Pekín ha estado abandonando la deuda del gobierno de Estados Unidos para apuntalar su moneda. China utiliza los dólares que obtiene de la venta de bonos del Tesoro estadounidense para comprar yuan, el cual se ha hundido a un mínimo de ocho años, a medida que la segunda mayor economía del mundo se ralentiza.
Las enormes posesiones de deuda estadounidense de China cayeron a 1.12 billones de dólares a fines de octubre, su nivel más bajo en más de seis años, según datos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Japón tenía 1.13 billones de dólares.
Ambos países se deshicieron de bonos del Tesoro durante ese mes, pero China vendió mucho más: sus tenencias cayeron en 41,300 millones de dólares, mientras que las de Japón bajaron apenas en 4,500 millones.
La disposición de China a prestar grandes sumas al gobierno de Estados Unidos ha atraído mucha atención en los últimos años. Desde septiembre de 2008, el Departamento del Tesoro lo clasificó como el mayor acreedor extranjero de Estados Unidos, con la excepción de un mes a principios de 2015 y de ahora de nuevo con su última actualización.
La situación ha generado preocupaciones sobre la influencia de Pekín sobre Estados Unidos. El presidente electo Donald Trump ha afirmado lo contrario, sugiriendo que eso da a Estados Unidos “mucho poder” sobre China.
Los expertos dicen que la realidad es más complicada, argumentando que la relación de deuda vincula estrechamente a las dos economías más grandes del mundo. Trump ha sugerido que adoptará una postura más desafiante hacia China en materia de comercio, amenazando con imponer aranceles de hasta 45% sobre los productos chinos.
Durante años, China gastó billones de yuanes comprando bonos del Tesoro como una forma de evitar que su moneda se volviera demasiado fuerte a pesar de que su economía crecía rápidamente. Eso hizo que las exportaciones de China fueran más competitivas, pero también ayudó a mantener las tasas de interés en Estados Unidos más bajas de lo que habrían sido de otra forma.
Pero a medida que la economía de China se ha desacelerado en los últimos años, grandes sumas de dinero han estado fluyendo fuera del país, poniendo una presión a la baja sobre el yuan. El aumento del dólar desde la victoria de Trump en las elecciones se ha sumado a esa presión.
Pekín ha estado vendiendo parte de su enorme acopio de reservas de divisas —gran parte de ella en deuda del gobierno estadounidense— para comprar yuanes. Quiere evitar una repetición de los repentinos desplomes en la moneda que asustaron a los mercados en agosto de 2015 y enero de 2016.
Los fondos en moneda extranjera de China cayeron a su nivel más bajo en más de cinco años en noviembre.
Japón no es el mayor tenedor de deuda de Estados Unidos. En el último recuento, la Reserva Federal tenía alrededor de 2.5 billones de dólares.
Fuente: Expansion