El 3 de mayo se conmemora el día de la Libertad de Expresión según ha sido instituido por la Organización de las Naciones Unidas, por lo que un influyente grupo de periodistas, intelectuales y académicos mexicanos propuso festejar el Día del Periodista, en contraste con la celebración oficialista del Día de la Libertad de Prensa. De improviso y por razones desconocidas, el presidente Enrique Peña Nieto escogió el 4 de enero para felicitar a los periodistas mexicanos por su día.
Las referencias son escasas y la mayoría de las menciones sobre esta fecha son reproducciones textuales de la definición deWikipedia. Sin embargo, el presidente Enrique Peña Nieto no perdió oportunidad y felicitó a los periodistas en su día.
“Hoy celebramos en México el día del periodista. Felicidades a quienes ejercen esta valiosa labor con objetividad y profesionalismo”, escribió el mandatario en su cuenta de Twitter.
De acuerdo con Wikipedia, no existen referencias precisas para establecer que el día 4 de enero sea considerado Día del Periodista, sin embargo, la explicación fue retomada hoy por diferentes medios de manera textual, aunque sin citar la fuente, para contextualizar la felicitación presidencial:
“Aunque es difícil encontrar información oficial sobre esta celebración en México, algunas fuentes están de acuerdo en señalar que obedece a Manuel Caballero, fallecido el 4 de enero de 1826 en la Ciudad de México. Caballero es considerado el iniciador del reporterismo en el país”, dice la autodefinida “enciclopedia libre que todos pueden editar”.
De acuerdo con el libro Prensa vendida, publicado por el director de Proceso, Rafael Rodríguez Castañeda, fue en 1951, durante el sexenio de Miguel Alemán Valdés, que se instituyó el 7 de junio como el Día de la Libertad de Expresión. La fecha se conmemoró cada año con un banquete al que asistía el mandatario en turno, los directivos de los principales medios de comunicación y periodistas invitados.
En el mencionado libro se describe la atmósfera de corrupción y complicidad que prevalecía hasta en los discursos que se pronunciaron cada 7 de junio durante cuatro décadas.
El ritual era replicado en cada entidad de la República, donde los gobernadores departían con los periodistas locales.
El marco de salutación y convivencia entre el poder político y la prensa sirvió también para justificar los resabios autoritarios. Por ejemplo, en 1982, durante la celebración presidencial, en un contexto marcado por el retiro de la publicidad oficial a Proceso, ordenado por José López Portillo, éste profirió su desafortunado exabrupto: “No pago para que me peguen”:
“El presidente no evadirá su responsabilidad en la medida tomada y cuestionará públicamente: ¿Una empresa mercantil, organizada como negocio profesional, tiene el derecho a que el Estado le dé publicidad para que sistemáticamente se le oponga? Esta, señores, es una relación perversa, una relación morbosa, una relación sadomasoquista que se aproxima a muchas perversidades que no menciono aquí por respeto a la audiencia. Te pago para que me pegues. ¡Pues no faltaba más!
“Frente a las empresas mercantiles que viven de la publicidad y que de ella obtienen anuncios no altruistas, como los partidos políticos, ante cuya responsabilidad rindo respeto, sino que quieren hacer negocio con la publicidad del Estado, hablando sistemáticamente mal del Estado para frustrar los propósitos que el Estado tiene al hacer publicidad, ahí estamos en una relación perversa que debemos vigilar. ¿Debe el Estado, que tantas actividades subsidia, subsidiar también la oposición sistemática fuera de los partidos políticos, gratificando vanidades profesionales que persiguen el lucro?”.
Hasta el 2001, cada 7 de junio se celebró el Día de la Libertad de Prensa y se entregó el Premio Nacional de Periodismo de manos del mandatario al agraciado comunicador. La ceremonia fue identificada como uno más de los rituales del régimen autoritario que debían desaparecer con la transición.
Por entonces, el Grupo Oaxaca, una formación de periodistas, intelectuales y académicos, repudió el singular besamanos.
El periodista Jenaro Villamil, quien formó parte del mencionado grupo, recuerda que se planteó una iniciativa para que el premio fuera ciudadanizado lo cual ocurrió. La fecha se homologó con el 3 de mayo, instituida por Naciones Unidas (ONU) para celebrar la Libertad de Expresión.
Sin embargo, la lógica del poder siguió igual respecto de la prensa crítica: el gobierno panista de Vicente Fox ordenó –como en su tiempo López Portillo– retirar la publicidad a Proceso y, en el de Felipe Calderón, ocurrió lo mismo.
Durante cuatro décadas la felicitación presidencial a los periodistas ocurrió cada 7 de junio; durante una década el 3 de mayo; hoy Peña Nieto toma el 4 de enero para su felicitación.
Y aunque la fecha varió, la continuidad en la política de comunicación es la misma.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió una recomendación por la medida calderonista ya mencionada, en tanto, diversos organismos internacionales han abordado el caso observando la ausencia de regulación en el gasto publicitario gubernamental.
Durante las semanas que Peña Nieto lleva en el poder, el bloqueo publicitario sigue, así como la política de comunicación excluyente, entre lo que destaca el limitado acceso a los reporteros de Proceso a diferentes actividades e informaciones a las que se convoca a periodistas de otros medios de comunicación.
Fuente: Proceso