Italia es el segundo país de la UE con el mayor número de diputados y senadores sólo por detrás de Reino Unido. El número de diputados se reducirá de 630 a 400 y el de senadores pasará de 315 a 200
La Cámara de los Diputados italiana ha aprobado por una amplia mayoría la reducción del número de parlamentarios en las dos cámaras legislativas, que a partir de ahora pasarán de 945 a 600 escaños. Sólo votaron en contra los representantes de Más Europa, la formación liderada por Emma Bonino, junto con algunos diputados ‘rebeldes’. Se trata de una reforma constitucional impulsada por el Movimiento Cinco Estrellas, que en septiembre puso como condición a sus socios del Partido Demócrata la aprobación definitiva de este proyecto de ley para dar luz verde a un nuevo Ejecutivo.
Italia es el segundo país de la Unión Europea con el mayor número de diputados y senadores sólo por detrás de Reino Unido. Con la reforma aprobada este martes, el número de diputados se reducirá de 630 a 400 y el de senadores pasará de 315 a 200. La reforma establece además un techo máximo de cinco senadores vitalicios nombrados por el presidente de la República.
La reducción del número de diputados y senadores en Italia es una de las batallas históricas del Movimiento Cinco Estrellas. Los ‘grillinos’ calculan que un recorte de parlamentarios permitirá un ahorro para las arcas del Estado de alrededor de 500 millones de euros por legislatura, aunque algunos estudios como el Observatorio de Cuentas Públicas de la Universidad Católica de Milán estiman el ahorro previsto en poco más de la mitad.
La anterior coalición de Gobierno, formada por el partido fundando por Beppe Grillo y la Liga de Matteo Salvini, se comprometió a aprobar la reforma durante la actual legislatura. Sin embargo, la crisis política que precipitó la caída del Ejecutivo en agosto obligó a aplazar el proyecto, cuya última votación estaba prevista que se celebrara a principios de septiembre. El PD, actual socio del M5E en la coalición de Gobierno, votó en contra de hacerse el ‘harakiri’ en las dos últimas consultas en el Parlamento, incluida la votación en julio en el Senado. No obstante, el partido liderado por Luigi Di Maio exigió la aprobación de la reforma como condición “innegociable” para pactar con los socialdemócratas.
Durante las negociaciones que dieron luz verde al actual Ejecutivo, el PD propuso aprobar una nueva ley electoral -la cuarta en 20 años- antes de reducir el número de parlamentarios para evitar problemas de gobernabilidad. Sin embargo, después de la escisión de Matteo Renzi del partido, los socialdemócratas tuvieron que dar un paso atrás y aceptar el ultimátum del M5E. “Nosotros votamos en contra porque no existía un contexto adecuado, porque este recorte corría el riesgo de hacer que algunos territorios quedaran sin representación”, dijo el portavoz del PD a la Cámara de Diputados, Graziano Delrio, justificando el cambio de opinión de la formación. “Nuestro ‘no’ se ha convertido en un ‘si’ porque se han tenido en cuenta nuestras observaciones”.
Los socialdemócratas no han sido los únicos en advertir de los riesgos de una reforma aparentemente contra la ‘casta’ dirigida a ahorrar un buen pellizco en las cuentas públicas. Algunos juristas han señalado que la reducción de escaños disminuirá la representación de los electores y el tamaño de los grupos políticos, haciéndolos más controlables por sus respectivos líderes y condenando a su vez a las regiones más pequeñas a estar infrarrepresentadas en el
Parlamento. Para evitar estos riesgos, una vez aprobado el ‘tijeretazo’, el Gobierno comenzará los trámites para aprobar una nueva ley electoral que reorganice el reparto de escaños y regrese, probablemente, a un sistema proporcional. Una nueva prueba de fuego para el Ejecutivo de Giuseppe Conte.
Oficialmente, la nueva composición del Parlamento no entrará en vigor hasta la próxima legislatura o antes, si las cámaras fueran disueltas anticipadamente. En cualquier caso, al tratarse de una reforma constitucional, durante los próximos tres meses tras su publicación en la Gaceta Oficial, podría convocarse un referéndum confirmativo si así lo solicita una quinta parte del Parlamento, 500.000 electores o cinco regiones, dejando en este caso la última palabra a los italianos.
Fuente: El Mundo