Los gobernadores de Nueva Jersey y Nueva York dijeron el viernes que han ordenado una cuarentena obligatoria de 21 días para todos los médicos y otros viajeros que hayan tenido contacto con enfermos de ébola en países del occidente de África.
La medida se tomó después que un doctor de la ciudad Nueva York que regresó de Guinea hace una semana, después de atender a enfermos de ébola, dio positivo a pruebas de detección del virus.
Muchos neoyorquinos y otras personas se consternaron al saber que durante la semana previa a su hospitalización, el doctor Craig Spencer se subió al metro, tomó un taxi, jugó boliche, visitó una cafetería y comió en un restaurante.
El gobernador de Nueva Jersey Chris Christie y el de Nueva York Andrew Cuomo dijeron que este caso los obligó a concluir que ambos estados necesitan seguir directrices más rigurosas que las de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, que recomiendan mantener vigilancia de las personas expuestas al virus pero no requieren cuarentenas, en las cuales las personas se mantienen separadas de las demás, sea en su casa o en otro sitio.
“Es una situación demasiado grave para dejarla a un sistema de honor”, dijo Cuomo.
El doctor Howard Zucker, comisionado de salud interino del estado de Nueva York, dijo que cualquier trabajador de salud que haya atendido a pacientes de ébola en Sierra Leona, Guinea y Liberia será puesto en cuarentena “automáticamente”.
Cuomo dijo que cualquier persona que llegue de esos tres países azotados por el virus será interrogada en el aeropuerto sobre su contacto con enfermos de ébola.
Los dos gobernadores dijeron que es improbable que el número de viajeros que serán sujetos a cuarentena sea grande. Los aeropuertos internacionales Kennedy y Newark Liberty operan en esos estados.
El hecho de que Spencer contrajera el ébola hizo que legisladores, científicos y residentes de Nueva York se preguntarán por qué deambulaba libremente por la ciudad después de volver de África occidental, y por qué no se tomaban medidas más estrictas para poner en cuarentena a los trabajadores de sanidad.
Las autoridades de salud dijeron que siguieron los protocolos estadounidenses e internacionales al revisar su temperatura todos los días y vigilar si presentaba síntomas, y que no se puso a nadie en riesgo. Pero otros dicen que Spencer debió ser puesto en cuarentena -voluntaria u obligatoria- durante los 21 días que corresponden al periodo de incubación del ébola.
Una cuarentena automática de tres semana tienen sentido para cualquiera que haya tenido “una clara exposición” al ébola, dijo el doctor Richard Wenzel, de la Universidad Virginia Commonwealth, quien otrora fue director de la Sociedad Internacional para las Enfermedades Infecciosas.
Médicos sin Fronteras, el grupo con el cual estaba trabajando Spencer, dijo en un comunicado que eso sería ir demasiado lejos. Las personas con ébola no son focos infecciosos sino hasta que empiezan a presentar síntomas, e incluso entonces se requiere contacto cercano con fluidos corporales.
“Mientras un miembro del personal no experimente ningún síntoma, puede proseguir su vida normal”, agregó la organización humanitaria.
Organizaciones de asistencia advirtieron además que muchos trabajadores sanitarios voluntarios no irían a zonas con crisis de ébola si supieran que serían confinados a sus casas durante tres semanas al regresar.
En las calles de Nueva York, Michael Anderson criticó al gobierno federal y a Spencer.
“Él es estúpido, un completo idiota por trasladarse en público”, dijo el residente de Manhattan en la Estación Gran Central. “Es su responsabilidad al regresar de África no poner a la gente en riesgo”, agregó.
Spencer, médico de sala de emergencias de 33 años, regresó de Guinea el 17 de octubre y buscó tratamiento el jueves después de presentar diarrea y fiebre. Fue reportado en condición estable en una unidad de aislamiento en el Centro Hospitalario Bellevue, y se envió un equipo descontaminación a su casa en Harlem. Su prometida, quien no está presentando síntomas, está en observación en un pabellón de cuarentena en Bellevue.
Fuente: AP