la situación de la libertad de expresión y la prensa en México tras el regreso del PRI a la Presidencia? —es la primera pregunta de la entrevista.
—Parece un cuento de (Augusto) Monterroso, porque despertamos y el dinosaurio seguía ahí. Veo con mucha tristeza cómo muchos periodistas se han convertido en cómplices y aliados del Presidente y de su gobierno.
“Eso no es ser periodista. Aquí recuerdo a Julio Scherer, quien nos advertía sobre el rito de la adulación frente a la figura presidencial. Es muy grave cuando el periodista deja de ser crítico.
“Eso por una parte, pero por la otra, esto no es 1968 y varias cosas han cambiado. Primero, el Gobierno ya no puede censurar directamente como antes; segundo, tenemos las redes sociales; tercero, tenemos la tecnología que nos permite por teléfono, por satélite o por internet acceder a la información sin estar limitados por la geografía; y cuarto, yo diría que México tiene grandes periodistas mujeres y yo apostaría por el valor de esas periodistas mujeres para denunciar lo que muchos no se atreven”.
—¿Qué piensa de la censura gubernamental a los medios a través de la publicidad?
—La responsabilidad siempre cae en el periodista, y cualquier periodista, cualquier medio que depende de la publicidad oficial no puede ser independiente. Si quieres ser independiente, no puedes depender del gobierno. Pero desafortunadamente esa es una forma indirecta de presión y censura de parte de los gobiernos.
“Por otra parte, tienes lo que le ocurrió a Carmen Aristegui y a su equipo. Es increíble que el grupo de periodistas que denuncia un acto de corrupción sea despedido y que quien comete el acto de corrupción siga en su puesto. Eso es realmente increíble”.
NO PUEDEN CALLARLA
“Si digo que el gobierno no puede censurar como antes es porque, si bien despidieron a Aristegui y a su equipo, su voz no ha desaparecido. Se escucha en las redes sociales, en Aristeguionline, en CNN en español, en el periódico Reforma… y se escucha internacionalmente. Por más que Peña Nieto y su gobierno traten de callarla, no pueden; eso es nuevo y es lo que tiene muy frustrado y temeroso al Gobierno de México, porque no puede controlar lo que ocurre.
“También nos encontramos frente a un presidente que no ha dado la cara. Peña Nieto no ha dado una sola conferencia de prensa con preguntas abiertas e independientes desde que llegó a Los Pinos. Y no ha dado una sola entrevista a un periodista independiente que lo cuestione sobre actos de corrupción, Tlatlaya o Ayotzinapa”.
—¿Qué opinión le merecen los comentarios de algunos periodistas mexicanos que descalifican las noticias incómodas al gobierno de Peña Nieto, publicadas por otros medios y que luego se confirman?
—No dudo que desde Los Pinos haya línea y que muchos, tristemente, siguen esa línea. Es problema de ellos. Pero hay en México una prensa joven en redes sociales y otra tradicional e independiente como Proceso, Aristegui y el periódico Reforma, que no se dejan. Por eso digo que no nos vamos a callar.
“Creo que estamos en un México nuevo, que no quiere aceptar la censura, la línea, las mentiras ni esas formas de corromper a los periodistas. Me parece muy grave que no se den cuenta en el gobierno de Peña Nieto de que hay un gran elefante en su oficina… y es la corrupción. No quieren verlo, no quieren darse cuenta de que el problema son ellos. Nos toca a los periodistas denunciar eso. La labor del periodista es cuestionar a quien está en el poder, evitar el abuso del poder, ese es nuestro trabajo”.
DEBE RENUNCIAR
—¿Qué le responde a quienes dicen que usted hace denuncias fuertes contra Peña Nieto porque no vive en México, que sólo se arma de valor porque está en Estados Unidos?
—Soy un periodista y no tengo por qué imponerme fronteras. Además soy un periodista mexicano preocupado por lo que pasa en México y tengo todo el derecho del mundo de investigar, opinar y cuestionar a quienes gobiernan en México. Tengo pasaporte mexicano, voto en México, mi familia sigue viviendo en México; crecí en México, nací en México. Tengo muchos intereses en México, publico en México, así que no veo por qué no pueda yo opinar sobre México.
“Debo reconocer que tengo mucha más libertad y protección al criticar desde el extranjero; de eso no me queda la menor duda. A Carmen Aristegui no le hubiera ocurrido lo mismo si denunciara lo que hizo desde Francia, Alemania o Estados Unidos. Sí, tengo más libertad que muchos periodistas mexicanos porque vivo en el extranjero y por lo tanto quiero aprovechar esa libertad para denunciar lo que me parece que no está bien.
—¿Por qué aprovechó la cena de gala de la revista Time para pedir la renuncia de Peña Nieto?
—En cualquier país del mundo donde rija la ley, si un presidente es acusado de corrupción y se le prueba, tiene que renunciar. No veo nada revolucionario ni golpista en decir que si se comprueba que Peña Nieto actuó de forma corrupta, debe renunciar. Eso pasaría en cualquier parte del mundo. La comparación es clarísima: si la esposa de Barack Obama hubiera financiado una casa a través de un contratista del gobierno, Obama no estaría en este momento en la Casa Blanca.
“Me parece que si se comprueba que el Presidente es corrupto, tiene que dejar su puesto. Punto. ¿Qué vamos a decir?, ¿que tenga una segunda oportunidad o que mejor cuando llegue el próximo presidente se le aplique la ley? ¡No! Se le aplica ahora mismo.
“El artículo 86 de la Constitución mexicana prevé esa alternativa. Claramente indica que si hay una falla grave, el Congreso tiene la posibilidad de aceptar la renuncia del presidente. Ese es un tema que se debe discutir en México, algo que congresistas y periodistas no han tenido el valor de hacer”.
DERECHOS HUMANOS
Otros temas se abordaron en la charla entre este semanario y el periodista Jorge Ramos. Se pasó revista también a la violencia que campea en el país. Las matanzas de Tlatlaya, Ayotzinapa y Apatzingán no podían quedarse en el tintero.
—¿Qué tanto ha retrocedido México en materia de derechos humanos y libertad de prensa en la presidencia de Peña Nieto?
—Hay gravísimas violaciones a los derechos humanos con Peña Nieto. Gravísimas. Desde que él llegó al poder, más de 37 mil mexicanos han sido asesinados, según cifras oficiales.
“México es el país más peligroso para ejercer el periodismo en toda América Latina. Más de 80 de nuestros colegas han sido asesinados desde el año 2000. La impunidad, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (del Inegi), es de 93%. Además tienes matanzas sin resolver, como las de Ayotzinapa, Tlatlaya y Apatzingán.
“Estamos en una situación sumamente grave. Y si a eso le sumas la sospecha de corrupción del Presidente, de su esposa (Angélica Rivera), de Luis Videgaray (secretario de Hacienda) en tres casas, te encuentras con un caso gravísimo, un caso que el Congreso debería investigar.
“Pero como este Congreso no ha tenido el valor de hacer lo que le corresponde, el gran reto de la vida política mexicana es que el próximo investigue a Peña Nieto. Esa es una labor ineludible.
“Es un insulto que el Presidente haya designado a Virgilio Andrade, un subalterno, para que lo investigue. Nadie se lo va a creer. Absolutamente nadie. Y aquí hay un problema legal porque no se trataría únicamente de un posible acto de corrupción, sino que existe la posibilidad de que también se trate del encubrimiento de un acto de corrupción.
“Estamos frente a un presidente cuestionado, debilitado, que ha perdido legitimidad, acusado de corrupción y que ahora está en la obligación de demostrar lo contrario. La única forma de salir de esta crisis de gobernabilidad es a través de una investigación independiente del gobierno, y como los legisladores hasta el momento no han hecho nada, han sido los periodistas quienes valientemente han denunciado estos actos de corrupción, estas matanzas y el increíble vacío de autoridad.
“Eso le ha correspondido a los periodistas, así que si bien decíamos que una buena parte del periodismo en México está cooptado por el gobierno, tenemos grandes periodistas que han hecho el trabajo que otros no se han atrevido a hacer.
CERRAZÓN OFICIAL
—¿El Gobierno mexicano ha intentado moderar sus comentarios y su labor periodística? ¿Cuál es su relación con el gobierno de Peña Nieto?
—Durante años he estado buscando una entrevista con Peña Nieto y siempre me la han negado. La relación es muy distante, casi nula. Hablé con Peña Nieto dos veces antes de que llegara a la Presidencia, pero una vez que llegó, no ha querido volver a hablar conmigo.
—¿Sus comentarios han tenido algún efecto en el trabajo de Univision en México, les han cerrado puertas?
—Por su puesto. No tenemos acceso a la Presidencia. No tenemos acceso a Peña Nieto, no hay manera de tener acceso a él. Por eso mismo nos cuesta mucho trabajo obtener información oficial.
“Quiero decir algo respecto a lo que he escuchado de otros periodistas, que tristemente hablan por el gobierno: que aproveché la cena de Time para que las denuncias que hago se escucharan en todo el mundo. Pero son exclusivamente por mi trabajo como periodista. No formo parte de ninguna conspiración, no es ningún intento golpista, no milito en ningún partido político. No respondo a ningún líder político en México. Sencillamente soy un periodista mexicano, eso es todo”.
—¿Tiene miedo cuando viaja a México?
—En Estados Unidos me siento con muchísima libertad de reportear lo que yo quiera y cuestionar a quien yo quiera. Cuando voy a México me cuido bastante.
—¿Eso quiere decir que tiene miedo cuando se encuentra en México?
—Tengo el mismo temor que cualquier otro mexicano en México. Cuando sabes que desde que Peña Nieto llegó al poder hay 37 mil asesinados, cuando hay una impunidad de 93%, cuando el relator de la ONU dice que la tortura en México es generalizada, cuando ves a 43 jóvenes desaparecer de Ayotzinapa y a 22 civiles asesinados en Tlatlaya, por supuesto te da miedo… Uno podría ser el siguiente.
DERECHOS
“Del año 2000 a la fecha han matado a 81 periodistas en México, así que por supuesto da miedo y hay que cuidarse, pero no por eso nos vamos a callar. Se lo dije en la cena de Time directamente a Peña Nieto: no nos vamos a callar”.
—¿Considera posible la renuncia de Peña Nieto?
—Nunca ha ocurrido. Pero tampoco había ocurrido que hubiera denuncias tan fuertes, con documentos, de posibles actos de corrupción en el gobierno.
“El jueves 23 el diario español El País se preguntaba: ‘¿Cuál es la diferencia entre la Colina del Perro de López Portillo y La Casa Blanca de Peña Nieto?’. La gran diferencia es que esto se descubrió y se denunció con el presidente en funciones. Por ello no podemos ni debemos repetir la historia. Estamos en un México nuevo y creo que el México viejo no acaba de morir, ese es el problema.
“Habla con los jóvenes mexicanos menores de 30 años y todos están hasta la madre. Todos tienen asco de lo que están viendo en la clase política y en la clase dirigente… ¡Están hartos! Quieren un México integrado al mundo, un México sin corrupción, preocupado por las nuevas aplicaciones y avances tecnológicos, y no por las matanzas de Tlatlaya o Ayotzinapa. Son jóvenes que quieren ver hacia adelante, no hacia atrás. Son jóvenes integrados por el mundo. Y son jóvenes que rechazan a Peña Nieto.
“En este momento Peña Nieto no podría ir a ninguna universidad porque lo abuchearían. En estos momentos hay una enorme división entre ese México viejo, que representa Peña Nieto, y el México nuevo que está surgiendo. Ese México nuevo lo vemos en las redes sociales, en las universidades, en las calles. Aunque el gobierno quiera ocultar la realidad, no puede. Hay millones, millones de mexicanos que piden la renuncia de Peña Nieto y eso significa que no quieren al presidente ni al país que representa”.
Fuente: Proceso
(Entrevista que se publica en la revista Proceso 2008, ya en circulación)