El sacerdote Alejandro Solalinde hizo un llamado al nuncio apostólico Cristopher Pierre y a los obispos mexicanos para que faciliten un encuentro entre el Papa francisco y las familias de los desaparecidos de todo el país, porque si no lo hicieran, el mismo Jesús les va a reclamar: “Dejad que las familias de los desaparecidos se acerquen a mí”.
Entrevistado en el albergue Hermanos en el Camino, el director del refugio para migrantes dijo también que “sería impensable” que el Papa viniera a México y no tocara la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y de todo el país.
“Un tema que por supuesto no va a dejar, estoy seguro que no, será Ayotzinapa.
Sería imposible imaginar una visita del Papa sin un encuentro con las familias de Ayotzinapa, y estoy calculando que muy posiblemente también con el grupo GIEI”, dijo en referencia al grupo de expertos independientes de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) que investiga el caso.
Mencionó que en 2013, antes de la desaparición de los 43, había prometido a varias familias con hijos desaparecidos a quienes se encontró protestando afuera de la PGR que entregaría al Vaticano una misiva que escribieron al Papa para hablarle de sus casos, pero que ni el nuncio apostólico en México ni un cardenal del Vaticano quisieron recibirla. “Prácticamente me regresé con mi carta”, dijo.
“Esta es la oportunidad de que el Papa escuche a los familiares de las personas desaparecidas. Hago un llamado tanto al señor nuncio Cristopher Pierre como a los señores obispos para que faciliten ese diálogo. Si no lo hicieran, recibirían el reclamo de Jesús, que les diría: ‘Dejen a las familias de desaparecidos que se acerquen a mí’”, agregó.
Solalinde confió en que el Papa francisco dedicará tiempo de su agenda a escuchar a migrantes en tránsito –“es un tema central para él”–, y mencionó que el sumo pontífice “está bien informado” de los más de 10 mil migrantes desaparecidos en el país, donde además son víctimas de trata, secuestro, violaciones, asesinatos, así como de la nula voluntad política del gobierno para generar una base de datos forense que ayudaría a ubicar a quienes se les perdió el paradero.
Mencionó que el cardenal Norberto Rivera Carrera, arzobispo de la arquidiócesis de México, no tendrá buenas cuentas que mostrar en ese tema.
“Siendo la diócesis más grande del mundo, no tiene comedores ni albergues. Desgraciadamente, no. Ahora que venga el Papa a ver a la Virgen de Guadalupe, porque no lo viene a ver a él (a Rivera), viene a ver a la virgen, (el cardenal) qué le va a decir: ‘¿Sabe, nuestra arquidiócesis es tan grande, son tantas parroquias y miles de sacerdotes y no tenemos nada para los migrantes más que una oficina’. Pero en una oficina no comen, no duermen ni se atienden”, criticó el sacerdote famoso por su defensa de los derechos de los migrantes.
Mencionó que obispos de otras diócesis, en cambio, en fechas recientes han abierto albergues, como el de Huajapan de León, en Oaxaca, y el de Celaya, Guanajuato, y han pedido a sus sacerdotes que velen por los migrantes.
Entrevistado durante la visita de la caravana de madres migrantes a su albergue, el sacerdote dijo que Francisco tratará de armar su agenda de manera independiente, defendiéndose de los condicionamientos eclesiásticos y de “Los Pinos”.
“No cruza el Atlántico para celebrar misas. Por supuesto que vamos a tener misas, pero viene más que nada para checar el estado de misión en que se encuentran México y los países de la región. No va a preguntar a los obispos si están cómodos, si comen bien, si se sienten seguros, les va a preguntar cómo están haciendo esa evangelización, cómo están formando a la gente, cómo están defendiendo la justicia, cómo están elevando esa voz profética por tanta personas desaparecidas, violadas, secuestradas, por tantos feminicidios y por Ayotzinapa”, advirtió.
Posteriormente comentó que el creciente número de asesinatos y desapariciones de sacerdotes han conmovido mucho a los obispos y al clero, en general, porque todos saben que “ya no son los intocables”. Esta situación ha hecho que muchos sacerdotes estén “despertando, rompiendo el miedo, haciendo más”.
Fuente: Proceso