Reportes oficiales de Estados Unidos y de organismos internacionales advierten con preocupación que los principales cárteles mexicanos, sobre todo el que lidera El Chapo Guzmán, están explotando una nueva veta de mercado entre los adictos de aquel país: la introducción de heroína más barata que la asiática y la colombiana, aunque menos pura… pero, eso sí, más potente y destructiva. De hecho, las cifras de Washington y de organismos como la ONU son coincidentes en el sentido de que la heroína mexicana está inundando el territorio estadunidense.
Por Jorge Carrasco Araizaga/ Proceso
La muerte del actor estadunidense Philip Seymour Hoffman, ocurrida el domingo 2 en Nueva York por una aparente sobredosis de heroína, confirmó el rebrote del consumo de ese opiáceo en Estados Unidos, que es surtido de manera creciente desde México, sobre todo por el Cártel de Sinaloa, encabezado por Joaquín El Chapo Guzmán.
Aun cuando esa droga no alcanza todavía los altos niveles de pureza que la producida por los narcos colombianos o de Asia, los mexicanos han ido ganando espacios en el mercado de la heroína en Estados Unidos, donde compiten con precios más accesibles y un producto más potente, coinciden reportes internacionales y estadunidenses. El gobierno de Barack Obama los identifica como los principales proveedores de los heroinómanos de su país.
Las cifras oficiales de México demuestran también que más allá de la mariguana y la cocaína, los narcotraficantes de México han sido muy activos en la producción y traslado de heroína a Estados Unidos. No obstante las diversas políticas de combate al narcotráfico, el cultivo de amapola y la producción de heroína han sido más que estables, por lo menos desde hace 20 años. Durante ese periodo, la delincuencia organizada ha sofisticado sus técnicas y elevado la calidad de su adictivo producto.
Las áreas de cultivo de amapola en el país se ubican en los estados del Pacífico, desde Oaxaca hasta Sinaloa y parte de la sierra de Chihuahua, y de acuerdo con los reportes de plantíos erradicados desde el sexenio de Ernesto Zedillo, las organizaciones delictivas tienen en esa droga una de sus importantes fuentes de ingreso.
Según el primer informe de gobierno de Enrique Peña Nieto, en la administración zedillista se destruyeron 96 mil 705.8 hectáreas de amapola; en la de Vicente Fox la erradicación abarcó 112 mil 733.1 hectáreas, y en la de Felipe Calderón la cifra bajó a 87 mil 70.5 hectáreas, pese a su guerra contra el narcotráfico, que dejó oficialmente más de 60 mil muertos.
La constante en las dos décadas pasadas ha sido el incremento en la producción de heroína, un derivado de la amapola. Zedillo aseguró una tonelada 363.3 kilos de la droga; Fox, una tonelada 956.4; y Calderón, dos toneladas 216 kilos.
La misma tendencia de cultivo y producción se mantuvo en el primer año del gobierno de Peña Nieto. El mismo informe dice que tan sólo en los primeros seis meses se erradicaron 3 mil 96 hectáreas y se aseguraron 237.7 kilos de heroína, cifra que supera al promedio anual durante el régimen de Zedillo.
(Fragmento del reportaje principal que se publica en Proceso 1945, ya en circulación)