La medicina tradicional, incluida la práctica de la partería, estarán contenidas en el plan para el fortalecimiento y federalización de la salud del gobierno federal.
Así se informó esta mañana en la conferencia presidencial en Palacio Nacional, donde el director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, detalló que el modelo tiene como base integrar dos componentes: La atención medica con la acción comunitaria y la participación organizada, activa y corresponsable de comunidades, individuos y familias.
“La idea es que en el proceso de federalización de los sistemas estatales de salud, la participación de partería y medicina tradicional donde existe se mantenga y se fortalezca y donde se abandonó se reincopore a los sistemas de salud”.
Para ello se trabaja en la elaboración de un marco normativo y criterios científicos a fin de proteger ese conocimiento ancestral y evitar su privatización, pues en algunos casos se ha patentado parte de estos saberes comunes.
De acuerdo con el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, el marco jurídico en México “es claramente insuficiente para proteger y promover a la partería tradicional”.
Robledo destacó que las parteras están integradas desde hace 43 años en el proceso de atención al sistema del IMSS, conocido en su momento como IMSS-Coplamar, que hoy se incorpora al proecto IMSS-Bienestar, con lo que se brinda ya atención en lenguas originarias con el apoyo de 754 médicos tradicionales, 6 mil 664 parteras rurales voluntarias y 15 mil 775 voluntarios rurales de la salud.
A su vez, López-Gatell señaló que en las últimas tres o cuatro décadas ha disminuido el espacio para la práctica de la partería, posponiendo sus capacidades debido a que no se les incorpora suficientemente al sistema nacional de salud y se ha privilegiado en el actual marco jurídico una visión muy técnica, “a veces tecnocrática”, a esta práctica, que en muchos casos se ha vuelto mercantil.
La intención, dijo es emprender “acciones concretas para preservar este legado cultural, ponerlo en práctica con la atención a salud, con un sentido de protección de lo público, no comercial, avanzar en este desarrollo, cuidando que no se intente comercializar este conocimiento ancestral”.
El proyecto para crear este nuevo marco normativo, dijo el subsecretario, que aún es un borrador, pretende contar con una norma específica de partería, lo que no se contrapone a ningún otro marco jurídico o reglamentario de atención a la salud.
“Es fundamental que haya una norma específica de partería que la reconozca, y reconozca las capacidades profesionales de las mujeres que la practican, tanto la tradicional como la técnica, aquellas que están en espacios específicos dentro de sus comunidades, dotarlas de las condiciones necesarias para que la práctica del parto sea segura para todos los involucrados, y que además haya protección y certeza jurídica de este oficio ancestral tan benéfico y tan enriquecedor de las redes integradas de servicios”, planteó el funcionario.
Por su parte, la directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), María Elena Álvarez-Buylla, apuntó que “para darle vida a esta normativa y a esta ciencia y saberes tradicionales, en el Conacyt nos hemos dado a tarea de documentar la riqueza que nos da sustento y es fundamento de la grandeza de México”.
Se trata, dijo, de riqueza biológica y cultural que hace de México el segundo país bioculturalmente más rico del mundo, y la mayor parte de esa riqueza se encuentra en territorios indígenas.
La funcionaria agregó que uno de los centros Conacyt, el Ciesas, coordina un trabajo con 180 parteras en 14 pueblos originarios, en el que se ha identificado que tan sólo en el caso de Chiapas, hasta 47 por ciento de partos son atendidos por este tipo de expertas tradicionales.
La medicina tradicional, el uso de plantas y otros componentes usados por estos pueblos para la salud y la partería son bienes que se deben proteger y evitar privatizarlos, aseguró Álvarez-Buylla.
“Esta riqueza biocultural, fundamentos de la grandeza de México, son conocimientos milenarios que no se deben patentar, patrimonializar o privatizar a favor de ningún interés particular, no pueden ser de una sola persona ni de una sola comunidad, los saberes son colectivos, son vida y la vida no se privatiza, son del pueblo de México. Estos son los principios del trabajo que estamos llevando a cabo de Conacyt de ciencia a favor de los conocimientos tradicionales”.
Fuente: La Jornada